Restos del mausoleo de los Atilios, Sádaba Foto: Antonio Erena (julio, 2009) |
Pues, señor, es cosa
hecha
el alma del buen don
Diego
puede, a mi ver, con
sosiego
reposar muy
satisfecha.
La obra está rematada
con cuanta
suntuosidad
su postrera voluntad
dejó al mundo
encomendada.
Y ya quisieran,
¡pardiez!,
todos los ricos que
mueren
que su voluntad
cumplieren
los vivos, como esta
vez.
Mas ya de marcharme
es hora:
todo corriente lo
dejo,
y de Sevilla me alejo
al despuntar de la
aurora.
¡Ah! Mármoles que mis
manos
pulieron con tanto
afán,
mañana os
contemplarán
los absortos
sevillanos;
y al mirar de este
panteón
las gigantes
proporciones,
tendrán las
generaciones
la nuestra en
veneración.
Mas yendo y viniendo
días,
se hundirán unas tras
otras,
mientra en pie
estaréis vosotras,
póstumas memorias
mías.
¡Oh! frutos de mis
desvelos,
peñas a quien yo
animé
y por quienes
arrostré
la intemperie de los
cielos;
el que forma y ser os
dio,
va ya a perderos de
vista;
¡velad mi gloria de
artista,
pues viviréis más que
yo!
José Zorrilla, Don Juan Tenorio, Parte segunda,
Acto primero, Escena I (monólogo del escultor)
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