Vista de Arjona desde el Camino de Granada, límite entre su término municipal y el de Porcuna, foto: Antonio Erena, 08.05.24 |
Las provincias de
Jaén, Córdoba, Granada, Sevilla y Málaga, que suman en conjunto 180 millones de
olivos, han visto truncado su sueño de ver el Paisaje
del Olivar de Andalucía declarado Patrimonio Mundial de la
Unesco tras la retirada
del expediente que iba a ser evaluado en la asamblea de 2025. Y todo por la
oposición mostrada por 8.500 agricultores que han firmado en contra de una
declaración que, según dicen, cuestiona el derecho de propiedad de sus olivos.
“La palabra lo dice: si es de la humanidad, deja de ser nuestro”, ha remarcado
Antonio Casado, otro oleicultor crítico.
La candidatura “Paisajes
del Olivar en Andalucía. Historia milenaria de un mar de olivos” ponía el foco en un bosque humanizado que
configura un paisaje único que proporciona vida y cultura y que, de alguna
manera, marca la personalidad de este territorio desde tiempos remotos, de tal
manera que la historia de Andalucía se encuentra inexorablemente ligada a este
árbol, emblema también de la cultura mediterránea. En el expediente de 443
páginas se hacía un recorrido por la historia milenaria del olivo, desde su
introducción por los fenicios a la época contemporánea, con el apogeo del
olivar tradicional.
El expediente, que
se acaba de retirar, identificaba 14 zonas de paisaje cultural, con un total de
13.489 hectáreas de las cinco provincias olivareras. Casi la mitad de esa
superficie que se iba a proteger se localiza en la campiña jiennense, entre los
municipios de Porcuna, Lopera y Arjona, que es de donde han surgido las voces
más críticas. “Hay muchas limitaciones para los cultivos y no se establecen
compensaciones, yo como alcalde debo estar al lado de mis vecinos”, asegura
Miguel Moreno, regidor de Porcuna y propietario de 20 hectáreas de olivar.
Moreno, que
sostiene que la tramitación del expediente ha supuesto un “sin vivir” para él y
su familia, asegura, no obstante, que en este contencioso “no hay ganadores ni
vencidos” y cree que la candidatura podría reformularse de nuevo sacando del
expediente los olivos de esta comarca. También cree necesario otorgar ayudas
compensatorias de la Política Agraria Común (PAC) a las fincas que llegasen a tener esa
protección de la Unesco.
Protección y
actividad económica
El expediente
empezó a tramitarse hace década, auspiciado por las fundaciones Juan Ramón
Guillén y Savia e impulsado desde la Diputación de Jaén, que logró sumar a la
causa al resto de diputaciones y universidades de las cinco provincias
implicadas y también a la Junta de Andalucía. “Hay que encontrar un binomio en
el que la actividad económica no se vea dañada por reconocimientos de este
tipo, y si este binomio no está claro, nosotros respetamos la decisión
adoptada”, ha indicado el portavoz del Gobierno andaluz, Ramón
Fernández-Pacheco, tras calificar de “ilusionante” la aspiración de los
olivareros andaluces.
El papel de la
Junta andaluza en esta protección ahora frustrada no es algo baladí. Según se
explica en el documento, las competencias de protección descansan en la Ley de
Patrimonio Histórico Andaluz,
en cuyo marco se halla el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.
“La inscripción de elementos patrimoniales singulares del Paisaje del Olivar,
les otorga la máxima protección y tutela que prevé la ley”, se apunta en el
expediente.
Por su parte,
Bartomeu Deya, miembro de ICOMOS, el Comité de Paisajes Culturales de la
Unesco, ha destacado la “oportunidad para los productos que se generan” en los
territorios declarados como Patrimonio Mundial “dado que refuerzan su imagen y
ayudan a su venta”.
Un ‘escudo
extra’
“Este
reconocimiento como Patrimonio Mundial es un escudo extra, dado que a la
calidad que ya se le supone a productos como el aceite de oliva se añade esta
imagen que en teoría atraerá aún más al mercado”, ha indicado Deya, que fue
también director del Consorcio Serra Tramuntana de Mallorca. Aunque el Paisaje Cultural de la Serra
Tramuntana, que fue inscrito
en 2011, también tiene sus detractores. Asaja ha denunciado que en la última
década se han perdido una de cada cinco explotaciones agrarias en la zona.
No opinan lo mismo
los empresarios del sector turístico, toda vez que el llamado oleoturismo, un
segmento vinculado a los paisajes del olivar y a la cultura del aceite de
oliva, ha experimentado un notable incremento en los últimos años. La
plataforma de alojamientos turísticos Airbnb ha dado a conocer un informe sobre
el impacto del oleoturismo en Andalucía, destacando los ingresos de más de 5,7
millones de euros generados en 2023, con un gasto total de los huéspedes de
31,6 millones de euros y una media de 2.300 euros al año por visitante. Además,
la duración de estos viajes, de algo más de cuatro días, está por encima de la
media de otros destinos turísticos.
Con todo, todavía
hay algunos promotores que se resisten a tirar la toalla definitivamente.
“Nosotros vamos a seguir dando la batalla porque creemos que es una oportunidad
que Andalucía y su paisaje del olivar, único y milenario, no se pueden permitir
el lujo de perder; si hay que empezar de cero con otras fincas incluidas en el
expediente, pues vamos a ello”, ha comentado el veterano activista del medio
rural Paco Casero, presidente de la Fundación Savia por el compromiso y los valores.
Ginés Donaire, «“Si es de la humanidad, deja de ser nuestro”: la revuelta de los propietarios de olivares contra la Unesco», EL PAÍS, 02.05.24
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