Raimundo de Madrazo, La actriz María Guerrero, como ''Doña Inés'', Museo del Prado |
Callad, por Dios,
¡oh, don Juan!,
que no podré resistir
mucho tiempo sin
morir,
tan nunca sentido
afán.
¡Ah! Callad, por
compasión,
que oyéndoos, me
parece
que mi cerebro
enloquece,
y se arde mi corazón.
¡Ah! Me habéis dado a
beber
un filtro infernal
sin duda,
que a rendiros os
ayuda
la virtud de la
mujer.
Tal vez poseéis, don
Juan,
un misterioso
amuleto,
que a vos me atrae en
secreto
como irresistible
imán.
Tal vez Satán puso en
vos
su vista fascinadora,
su palabra seductora,
y el amor que negó a
Dios.
¿Y qué he de hacer,
¡ay de mí!,
sino caer en vuestros
brazos,
si el corazón en
pedazos
me vais robando de
aquí?
No, don Juan, en
poder mío
resistirte no está
ya:
yo voy a ti, como va
sorbido al mar ese
río.
Tu presencia me
enajena,
tus palabras me
alucinan,
y tus ojos me
fascinan,
y tu aliento me
envenena.
¡Don Juan!, ¡don
Juan!, yo lo imploro
de tu hidalga
compasión
o arráncame el
corazón,
o ámame, porque te
adoro.
José Zorrilla, Don Juan Tenorio, Parte primera,
Acto cuarto, Escena III (monólogo de doña Inés)
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