Atardecer después de desmontar la cruz de mayo, a la izquierda la casa-cofradía de Jesús Nazareno, calle Fuentecilla, Torredonjimeno, foto: Antonio Erena, 8.05.23 |
En el tabaco, en el café, en el vino,
al borde de la noche se levantan
como esas voces que a lo lejos cantan
sin que se sepa qué, por el camino.
Livianamente hermanos del destino,
dióscuros, sombras pálidas, me espantan
las moscas de los hábitos, me aguantan
que siga a flote entre tanto remolino.
Los muertos hablan más pero al oído,
y los vivos son mano tibia y techo,
suma de lo ganado y lo perdido.
Así un día en la barca de la sombra,
de tanta ausencia abrigará mi pecho
esta antigua ternura que los nombra.
Julio Cortázar, «Los amigos»,
de Salvo el crepúsculo, 1984 (ed. Alfaguara, 2009)
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