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Atardecer en el Pilar de Moya, al fondo asoma la Venta de Pan y Melón, donde la tradición señala que pararon san Juan de la Cruz y sus compañeros. Foto: Antonio Erena (11.10.22) |
Y un día, viniendo de Córdoba el padre fray
Juan de la Cruz y un hermano que se llamaba Pedro de la Madre de Dios, donado
de nuestra santa religión, que andaba con el padre fray Juan de la Cruz porque
era en aquella ocasión vicario provincial de esta provincia, llegando los tres
a un río que se llama el Salado, que está abajo de la villa de Porcuna, dio a
correr el hermano Pedro una cuesta abajo y, corriendo como iba, se le quebró la
pierna derecha y se cayó allí luego como muerto; y riéndome yo de la caída, antes
que llegásemos los dos, me dijo el padre fray Juan: «No se ría, que se ha hecho mucho mal nuestro hermano»; y llegando a donde estaba, nos apeamos, y tenía la pierna
como una caña cascada y salidos los huesos, aunque no por fuera de la carne; y el padre fray Juan lo curó allí y le subimos en una de las cabalgaduras. Y llegando
a una venta que está cabo Los Villares, parando allí a comer, le dijo el padre
fray Juan de la Cruz: «Aguarde, hermano, lo
apearemos de esa cabalgadura porque no se lastime»; y respondió el hermano Pedro: «Ya vengo bueno, que no me duele nada»; y se apeó sano y bueno, como si no hubiera habido tal; y diciendo
yo: «Éste es milagro», me mandó a mí y al
hermano Pedro que no lo dijéramos a nadie.
Informaciones
sobre la vida y milagros de San Juan de la Cruz para su beatificación, Manuscrito
12738, Biblioteca Nacional, p. 1047 (transcripción: Antonio Erena).
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