Lorenzo Coullaut Valera, Monumento al obispo Osio (1926), Córdoba Foto: Antonio Erena, 9.03.23 |
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individuación trató Zósimo el punto de la conversión de Constantino en su Libro
2, Capítulo 685, donde dice que, no hallando Constantino modo entre los
sacerdotes gentiles para purificar sus manchas por las muertes dadas a su hijo
el césar Crispo y a su mujer Fausta, había venido a Roma un egipcio español
(esto es, sabio o mago) quien le informó de que la (p. m. 111) ley y religión
de los cristianos tenía virtud para borrar cuantos delitos se hubiesen
cometido; y, aceptando el emperador la propuesta del egipcio, mudó de religión
haciéndose cristiano: egiptius quidam ex
Hispania Roman veniens, etc. Habla
aquí Zósimo, como pagano, que sintió mal de la conversión de Constantino; pero
la noticia que nos da de que fue español el que le instruyó en nuestros
misterios y dogmas, junto con lo que queda referido de la familiaridad y aprecio
de Constantino a Osio, son manifiesto testimonio de que Osio fue el catequista
y maestro del gran Constantino en los misterios y enseñanza de nuestra santa
fe; y que, si de este principio se siguió su conversión y los singulares bienes
que hizo a la religión cristiana con la paz y acrecentamiento de la Iglesia , todo fue y es debido
a Dios, origen y fontal de todo bien, como lo confesamos; pero es inmortal
gloria de nuestra España y en especial de nuestra Andalucía el que diese a la Iglesia un héroe tan grande,
capaz de desempeñar las divinas disposiciones.
Fr. Juan
Lendínez, Augusta Gemela Ilustrada, cap.
20 (fragmento), transcripción: Antonio Erena
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