Anónimo, Diego Hurtado de Mendoza (¿?), 1560-1600, Museo del Prado |
Amable
soledad, muda alegría,
que
ni escarmiento ves, ni ofensas lloras,
segunda
habitación de las auroras;
de
la verdad primera compañía.
Tarde
buscada paz del alma mía,
que
la vana inquietud del mundo ignoras,
donde
no la ambición hurta las horas,
y
entero nace para el hombre el día.
¡Dichosa
tú, que nunca das venganza,
ni
del palacio ves, con propio daño,
la
ofendida verdad de la mudanza,
la
sabrosa mentira del engaño,
la
dulce enfermedad de la esperanza,
la
pesada salud del desengaño!
Diego
Hurtado de Mendoza, Sonetos, I , «La soledad»
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