Muere Jesús del Gólgota en la cumbre
con amor perdonando al que le hería;
siente deshecho el corazón María
del dolor en la inmensa pesadumbre.
Se aleja con pavor la muchedumbre
cumplida ya la santa profecía;
tiembla la tierra, el luminar del día,
cegando a tal horror, pierde su lumbre.
Se abren las tumbas, se desgarra el velo,
y a impulsos del amor, grande y fecundo,
parece está la Cruz, signo de duelo,
cerrando augusta con el pie el profundo,
con la excelsa cabeza abriendo el cielo
y con los brazos abarcando el mundo.
Antonio Almendros Aguilar, A la Cruz
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