Mattia Preti, La adoración de los pastores (1675 - 1680), Walker Art Gallery, Liverpool |
escápate del portal
y vente al corazón mío,
que en él te quiero guardar
para que no tengas frío.
de los cristales del frío,
desde el ruedo de la luna
hasta los juncos del río.
La helada ha puesto
un reflejo
de estrellas en el camino,
y los ángeles relucen
llenos de escarcha el vestido.
de estrellas en el camino,
y los ángeles relucen
llenos de escarcha el vestido.
Tiene el niño,
tiritando,
el cuerpo tan moradito
que en el pesebre parece
un montoncillo de lirios.
Niño mío, niño mío,
escápate del portal
y vente al corazón mío,
que en él te quiero guardar
para que no tengas frío.
Como un lobo blanco,
el viento
entra aullando por los pinos,
y hay un temblor emplumado
en el fondo de los nidos.
el cuerpo tan moradito
que en el pesebre parece
un montoncillo de lirios.
escápate del portal
y vente al corazón mío,
que en él te quiero guardar
para que no tengas frío.
entra aullando por los pinos,
y hay un temblor emplumado
en el fondo de los nidos.
José y María, en el
portal,
tiemblan empalidecidos,
ella como una azucena
y José como un jacinto.
tiemblan empalidecidos,
ella como una azucena
y José como un jacinto.
Cuando lleguen los
pastores
no tendrán que encender chisco
porque serán sus amores
los que calienten al niño.
no tendrán que encender chisco
porque serán sus amores
los que calienten al niño.
Niño mío, niño mío,
escápate del portal
y vente al corazón mío,
que en él te quiero guardar
para que no tengas frío.
escápate del portal
y vente al corazón mío,
que en él te quiero guardar
para que no tengas frío.
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