martes, 4 de febrero de 2025

Calles 15

Callejas de los Lucios
Callejón del Ciego
Costanilla de Asenjos
Portales de Chapero
Calle de Camilo José Cela
Calles de Brihuega, fotos: Antonio Erena, 02.02.25
   La carretera describe una gran curva, y después de pasar el cruce, el viajero se encuentra de golpe ante Brihuega, que está en un hoyo. Del cruce salen dos carreteras, además de la que camina el viajero; la de la izquierda, que va a Utande, y la de la derecha, que va a Algora, otra vez en la carretera general.
   Para bajar a Brihuega hay un atajo por el que se corta bastante. El viajero tira por el atajo, lleno de piedras, que parece el cauce seco de una torrentera. A algo más de la mitad del camino se encuentra con un pastorcito que está sentado sobre una piedra, al lado de un muro partido en pedazos, de un muro que no acota nada.
   —Niño, ¿cómo se llama esta bajada?
   El niño no contesta.
   —Oye, que te estoy hablando. Digo que cómo se llama esta bajada.
   El niño está azarado y no sabe lo que hacer. Mira para los pies del viajero, se pone colorado hasta las orejas y se pasa una mano por la rodilla. Después. con un hilo de voz, se decide a contestar:
   —No tiene nombre.
   El viajero da unas perras al niño. El niño, al principio, no quería cogerlas.
   Desde el atajo, Brihuega tiene muy buen aire, con sus murallas y la vieja fábrica de paños, grande y redonda como una plaza de toros. Por detrás del pueblo corre el Tajuña, con sus orillas frondosas y su vega verde.
   Brihuega tiene un color gris azulado, como de humo de cigarro puro. Parece una ciudad antigua, con mucha piedra, con casas bien construidas y árboles corpulentos. La decoración ha cambiado de repente, parece como si se hubiera descorrido un telón.
Camilo José Cela, Viaje a la Alcarria, III, Del Henares al Tajuña (fragmento).

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