Acerolo (Crataegus azarolus), cortijo de Pulido, Torredelcampo Foto: Antonio Erena, 14.10.22 |
ARTÍCULO XV
231. Este árbol
se cría en montañas y entre peñascos y piedras, y lleva el fruto muy encarnado
y amarillo; cuyo grano contiene unos huesecillos tiernos apareados los más [o
de dos en dos]. Necesita que se le alivie [o limpie] cada año (y aun en todo el
árbol se suele hacer esta operación) deshojándole con herramientas de figura de
uña, tersa afilada y cortante, la cual si dejase dentro de las ramas algún orín,
las malograría marchitándolas. No conviene a este árbol en manera alguna
ninguna especie de estiércol. Una de las enfermedades que suelen sobrevenirle es
la de ponérsele todas o parte de sus hojas muy amarillas, marchitas y malparadas,
y asimismo la de desprendérseles el fruto; cuyos vicios se corrigen (si es hortense)
con excavarle alrededor y henchirle la excava de otra tierra de montaña o de
terreno duro con mezcla de guijo o arena. Pero si fuere trasplantado al huerto del
monte o sitio en que se crio, se le pondrá alrededor tierra del mismo paraje,
respecto a que con ella se repara; o si criado en el huerto puesto de semilla y
trasplantado en otro semejante, o de un lugar en otro del mismo, se hubiere
debilitado, su remedio será fortalecerle con rocíos de agua caliente y sangre,
y con traerle tierra del suelo donde se sembró y de donde se trasplantó; lo
cual es necesario repetírselo algunas veces, cavándole alrededor y henchiéndole
la excava y acogombrándole bien el tronco con la tierra en que estuvo primero,
dejando pasar diez días de una operación a otra.
El Libro de Agricultura
de Al Awan, Volumen I, ed. José Ignacio Cubero Salmerón, Junta de
Andalucía, 2003, p. 281.
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