Muere Jesús del Gólgota en la cumbre
con amor perdonando al que le hería,
siente deshecho el corazón María
del dolor en la inmensa pesadumbre.
Se aleja con pavor la muchedumbre
cumplida ya la Santa Profecía,
tiembla la tierra, el luminar del día
cegando a tal horror, pierde su lumbre.
Se abren las tumbas, se desgarra el velo,
y a impulsos del amor grande y fecundo
parece estar la cruz, signo de duelo,
cerrando augusta con el pie el profundo,
con la excelsa cabeza abriendo el cielo
y con los brazos abarcando el mundo.
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