Manuel González de los Santos el Granadino, El Buen Pastor (detalle de los pies) Oratorio de la Santa Cueva, Cádiz Foto: Antonio Erena (16.11.14) |
Pastor que con tus
silbos amorosos
me despertaste del
profundo sueño;
tú, que hiciste
cayado de ese leño
en que tiendes los
brazos poderosos,
vuelve los ojos a mi
fe piadosos,
pues te confieso por
mi amor y dueño
y la palabra de
seguirte empeño,
tus dulces silbos y
tus pies hermosos.
Oye, pastor, pues por
amores mueres,
no te espante el
rigor de mis pecados,
pues tan amigo de
rendidos eres.
Espera, pues, y
escucha mis cuidados;
pero ¿cómo te digo
que me esperes,
si estás para esperar
los pies clavados?
Lope de Vega
No hay comentarios:
Publicar un comentario