José Elbo, Toros de Veragua (p. m. s. XIX), Real Academia de San Fernando, Madrid |
Sol y pueblo testigos,
contra cien enemigos
en el coso a luchar vais condenados
—sin madrina de guerra y entregados—
y no con caballeros lidiadores
que en clásica actitud, su pie avanzando
serenos, la salvaje acometida
en la cruz esperaban de su espada
—en oro dando el pecho y en primores
bordado—, y la liada
púrpura en la siniestra mano asida.
No con el avezado caballista
—en la gineta artista—,
que sobre el lomo de su jaca overa
tu asta burla ligera.
Con un rudo jayán de infantería
bachiller diplomado,
sobre un rocín enteco —el acerado
lanzón interponiendo entre dos vidas
frías—, a la suicidas
villanas manos de palafreneros
encomienda un azar de caballeros.
¿Quién de vosotros, ¡zafios lidiadores!,
de púberes bicornios —engordados
en las mesas de Capua—, y desangrados
por los verdugos —sobre pedestales
de carne enferma—, bordaría primores,
ante inquietos puñales
rociados de ira y de furores?
¿Quién al del prado rey su mano aleve,
osó poner en la rizada frente?
En el aire del campo en donde gira,
y sus puñales mueve,
¿quién el que impunemente
desafió su ira?
Nuevos Sansones entre filisteos,
los viejos toros de la Iberia vieja,
en los nuevos torneos,
su antiguo Dios sin compasión los deja.
Fernando Villalón, «La Toriada» (1928, fragmento), Poesías completas,
ed. Jacques Issorel, Cátedra, 1998
contra cien enemigos
en el coso a luchar vais condenados
—sin madrina de guerra y entregados—
y no con caballeros lidiadores
que en clásica actitud, su pie avanzando
serenos, la salvaje acometida
en la cruz esperaban de su espada
—en oro dando el pecho y en primores
No con el avezado caballista
—en la gineta artista—,
que sobre el lomo de su jaca overa
tu asta burla ligera.
bachiller diplomado,
sobre un rocín enteco —el acerado
frías—, a la suicidas
encomienda un azar de caballeros.
de púberes bicornios —engordados
rociados de ira y de furores?
osó poner en la rizada frente?
En el aire del campo en donde gira,
y sus puñales mueve,
¿quién el que impunemente
desafió su ira?
los viejos toros de la Iberia vieja,
en los nuevos torneos,
su antiguo Dios sin compasión los deja.
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