José Jiménez Aranda, Don Quijote y Sancho vuelven al pueblo, colección privada |
Yo, que siempre
trabajo y me desvelo
por parecer que tengo de poeta
la gracia que no quiso darme el cielo,
por parecer que tengo de poeta
la gracia que no quiso darme el cielo,
quisiera despachar a
la estafeta
mi alma, o por los aires, y ponella
sobre las cumbres del nombrado Oeta.
mi alma, o por los aires, y ponella
sobre las cumbres del nombrado Oeta.
Pues descubriendo
desde allí la bella
corriente de Aganipe, en un saltico
pudiera el labio remojar en ella,
corriente de Aganipe, en un saltico
pudiera el labio remojar en ella,
y quedar del licor
süave y rico
el pancho lleno, y ser de allí adelante
poeta ilustre, o al menos magnifico.
el pancho lleno, y ser de allí adelante
poeta ilustre, o al menos magnifico.
Mas mil
inconvenientes al instante
se me ofrecieron, y quedó el deseo
en cierne, desvalido e ignorante.
se me ofrecieron, y quedó el deseo
en cierne, desvalido e ignorante.
Porque la piedra que
en mis hombros veo,
quela Fortuna
me cargó pesada,
mis mal logradas esperanzas leo.
que
mis mal logradas esperanzas leo.
Las muchas leguas de
la gran jornada
se me representaron, que pudieran
torcer la voluntad aficionada,
se me representaron, que pudieran
torcer la voluntad aficionada,
si en aquel mesmo
istante no acudieran
los humos de la fama a socorrerme,
y corto y fácil el camino hicieran.
los humos de la fama a socorrerme,
y corto y fácil el camino hicieran.
Dije entre mí: «si yo
viniese a verme
en la difícil cumbre deste monte,
y una guirnalda de laurel ponerme,
en la difícil cumbre deste monte,
y una guirnalda de laurel ponerme,
no envidiaría el bien
decir de Aponte,
ni del muerto Galarza la agudeza,
en manos blando, en lengua Rodomonte».
ni del muerto Galarza la agudeza,
en manos blando, en lengua Rodomonte».
Mas, como de un error
otro se empieza,
creyendo a mi deseo, di al camino
los pies, porque di al viento la cabeza.
creyendo a mi deseo, di al camino
los pies, porque di al viento la cabeza.
En fin, sobre las
ancas del Destino,
llevando a la elección puesta en la silla,
hacer el gran vïaje determino.
llevando a la elección puesta en la silla,
hacer el gran vïaje determino.
Si esta cabalgadura
maravilla,
sepa el que no lo sabe que se usa
por todo el mundo, no sólo en Castilla.
sepa el que no lo sabe que se usa
por todo el mundo, no sólo en Castilla.
Ninguno tiene o puede
dar excusa
de no oprimir desta gran bestia el lomo,
ni mortal caminante lo rehúsa.
de no oprimir desta gran bestia el lomo,
ni mortal caminante lo rehúsa.
Suele tal vez ser tan
ligera como
va por el aire el águila o saeta,
y tal vez anda con los pies de plomo.
va por el aire el águila o saeta,
y tal vez anda con los pies de plomo.
Pero, para la carga
de un poeta,
siempre ligera, cualquier bestia puede
llevarla, pues carece de maleta;
siempre ligera, cualquier bestia puede
llevarla, pues carece de maleta;
que es caso ya
infalible que, aunque herede
riquezas un poeta, en poder suyo
no aumentarlas, perderlas le sucede.
riquezas un poeta, en poder suyo
no aumentarlas, perderlas le sucede.
Desta verdad ser la
ocasión arguyo
que tú, ¡oh gran padre Apolo!, les infundes
en sus intentos el intento tuyo.
que tú, ¡oh gran padre Apolo!, les infundes
en sus intentos el intento tuyo.
Y, como no le mezclas
ni confundes
en cosas de agibílibus rateras,
ni en el mar de ganancia vil le hundes,
en cosas de agibílibus rateras,
ni en el mar de ganancia vil le hundes,
ellos, o traten
burlas, o sean veras,
sin aspirar a la ganancia en cosa,
sobre el convexo van de las esferas,
sin aspirar a la ganancia en cosa,
sobre el convexo van de las esferas,
pintando en la
palestra rigurosa
las acciones de Marte, o entre las flores
las de Venus, más blanda y amorosa.
las acciones de Marte, o entre las flores
las de Venus, más blanda y amorosa.
Llorando guerras o
cantando amores,
la vida como en sueño se les pasa,
o como suele el tiempo a jugadores.
la vida como en sueño se les pasa,
o como suele el tiempo a jugadores.
Son hechos los poetas
de una masa
dulce, süave, correosa y tierna,
y amiga del hogar de ajena casa.
dulce, süave, correosa y tierna,
y amiga del hogar de ajena casa.
El poeta más cuerdo
se gobierna
por su antojo baldío y regalado,
de trazas lleno y de ignorancia eterna.
por su antojo baldío y regalado,
de trazas lleno y de ignorancia eterna.
Absorto en sus
quimeras, y admirado
de sus mismas acciones, no procura
llegar a rico como a honroso estado.
de sus mismas acciones, no procura
llegar a rico como a honroso estado.
Vayan, pues, los
leyentes con letura,
cual dice el vulgo mal limado y bronco,
que yo soy un poeta desta hechura:
cual dice el vulgo mal limado y bronco,
que yo soy un poeta desta hechura:
cisne en las canas, y
en la voz un ronco
y negro cuervo, sin que el tiempo pueda
desbastar de mi ingenio el duro tronco;
y negro cuervo, sin que el tiempo pueda
desbastar de mi ingenio el duro tronco;
y que en la cumbre de
la varia rueda
jamás me pude ver sólo un momento,
pues cuando subir quiero, se está queda.
jamás me pude ver sólo un momento,
pues cuando subir quiero, se está queda.
Miguel de Cervantes, Viaje del Parnaso,
Capítulo Primero (fragmento)
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