Felicidad Blanc (Madrid, 03.02.1913 - San Sebastián, 30.10.1990) en la finca familiar de Castrillo de las Piedras, León, fuente: El Mundo, 19.09.24 |
Felicidad Blanc en el parque del Retiro, Madrid, foto: José Sánchez Martínez, 31.12.1976, Archivo ABC |
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Mi siglo fue el XIX, todavía en mi niñez se percibía
su resplandor, quizás en el sonido de los cascos de los caballos o en la música
triste de aquel ciego que tocaba el violín en la esquina de la calle. Por eso
en mi vida todo fue un continuo volver hacia atrás, un temor de crecer, te
alejarse de aquello. «Ahora voy a estudiar, pero luego soñaré un rato»: esta
facilidad para el ensueño me acompañaría siempre. Me salvaría a veces.
En los años de la guerra me refugié en la literatura,
convertí en héroes a los que habían escrito aquellos libros y los busqué
después como el último refugio. De muy cerca viví lo que ellos eran y, salvo
raras excepciones, sólo encontré desilusión.
Pero el siglo XX con su mecánica, la pasión por el
dinero, la muerte de tantos ideales, me hizo comprender que nada de lo que yo
era o de lo que soy tenía ya valor.
Ahora que las conversaciones se apagan y que la
rapidez en aumento nos arrasa a todos, recuerdo mis ensueños de adolescente, las
horas brillantes en que todo parecía tan fácil de alcanzar.
Felicidad Blanc, Espejo
de sombras, Librería Editorial Argos, 1977, p. 245.
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