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Friedrich von Keller, Un músico callejero, colección particular |
No es fácil saber cómo ha de
portarse un hombre para hacerse un mediano lugar en el mundo. Si uno aparenta
talento o instrucción, se adquiere el odio de las gentes, porque le tienen por
soberbio, osado y capaz de cosas grandes. Si, al contrario, uno es humilde y comedido,
le desprecian por inútil y necio. Si ven que uno es algo cauto, prudente y
detenido, le tienen por vengativo y traidor. Si es uno sincero, humano y fácil
de reconciliarse con el que le ha agraviado, le llaman cobarde y pusilánime; si
procura elevarse, ambicioso; si se contenta con la medianía, desidioso; si
sigue la corriente del mundo, adquiere nota de adulador; si se opone a los
delirios de los hombres, sienta plaza de extravagante. Estas consideraciones,
pesadas con madurez y confirmadas con tantos ejemplos como abundan, le dan al
hombre gana de retirarse a lo más desierto de nuestra África, huir de sus
semejantes y escoger la morada de los desiertos u montes entre fieras y brutos.
José Cadalso, Cartas Marruecas, Carta LXXXI, Del mismo al
mismo (De Nuño a Gazel)
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