Bar Cutxi, calle de Valverde, 9, Madrid Foto: Antonio Erena (6.09.21) |
A cualquier hora, la calle de Valverde
parece de provincia. No que no sea madrileña —lo es como la primera—, pero
entre la bullanguería de la de Fuencarral, la algarabía de la Corredera, el
tráfico de la Gran Vía, da la impresión, a los pocos que por ella transitan, de
un regreso a tiempos pasados; vuelta atrás, como si, todavía, en vez de la
avenida de Pi y Margall y de la de Eduardo Dato que empieza a continuarla, la
Gran Vía fuera aún la calle del Desengaño.
En cien metros se retrocede cien años. Todo callado, serio, gris,
blanco, negro, las sombras más acusadas. Las luces municipales no pasan
todavía, ahora, en 1926, de los faroles de gas, adosados, de trecho en trecho,
a las paredes de las casas quintañonas de las que sobresalen las oscuras vigas de
los aleros cortos. El silencio es grato.
Max Aub, La calle de Valverde (novela)
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