Tubinga, la torre de Hölderlin a orillas del Neckar con la casa de baños Eberhardt; a su derecha, el edificio Patronentasche (La Cartuchera), más tarde demolido, c. 1910, fuente: Wikipedia |
La torre de Hölderlin en Tubinga, página web
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¡Concededme un verano, sólo uno, oh poderosas!
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¡Concededme un verano, sólo uno, oh poderosas!
Y un otoño en que pueda mi canto madurar;
sólo de esa manera, saciado con tan dulces
juegos, el corazón aceptará su muerte.
Alma que en vida no disfrutó sus derechos
divinos, ni en el Orco logrará descansar;
mas si logro plasmar lo más querido
y sagrado, el poema, ¡bienvenidos seáis,
silencios de las sombras! Porque yo estoy contento
si mi música, al menos, no se pierde;
una vez, por lo menos, habré vivido igual
que los dioses, y más no será necesario.
Friedrich Hölderlin, A las parcas
trad. Federico Bermúdez-Cañete
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