martes, 13 de junio de 2023

Onomástica

Francisco Ribalta, San Antonio de Padua
Museo del Colegio de Corpus Christi, Valencia
Foto: Antonio Erena, 16.11.22
El día del Corpus, el de San Antonio y el de San Juan configuraban el comienzo sacramental y campesino del verano. San Antonio es uno de esos santos populares de la tradición medieval que hacían todo tipo de milagros prácticos. En Lisboa san Antonio se encarga de aproximar a la ciudad los grandes bancos de sardinas, que son el alimento barato y delicioso de los barrios pobres en los que se celebra tan festivamente su procesión, con farolillos y banderolas en las calles estrechas de Alfama y la Mouraria. San Antonio era un santo adecuado para mí porque también era hijo de hortelano. Uno de sus milagros consistió en predicar a los pájaros, a la manera de San Francisco de Asís, para persuadirlos de que no picotearan los frutales ni se comieran las semillas que su padre acababa de sembrar. El verano empezaba con San Antonio y San Juan y la siega de los cereales y terminaba con San Miguel y San Francisco de Asís y la vendimia. Los trabajos y las cosechas eran más variados porque aún no se había impuesto el monocultivo del olivar, que iba a convertir todo aquel oleaje de colinas en un desierto cuadriculado de olivos idénticos. Como el repertorio de nombres propios era muy limitado, el día del santo lo compartía mucha gente. Todos nos llamábamos más o menos igual, en masculino o femenino. Nos llamábamos Francisco, Manuel, Carmen, Pedro, Juan, Asunción, Miguel, Andrés, Antonio, Paula, Teresa. Una vez llegó a mi escuela un niño forastero que se llamaba Hipólito y yo imaginé que sería rico. (…) Como en cada familia se repetían mucho los nombres, el día del santo era una celebración colectiva, aunque casi siempre muy modesta. Un vecino nuestro que había acumulado muchos olivares y se llamaba Bartolomé celebraba el día de su santo contratando camareros que servían mesas largas cubiertas con manteles y hasta una orquestina de baile. Por esa razón yo sé que el día de San Bartolomé es el 24 de agosto.

Antonio Muñoz Molina, Volver a dónde, Seix Barral, Colección Booket, 2023, pp. 52-54.

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