Paseo de entrada en Las Ermitas, sierra de Córdoba, al fondo la iglesia de Ntra. Sra. de Belén Foto: Antonio Erena (2.16) |
Hay en mi alegre
sierra
sobre las lomas,
unas casitas blancas
como palomas.
Le dan dulces
esencias
los limoneros,
los verdes naranjales
y los romeros.
Allí, junto a las
nubes,
la alondra trina;
allí tiende sus
brazos
la cruz divina.
La vista arrebatada
vuela en su anhelo
del llano a las
ermitas,
de ellas al cielo.
Allí olvidan las
almas
sus desengaños;
allí cantan y rezan
los ermitaños.
El agua que allí se
oculta
se precipita,
dicen los cordobeses
que está bendita.
Prestan a aquellos
nidos
los querubes,
guirnaldas las
estrellas,
mantos las nubes.
¡Muy alta está la
cumbre,
la cruz muy alta!
¡Para llegar al cielo
cuán poco falta!
Antonio Fernández Grilo,
Las Ermitas de la Sierra
de Córdoba
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