Tréboles (Oxalis corniculata L.), foto: Antonio Erena, 15.11.24 |
Así
que habrá que retirarse a la trastienda, apagar la radio, apagar el televisor,
o dejar a las niñas que vean sus dibujos, acogerse al silencio, salir al campo
en la mañana de noviembre, examinar con sosiego de botánico los vuelos de los
últimos abejorros sobre las corolas desbaratadas y carnales de las últimas
dalias, leerles un cuento a las niñas, o asistirlas en su propia lectura
paciente, leer a Montaigne, o a su pariente espiritual Miguel de
Cervantes, mandar dinero a la
Cruz Roja de Valencia; y
también dejar la trastienda y salir a manifestarse por el aire limpio, la
vivienda digna, las ciudades no colonizadas por especuladores ni turistas, la
educación pública crítica y humanista para todos, la sanidad universal a salvo
de los mercaderes, el mundo habitable y justo en el que ojalá vivan esas niñas
cuando sean mujeres adultas y nosotros ya no estemos.
Antonio Muñoz Molina, «Tareas de trastienda» (fragmento), El País, 16.11.24
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