miércoles, 12 de junio de 2024

Templetes 3

Interior del humilladero de la Santa Cruz en el camino de Guadalupe, foto: Antonio Erena, 12.06.24

   Como atleta fatigado
tras las Villuercas se ha hundido
el sol. Se ven aureolas
nimbando los altos riscos.
   Las aves cruzan los aires
buscando el calor del nido;
en lagunas y praderas
croan ranas, cantan grillos.
   Huele a resinas de jara,
 a romero, a flor de espino,
arrayanes y poleos,
a mejorana y tomillo.
   Sombreado por castaños,
nogales, fresnos, alisos,
como flauta de cristal
suena la canción del río.
   Tras de la brega diaria,
vuelve al pueblo el campesino,
y viendo su hogar que humea,
aliviado da un suspiro,
pues sabe que allí le aguardan
amor y fuego encendidos.
   Las graves notas del Ángelus
por la campiña ha esparcido
la campana. Resplandece
el lucero vespertino…
 
   ¡Montes de  mi serranía!
Campos de paz, yo os bendigo.
Mis pasiones sosegáis,
sois sedante de mi espíritu.
   Cuando cruzo vuestras sendas
y lleno de amor os miro
parece que llevo dentro
del pecho un niño dormido.
                       
                        Guadalupe,  Junio, 1942
 
Ángel Marina, «Campos de paz», en Poesías selectas de Ángel Marina López, ed. Fray Enrique Escribano, O. F. M., Servicios Culturales, Diputación Provincial de Cáceres, 1951, págs. 19 y 20.

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