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martes, 3 de junio de 2025

Venatoria 9

Juan Manuel Varela Simó, Conejo común (Oryctolagus cuniculus, c. 1990-2010), Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid

El primer censo del conejo de monte en la península Ibérica muestra una bajada generalizada del 18% con datos tomados entre 2009 y 2022, pero con importantes fluctuaciones dependiendo de las áreas. En las zonas forestales y en los montes la especie está en caída libre con una disminución del 57,75%, mientras que en las agrícolas esta cifra se reduce al 10%, pero con una tendencia al alza en los últimos años. Los cambios en los usos del suelo, con la desaparición del paisaje tradicional en mosaico, y las enfermedades son los factores que se vinculan al descenso de estas poblaciones. El trabajo, realizado dentro del proyecto europeo Life Iberconejo, incluye un mapa que muestra la densidad de población de estos animales. Una información que es “vital para la toma de decisiones partiendo del estado de la especie, clave en los paisajes mediterráneos", indican los autores del estudio.

Mapa que muestra la abundancia del conejo. Life Iberconejo

El conteo se ha realizado con los datos de capturas cinegéticas, además de con exploraciones de campo en Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Portugal, los territorios participantes en el proyecto.

El mapa muestra esta doble cara del conejo de monte, sus fluctuaciones de un lugar a otro. Su densidad es alta principalmente en cuatro grandes zonas españolas asociadas a medios agrícolas —las mesetas sur y norte, y los valles del Ebro y Guadalquivir—. Allí se concentra el conflicto con la agricultura. “Son áreas en las que hay explosiones de conejos que provocan daños graves porque tienen comida y pocos depredadores, y los cazadores no dan abasto en algunas de ellas”, explica Ramón Pérez de Ayala, director del proyecto Life y miembro de la organización conservacionista WWF.

No ocurre lo mismo en las zonas con predominio del monte mediterráneo, como Sierra Morena, las sierras extremeñas o gran parte de Portugal, donde debería cumplir su papel ecológico como especie presa y donde su caza genera beneficios socioeconómicos. Allí el declive es acusado y evidencia la razón por la que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo ha catalogado en peligro de extinción. El mapa que refleja todos estos datos de abundancia, está elaborado con una resolución de 2 x 2 kilómetros en toda la península Ibérica, “alcanzando un nivel de detalle sin precedentes a escala nacional”, sostienen los autores.

Dieta favorita del lince y el águila imperial

La caída de este animal es muy relevante debido a su importancia ecológica y socioeconómica. Se le considera “un ingeniero de los ecosistemas”, señalan los autores del mapa, por su capacidad para modelar el entorno y ser presa de más de 40 especies de mamíferos y aves en el monte mediterráneo. El lince y el águila imperial dependen por completo de esta especie, y es muy importante para el buitre negro o el águila perdicera. A ellos se unen múltiples depredadores: desde el zorro, hasta serpientes que se comen a los gazapos, pasando por el jabalí que puede acabar con todas las crías de una madriguera en sus primeras semanas de vida.

Para elaborar el mapa de distribución de la especie, investigadores del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC - CSIC, UCLM, JCCM) han desarrollado un modelo matemático que integra diversas fuentes de datos: la situación poblacional a gran escala —las estadísticas cinegéticas de animales cazados—, datos a escala regional y local — conteos de conejos o de indicios de su presencia sobre el terreno, respectivamente —, e información sobre las características del hábitat.

El trabajo ha partido de un acuerdo entre todos los agentes implicados en la gestión de la especie, incluido el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y el Instituto de Conservação da Natureza e das Florestas (ICNF) de Portugal. Esta colaboración, que también incluyó a entidades científicas, conservacionistas, cinegéticas y agrarias, ha permitido estandarizar las metodologías de seguimiento del conejo de monte y coordinar la recogida de datos en el territorio, puntualizan desde el proyecto. Solo de esta forma se pueden obtener “resultados fiables y comparables a escala ibérica”, concretan.

“Los montes españoles pierden el 60% de los conejos”, Esther Sánchez, El País, 02.06.25

martes, 19 de diciembre de 2023

Desolación 20

Carmen Laffón, El Coto desde Sanlúcar I, Punta de Malandar (1979), Museo Reina Sofía
"Doñana pierde el prestigioso distintivo verde de la mayor organización ambiental del mundo por el declive de su biodiversidad y la mala gestión", Lucía Vallellano, Radio Huelva - Cadena Ser, 18.12.23
Carmen Laffón en el Museo Reina Sofía
Madame Tussauds Doñana (anterior entrada del blog)

NINA.- «¡Gentes! ¡Leones! ¡Aguilas y codornices!... ¡Ciervos astados! ¡Gansos! ¡Arañas! ¡Peces silenciosos que poblabais el agua! ¡Estrellas del mar y demás seres que el ojo humano no alcanza a ver!... ¡Vidas todas, vidas todas, en suma..., que girasteis sobre vuestro triste círculo y os apagasteis!... ¡Hace ya mil siglos que la tierra no contiene ni un solo ser vivo, y que esta pobre luna enciende en vano su farol!... ¡En el prado, ya no despiertan con un grito las grullas, ni se oye el chasquido del escarabajo en la arboleda de los tilos!... ¡Frío, frío!... ¡Vacío, vacío, vacío!... ¡Miedo, miedo, miedo!... (Pausa.) ¡Los cuerpos de los seres vivientes desaparecieron en lo vano, y la materia los transformó en piedra, en agua, en nubes..., mientras sus almas se unían hasta formar una sola!... ¡Esta alma total del universo..., soy yo!... ¡Yo!... ¡En mí vive el alma de Alejandro el Grande, de César, de Shakespeare, de Napoleón y de la última sanguijuela!... ¡En mí, la conciencia humana se unió al instinto de los animales y lo recuerda todo, todo, todo..., volviendo a revivir estas vidas!»... (Aparecen unos fuegos fatuos, semejantes a los que se ven en los pantanos.)

ARKADINA.- (En voz baja.) ¡Es algo decadente!

TREPLEV.- (Con acento suplicante y en tono de reproche.) ¡Mamá!

NINA.- ¡Soy una solitaria! ¡Solo una vez, cada cien años, abro la boca para hablar! ¡Mi voz resuena tristemente en el vacío y nadie me oye!... ¡Tampoco vosotras, pobres lucecitas, me oís!... ¡El putrefacto pantano os hace nacer en la madrugada, y vagáis hasta el amanecer sin pensamiento, sin voluntad y sin percibir el pulso de la vida!... ¡El padre de la escoria eterna..., el diablo, temiendo que renazca en vosotras la vida..., os troca a cada instante (como a las piedras y al agua) en átomos, y os mudáis sin cesar!... ¡Solo en toda la eternidad permanece inmutable…, inalterable un espíritu! (Pausa.) ¡Como un prisionero arrojado a un profundo y vacío pozo!... ¡Y yo no sé dónde estoy, ni lo que me espera!... ¡Lo único que no me ha sido revelado es que, en la lucha cruel y encarnizada con el diablo..., he de vencer y que, tras esto, materia y espíritu se fundirán en maravillosa armonía, comenzando el reinado de la libertad para el universo!... ¡Esto, sin embargo, no acaecerá hasta que, poco a poco, al cabo de una hilera de millares de años, la Luna, el claro Sirius y la Tierra se tornen en polvo!... ¡Entre tanto, todo será horror, horror!... (Pausa. Sobre el lago surgen dos puntos rojos.) ¡He aquí que ya se acerca mi poderoso adversario!... ¡Veo sus terribles ojos, color carmesí!»...

ARKADINA.- Huele a azufre. Tiene que oler así?

TREPLEV.- Sí.

ARKADINA.- (Riendo.) ¡Qué efecto más notable!

TREPLEV.- ¡Mamá!

NINA.- ¡Se aburre sin el hombre!...

POLINA ANDREEVNA.- (A DORN.) ¡Ya se ha quitado usted el sombrero! ¡Póngaselo, si no quiere coger frío!

ARKADINA.- El doctor se ha descubierto ante el diablo!... ¡El padre de la escoria eterna!

TREPLEV.- (Con súbito acaloramiento y fuerte voz.) ¡Se acabó el espectáculo! ¡Basta!... ¡Telón!

Chéjov, La gaviota, Acto Primero (fragmento), trad. E. Podgursky.

jueves, 12 de enero de 2023

Chico

Búho chico (Asio otus), acuarela de Antonio Ojea, fuente: Pinterest
La paz, la avispa, el taco, las vertientes,
el muerto, los decílitros, el búho,
los lugares, la tiña, los sarcófagos, el vaso, las morenas,
el desconocimiento, la olla, el monaguillo,
las gotas, el olvido,
la potestad, los primos, los arcángeles, la aguja,
los párrocos, el ébano, el desaire,
la parte, el tipo, el estupor, el alma...

Dúctil, azafranado, externo, nítido,
portátil, viejo, trece, ensangrentado,
fotografiadas, listas, tumefactas,
conexas, largas, encintadas, pérfidas...

Ardiendo, comparando,
viviendo, enfureciéndose,
golpeando, analizando, oyendo, estremeciéndose,
muriendo, sosteniéndose, situándose, llorando...

Después, éstos, aquí,
después, encima,
quizá, mientras, detrás, tanto, tan nunca,
debajo, acaso, lejos,
siempre, aquello, mañana, cuánto,
¡cuánto!...

Lo horrible, lo suntuario, lo lentísimo,
lo augusto, lo infructuoso,
lo aciago, lo crispante, lo mojado, lo fatal.
lo todo, lo purísimo, lo lóbrego,
lo acerbo, lo satánico, lo táctil, lo profundo...

César Vallejo, «La paz, la avispa, el taco, las vertientes», de Poemas humanos

miércoles, 14 de diciembre de 2022

Eolo

Eolo, seguidor de Rubens, p. s. XVII
Museo de Bellas Artes de Asturias (depósito del Museo del Prado)
Martin de Vos, El Aire, s. XVI, Museo del Prado

—Abuela, dime otro cuento.
—¿Y rezar…?
            —Luego, en cenando.
—Anda, empieza;  yo a la lumbre
voy a añadir estos palos
y estas támaras… ¡qué gozo!
Vamos, abuelita.
            —¡Vamos!
Creyeron en una peste
campestres y ciudadanos
que el aire estaba mal…
y no iban descaminados.
Sobre la Pandera, mientras,
sobre el Almodóvar y el Hacho,
se estaba una nube negra
cual si la hubieran clavado.
Se les mete en la cabeza
que de allí les viene el daño,
y se van en procesión
a esos vecinos peñascos
y a Dios le piden que sople,
con la fuerza de su agrado,
viento de salud, que libre
a la ciudad del contagio.
Tanto le dijeron: «Sopla
y sopla y sopla», que al cabo
Dios dijo: «¡Allá va eso!».
Y sopló con brío tanto
que bajaron más de ciento
por las quebradas rodando.
Y hubo «cardenales-papas»
y chichones como tarros.
Huyó la peste, y quedó
para que, de cuando en cuando,
tuerza en las torres las cruces,
eche las tejas abajo,
toque campanas a vuelo,
paraguas vuelva y harapos,
abra las puertas del centro
del hermoso Santuario,
lleve sombreros y gorras
hacia los países altos
y las miradas curiosas
hacia los «países bajos»,
derrumbe las casas viejas
y estrelle a algún ciudadano
un cefirillo con fuerza
de setenta mil caballos.
—¡Pues mejor era la peste!
—No digas eso, muchacho;
Dios sólo del bien y del mal
tiene el secreto sellado.
Quizás por el viento rudo
es este pueblo más sano,
y es el precursor del agua
que fertiliza los campos.
 
Antonio Almendros Aguilar, 
«El viento», de Flor de la Infancia, 1868

martes, 14 de junio de 2022

Camama

Centro comercial Plaza Norte 2, San Sebastián de los Reyes, Madrid
Foto: Antonio Erena (9.06.22)
Todo el mundo sabe
que eres versallesco
pero de camama;
y en tocante a fresco
más que el Guadarrama.

Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw,
«Las Chicas de Madrí» (fragmento), La Chulapona

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ENTREVISTA AL PALEOANTROPÓLOGO JUAN LUIS ARSUAGA

“La vida no puede ser trabajar toda la semana e ir el sábado al supermercado”

Adeline Marcos, El País, 31.05.2019

Las excavaciones en el yacimiento de Atapuerca en Burgos comenzaron a finales de los años setenta. En 1982 se incorporó el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga (Madrid, 1954), que codirige la Fundación Atapuerca junto a Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro, además de ser director científico del Museo de la Evolución Humana en Burgos. Poco después, comenzarían a descubrirse restos fósiles humanos que arrojarían luz sobre la historia de la humanidad.

En la actualidad cientos de miles de personas visitan cada año el yacimiento y el museo, que según Arsuaga proporciona modernidad e identidad “de la buena”. “El centro es un buen ejemplo de cómo hacer las cosas”, declara.

Además del descubrimiento de fósiles, el científico se siente especialmente orgulloso de su participación en la creación del parque nacional de la Sierra de Guadarrama en Madrid en 2013. “Es lo más importante que he hecho en toda mi vida, incluso más que descubrir fósiles”, revela.

Junto a la publicación de su último libro Vida, la gran historia, el investigador ha sido nombrado recientemente presidente de la Fundación Gadea Ciencia con un objetivo: “Que la fundación se convierta en algo útil para la sociedad”. Pero para el paleoantropólogo, su cargo más importante es el de docente en la Universidad Complutense de Madrid.

Pregunta. ¿Se imaginó en algún momento qué hallazgos podrían producirse en Atapuerca?

Respuesta. No se podía imaginar y, de hecho, cada año sorprende. Lo mejor que puede ocurrir en un proyecto científico es que te sorprenda. Si no lo hace es que ya ha agotado sus potenciales.

P. ¿Y qué es lo que más le ha sorprendido a lo largo de estos años?

R. El hallazgo de tantos fósiles humanos es obviamente lo más importante en mi trabajo, pero en estos años han ocurrido cosas en Atapuerca y en la ciencia, como los análisis genéticos, con los que nadie contaba y ni siquiera imaginaba. Ahora tenemos estudios de ADN de hace 400.000 años. Ha sido una sorpresa para todo el mundo. En Atapuerca lo más importante ha sido el gran número de hallazgos de restos humanos, que aparecen más que en ningún otro sitio, aún más que en el resto de sitios juntos.

P. ¿Por qué se eligió el yacimiento de Atapuerca?

R. Es una historia que se parece a cualquier otra en el mundo de la ciencia. Uno tantea diferentes posibilidades, explora líneas, vías, algunas parecen más interesantes y ahí se pone más esfuerzo, se progresa y se obtienen resultados. Entonces se invierte más. La historia de Atapuerca no es el resultado de una intuición genial. En realidad Atapuerca no empezó a dar resultados hasta el año 1992, cuando se hizo el primer gran hallazgo. Pero los comienzos fueron muy duros, como lo son para un astrónomo, un biólogo molecular o un botánico. Al principio es una rueda que gira muy despacio. La ciencia tiene un método común. No hay tanta diferencia entre estudiar terremotos y buscar fósiles. Consiste en explorar lo desconocido y nadie sabe cómo hacerlo.

P. A pesar de trabajar con lo desconocido, ¿piensan en lo que sí podrían descubrir?

R. No, pero excavamos donde ya sabemos lo que hay. Estos yacimientos son para obtener más de lo mismo. Y luego está lo desconocido. Hay mundos nuevos que son los fascinantes y los ya conocidos que todavía se pueden conocer mejor. En Atapuerca tenemos eso, los mundos ya conocidos y otros que no conocemos bien.

P. Pero luego hay hallazgos, como el de una mandíbula en Israel que reescriben lo que ya sabíamos…

R. Bueno, no hay que hacerles tanto caso a los autores… Hay que matizar. A veces me preocupa cuando se dice que un hallazgo obliga a reescribir la evolución humana. Sería un desastre. Es como si antes no hubiéramos sabido nada. Si descubriéramos una nueva ciudad romana, ¿cambiaría todo lo que sabíamos sobre los romanos? ¡Hombre, no, estaría bueno! Se iluminan ciertas épocas o momentos de la evolución humana, pero sin pasarse.

P. Aunque habrá veces que sí sea el caso…

R. Sí, es verdad que a veces se producen descubrimientos que no cambian lo que ya se sabía, pero que amplían el conocimiento. Por ejemplo, en el año 1994 se pensaba que Europa había sido poblada hace medio millón de años, pero ese mismo año encontramos fósiles humanos en gran abundancia de hace 900.000 años. Es decir, 400.000 años más antiguos. Eso es como llegar a un continente desconocido, pero el descubrimiento de América no cambió Asia o Europa, simplemente añadió algo. La ciencia crece.

P. En cuanto a la pieza de maxilar hallada en Israel, su descubrimiento fue suficiente para determinar que el Homo sapiens salió antes de África. ¿Cómo es posible?

R. Es como encontrarse un reloj en un templo azteca. ¿Qué dirías? Esto es muy fuerte. Solo un reloj lo cambia todo. ¿Cómo pueden saber que hacían tecnología avanzada? Hombre, si hacían relojes… Hay casos que son obvios. Hay noticias que obligan a revisar muchas cosas. En realidad no aparecen relojes, sino perfeccionamientos o ampliaciones de lo que sabemos. En contra de lo que se piensa, la ciencia es sumamente cautelosa y conservadora. Las publicaciones científicas son muy sobrias.

P. ¿Por qué nos atrae tanto la antropología?

R. Porque nos interesan nuestros orígenes. Solo hay dos explicaciones: la religión y la ciencia. La gente quiere saber de dónde viene y por qué estamos aquí. Se suele decir que las tres preguntas de la filosofía vasca reflejan al ser humano: ¿quiénes somos? ¿De dónde venimos? y ¿Adónde vamos a ir a comer? Pero además tenemos preocupaciones intelectuales: ¿qué hacemos aquí? ¿Qué nos ha creado? Hay quien busca una explicación religiosa, mística o extraterrestre, pero todo el mundo necesita saber por qué está aquí. Esa pregunta, inherente al humano, es la más importante que uno se puede hacer. Una vez que solucionas el tema de la comida, lo siguiente es eso [risas]. Los niños que nazcan en los próximos milenios van a hacerse la misma pregunta.

P. Y en realidad nunca se contestará del todo… ¿o sí?

R. La religión da una explicación falsa y los científicos lo explicamos. La felicidad personal de cada uno se la busca cada cual. Pero si quieres saber de dónde venimos, yo te lo explico. Si quieres saber por qué estamos aquí, yo te lo explico…

P. No sé si preguntárselo [risas]... ¿Por qué estamos aquí?

R. Mi nuevo libro va justamente sobre eso. La evolución, desde el origen del cosmos hasta el origen de la vida, pasa por diferentes umbrales: la aparición de la Tierra, la vida en ella, las células complejas, la conciencia, la mente simbólica, el pensamiento abstracto, etcétera. Cada uno de esos pasos pudo o no haberse realizado. A lo mejor no era necesario que ocurrieran o quizá eran inevitables. La pregunta es si la historia de la vida y la historia humana tienen una dirección, una flecha. El propio lector, con la información que le doy, decide si cada paso es algo que tenía que suceder o pudo no haber ocurrido nunca.

P. ¿Así que el lector se responde a sí mismo?

R. Sí, le dejo que decida por sí mismo. El lector es tan inteligente que puede llegar a sus propias conclusiones. Así yo no me hago responsable de la filosofía de los demás. Yo aporto todas las informaciones sobre lo que han pensado los diferentes genios. Yo cuento lo que hay, doy mi opinión, y lo que han dicho los más listos sobre los diferentes pasos que nos han hecho llegar hasta aquí.

P. ¿Ahora mismo podría decirme a mí por qué estamos aquí?

R. Tú estás aquí porque tu padre y tu madre se acostaron una noche. Pero hay que buscar la explicación. Y eso está en el libro.

P. Pero cuanta más información tenemos, más complejo nos parece el mundo…

R. Es que es muy complejo y contradictorio… Los que intentan simplificar lo complejo son muy peligrosos. Si cogemos, por ejemplo, el código genético que tenemos, el ADN, ¿es el único posible? ¿Podrían existir otros códigos genéticos? ¿Por qué tenemos este y no otro que podría ser mejor? ¿Por qué no?

P. Hablando de ADN, me viene a la cabeza el hallazgo de Denny, la hija de una neandertal y un denisovano. Con estos descubrimientos siempre sale a debate una pregunta recurrente: ¿Podrían ser Homo sapiens, neandertales y denisovanos la misma especie?

R. No, no lo somos. Ahora mismo, ¿tú estás hablando en español o en árabe?

P. Español, que yo sepa.

R. ¿Sabes que la palabra alcalde viene de ‘al-qadi’, de origen árabe? Pero no por eso es árabe lo que hablamos. Que tengamos palabras de origen árabe no convierte el español en árabe. Que tengas un 2% de genes neandertales no te convierte en una neandertal. En biología, como en las lenguas, todas las poblaciones tienen algunos genes de otras especies. Como no nos creó un dios, es esperable que las especies absorban genes unas de otras. Solo un creacionista podría pensar que las especies son puras, separadas y que no tienen contacto con otras.

P. Esas tres especies vivieron a la vez, pero solo compartimos un pequeño porcentaje de genes. ¿Es eso lo que nos distingue?

R. Tenemos genes de todas partes. Mira los españoles. Tenemos un montón de genes africanos y de las estepas. Mira los osos de Cantabria. Tienen un 2% de genes de osos de las cavernas. Es como si dijeras que el español fue creado por Dios como una lengua distinta del francés. En ese caso sí sería sorprendente que tuviéramos una palabra en común. Dios no se repite. Pero los idiomas son un producto de la evolución lingüística y, teniendo en cuenta que somos vecinos, no me sorprende que digamos cruasán aunque no seamos franceses, sino españoles. Ese mismo razonamiento aplícalo a la biología.

P. ¿Qué hay de los análisis genéticos que se venden ahora para conocer nuestro origen? Yo por ejemplo, que soy francesa, no tengo nada francés. Esto le habrá pasado a mucha gente. ¿Cómo se lo explicaría a esas personas?

R. Es que lo francés no existe, es un concepto político. Realmente no existen el gen francés ni el vasco. Son en realidad diferentes proporciones o mezclas.

P. Si la gente lo supiera, ¿cree que afectaría a los nacionalismos?

R. En principio, no tendría por qué. Que tengamos genes distintos no debería cambiar nada. El nacionalismo actual es más cultural. ¿Sabías que el apellido más común de Cataluña es Fernández, por ejemplo? El nacionalismo renunció hace tiempo al componente biológico y ahora se basa en la cultura. Utilizan otros elementos para definir la identidad. Ya puestos, yo no soy nacionalista y mi familia es vasca y vascoparlante.

P. Centrándonos en España, ¿con qué obstáculos se enfrentan la antropología, la arqueología y la paleontología?

R. Como decía Groucho Marx, ¿comparado con qué? Si lo comparamos con Argelia, pues vamos bastante bien. Si lo comparamos con Francia o Italia, ya vamos bajando. Pero se ha progresado. Tenemos un patrimonio inmenso y lo tenemos que saber contar. Hay que invertir. Las instituciones deben saber que esto es una industria o un recurso económico, en todo caso. Esa es la lucha que tenemos. Hay trabajo que hacer.

P. En parte, conocer nuestro pasado nos hace entender y valorar más nuestro presente, ¿no cree?

R. Sí, y nos hace más felices, espero. Aprendemos, disfrutamos, vivimos otras vidas. Yo siempre digo que la vida no puede ser trabajar toda la semana e ir el sábado al supermercado. Eso no puede ser. Esa vida no es humana. Tiene que haber algo más pero aquí, en esta vida. Y esa otra cosa se llama cultura. Es la música, la poesía, la naturaleza, la belleza… Es lo que hay que apreciar y disfrutar porque, si no, esto es una mierda.

P. Nuestros antepasados seguramente sabían apreciar mejor la vida...

R. Hombre, claro. No trabajaban toda la semana ni iban el sábado al supermercado.

P. ¿Qué hemos hecho mal entonces?

R. Alguna cosa hemos hecho mal, pero aún estamos a tiempo. Tenemos a Mozart. No está mal. Apreciar la belleza es una cuestión de educación y sensibilidad. Busque lo que es bello en la vida. Hay mucha belleza.

martes, 17 de mayo de 2022

Brumas 7

Baeza y Úbeda desde el pico Aznaitín
Foto: José Joaquín Quesada (08.05.22)
I

Desde mi ventana,
¡campo de Baeza,
a la luna clara!
 
¡Montes de Cazorla,
Aznaitín y Mágina!
 
¡De luna y de piedra
también los cachorros
de Sierra Morena!

II
 
Sobre el olivar,
se vio la lechuza
volar y volar.
 
Campo, campo, campo.
Entre los olivos,
los cortijos blancos.
 
Y la encina negra,
a medio camino
de Úbeda a Baeza.
 
III

Por un ventanal,
entró la lechuza
en la catedral.
 
San Cristobalón
la quiso espantar,
al ver que bebía
del velón de aceite
de Santa María.
 
La Virgen habló:
Déjala que beba,
San Cristobalón.
 
IV
 
Sobre el olivar,
se vio la lechuza
volar y volar.
 
A Santa María
un ramito verde
volando traía.
 
¡Campo de Baeza,
soñaré contigo
cuando no te vea!
                                               (1917)
 
Antonio Machado, «Apuntes, Tierra de olivar» (fragmento),
Nuevas Canciones (1924)

miércoles, 4 de mayo de 2022

Solitario

Luis Aldehuela, Monumento a Solitario, carretera Andújar-Puertollano, km 27
Foto: Antonio Erena (29.04.22)
No. Poblamos la sierra porque el hombre la teme y no la frecuenta. Porque es hostil a su débil fisiología y sus pobres sentidos adormilados. Porque significa para ellos un medio odioso, asfixiante en verano, gélido en el invierno y amenazador siempre.
Y al temer a la sierra, al rehuirla, nos la cede entera. Como es, con sus defectos y con su hermosura: violenta, peligrosa, despiadada, aunque fabulosamente bella…
El hombre se pierde, se desorienta en sus vericuetos de laberinto; se olvida incluso de que es inteligente cuando se encuentra cara a cara con la sierra. Quizá por eso la haya abandonado sin discutirnos el derecho a habitarla. Por eso también, desgraciadamente, procura vencerla y dominarla descuajando sus lomas, recortando sus manchones, convirtiendo en páramos pelados sus laderas.
Pero, por hoy, es nuestra; aunque temporalmente y rifle en mano, se asomen a sus bordes, para aniquilarnos, unos pocos ejemplares humanos que no serían siquiera capaces de cruzar un horcajo en noche encapotada.
La sierra es nuestra aunque ellos en los libros gordos donde anotan sus cosas se distribuyan artificiosamente la propiedad del suelo. Tan nuestra que, mientras algunos de los que se dicen sus dueños apenas la conocen, nosotros vivimos en ella, comemos de ella, sobre ella dormimos y en ella nacemos. Tan nuestra, que casi somos tierra de su tierra a fuerza de hozar bajo su piel y revolcarnos en sus charcas fangosas.
¡Y a fe que es bonita!... Y a veces, hasta amable. Nuestros enemigos de dos pies ni la sienten ni la aman; pero si una mañana de primavera, con azuladas neblinas en los bajos y la salpicadura multicolor de las peonías en las vegas humildes o de las adelfas arropando el arroyo, bajaran a los barrancos que tanto evitan, se quedarían confusamente extasiados, abrirían bien los ojos atrofiados y dejarían de habitar en sus chozos mugrientos o en su sucias aglomeraciones de manada, malolientes a estiércol de gallina y a podridas verduras.
¡Cómo huele en cambio la sierra!... ¡A qué perfumes, honrados y gozosos de intemperie!... ¡Cómo vive y se agita de noche, cuando ellos duermen y los seres libres vagamos a nuestro antojo bajo las estrellas!

Jaime de Foxá, Solitario, 4.ª ed. septiembre de 1992, p. 50 (fragmento)

viernes, 29 de abril de 2022

La flor de la jara

Flor de la jara blanca (Cistus albidus), río Eliche, Los Villares
Foto: Antonio Erena (28.04.22)

Flor de la jara pringosa (Cistus ladanifer), Sierra Morena, Andújar
Foto: Antonio Erena (29.04.22)

sábado, 23 de abril de 2022

Locus amoenus 15

La ribera del río Jándula en Lugar Nuevo, Andújar
Foto: José Joaquín Quesada (23.04.22)
Fundación Garcilaso de la Vega (página web)

Corrientes aguas puras, cristalinas,
árboles que os estáis mirando en ellas,
verde prado de fresca sombra lleno,
aves que aquí sembráis vuestras querellas,
hiedra que por los árboles caminas,
torciendo el paso por su verde seno:
yo me vi tan ajeno
del grave mal que siento
que de puro contento
con vuestra soledad me recreaba,
donde con dulce sueño reposaba,
o con el pensamiento discurría
por donde no hallaba
sino memorias llenas d’alegría;
 
Garcilaso de la Vega, Égloga 1 (fragmento)

viernes, 5 de junio de 2020

Día Mundial del Medio Ambiente

Leopoldo y Antonio en la calle de los Caballeros Santiaguistas de Segura de la Sierra, al fondo El Yelmo
Foto: Concha Fuentes, 28.08.16
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O sea que olvidado,
o incrédulo del caso sucedido,
o mal escarmentado,
¡oh peñasco atrevido!,
llevas a las estrellas frente osada
de ceño y de carámbanos armada.

Debajo de ti truena,
que respeta tus cumbres el verano,
y allá en tus faldas suena
lluvioso invierno cano;
y donde eres al cielo cama dura
das a Guadalquivir cuna en Segura.

Por de más alto vuelo
te codiciara el águila gloriosa,
pues arrimado al cielo,
lo que no pudo él, osa;
sobre Olimpo nos muestras por momentos
las determinaciones de los vientos.

Escondes a la vista
el yelmo con que Júpiter Tonante,
armado en la conquista,
si no te vio triunfante,
te vio valiente y animoso, y vemos
que hoy le arriman escalas tus extremos.

Coronado de pinos,
el cerco blanco de la luna enramas,
y en los astros divinos,
que son etéreas llamas,
te enciendes perturbando antiguas paces,
y al cielo vecindad medrosa haces.

Son parto de tus peñas
Mundo y Guadalquivir, famosos ríos,
y luego los despeñas
por altos montes fríos,
de tan soberbios y ásperos lugares,
que parece que llueves los que pares.

Baja recién nacido
Guadalquivir, y llega tan cansado,
que le ve encanecido
en su niñez el prado,
con la espuma que hace y con la nieve,
por duros cerros resbalando leve.

Ceñido en breve orilla,
llega a tomar el cetro de los ríos,
y en cercando a Sevilla,
le coronan navíos;
por ser tan noble su primera fuente,
que es de los cielos alto descendiente.

Con pasos perezosos,
al mar camina, como va a la muerte,
y en senos procelosos
por tributo se vierte;
donde yace del golfo respetado
por lo que en él Belisa se ha mirado

Francisco de Quevedo, «El Yelmo de Segura de la Sierra, monte muy alto al Austro», silva de Las tres últimas musas castellanas

martes, 23 de julio de 2019

Establecimientos 16

Cervecería Versalles, rua dos Ferradores, Betanzos
Foto: Xavier de Paz, 15.07.19
Under the greenwood tree
Who loves to lie with me,
And turn his merry note
Unto the sweet bird's throat,
Come hither, come hither, come hither:
Here shall he see
No enemy
But winter and rough weather.

Who doth ambition shun,
And loves to live i' the sun,
Seeking the food he eats,
And pleas'd with what he gets,
Come hither, come hither, come hither:
Here shall he see
No enemy
But winter and rough weather.


Bajo el árbol del bosque
quien quiera descansar conmigo,
y ascienda su alegre nota
hasta la garganta del dulce pájaro:
«Ven aquí, ven aquí, ven aquí»;
aquí no encontrará
ningún enemigo,
salvo el invierno y el áspero clima.

Quien evita la ambición
y ama vivir bajo el sol,
buscando el alimento que come
y agradecido con lo que obtiene:
«Ven aquí, ven aquí, ven aquí»;
aquí no encontrará
ningún enemigo,
salvo el invierno y el áspero clima.

William Shakespeare,
«Under the Greenwood Tree» (canción),
As You Like It (Como gustéis)
(trad.: Antonio Erena)

lunes, 22 de julio de 2019

Estío

Francisco, Paco y Antonio en la burra María Luisa, actual carretera A-321, km 15, Torredonjimeno
Foto: Andrés Erena, verano 1962
I

I see the boys of summer in their ruin
Lay the gold tithings barren,
Setting no store by harvest, freeze the soils;
Theire in their heat the winter floods
Of frozen loves they fetch their girls,
And drown the cargoed apples in their tides.

These boys of light are curdlers in their folly,
Sour the boiling honey;
The jacks of frost they finger in the hives;
There in the sun the frigid threads
Of doubt and dark they feed their nerves;
The signal moon is zero in their voids.

I see the summer children in their mothers
Split up the brawned womb's weathers,
Divide the night and day with fairy thumbs;
There in the deep with quartered shades
Of sun and moon they paint their dams
As sunlight paints the shelling of their heads.
I see that from these boys shall men of nothing
Stature by seedy shifting,
Or lame the air with leaping from its hearts;
There from their hearts the dogdayed pulse
Of love and light bursts in their throats.
O see the pulse of summer in the ice.

II

But seasons must be challenged or they totter
Into a chiming quarter
Where, punctual as death, we ring the stars;
There, in his night, the black-tongued bells
The sleepy man of winter pulls,
Nor blows back moon-and-midnight as she blows.
We are the dark deniers, let us summon
Death from a summer woman,
A muscling life from lovers in their cramp,
From the fair dead who flush the sea
The bright-eyed worm on Davy's lamp,
And from the planted womb the man of straw.

We summer boys in this four-winded spinning,
Green of the seaweed's iron,
Hold up the noisy sea and drop her birds,
Pick the world's ball of wave and froth
To choke the deserts with her tides,
And comb the county gardens for a wreath.

In spring we cross our foreheads with the holly,
Heigh ho the blood and berry,
And nail the merry squires to the trees;
Here love's damp muscle dries and dies,
Here break a kiss in no love's quarry.
O see the poles of promise in the boys.

III

I see the boys of summer in their ruin.
Man in his maggot's barren.
And boys are full and foreign in the pouch.
I am the man your father was.
We are the sons of flint and pitch.
O see the poles are kissing as they cross.


I

Veo a los muchachos del verano en su ruina
convertir en eriales los dorados rastrojos,
desdeñar las cosechas y congelar los suelos;
y allí, en su ardor, el invernal diluvio
de amores escarchados, persiguen a las niñas,
y echan en sus mareas los sacos de manzanas.

Los muchachos de luz en su locura, coagulan lo que tocan,
agrian la miel hirviente;
hurguetean los muñecos de escarcha en las colmenas;
allí en el sol, frígidas hebras
de oscuridad y duda, ellos nutren sus nervios
y el signo de la luna, nada es en sus vacíos.

Veo a los muchachos del verano en el vientre materno
rasgar hacia la luz la atmósfera del útero,
dividir noche y día con pulgares de duende;
allí, desde lo hondo, con sombras seccionadas
de sol y luna ellos pintan sus dársenas
mientras les pinta el sol los cascos de la frente.

Sé que de estos muchachos han de surgir hombres de nada
hechos por la transformación de las semillas,
o han de lisiar el aire saltando de sus llamas,
desde sus corazones, cuando el pulso candente
del amor y la luz estalle en sus gargantas.
Oh, ved el pulso del verano en el hielo.

II

Pero las estaciones deben ser desafiadas o se tambalearán
en algún cuarto de hora repicante
donde, como una puntual muerte hacemos tintinear las estrellas;
esa noche en que el invierno soñoliento
les tira de la negra lengua a las campanas
y no se atreven a chistar siquiera
los vientos de la luna y de la medianoche.

Somos los oscuros negadores, exorcicemos a la muerte
en la mujer colmada de verano,
arrojemos la vida musculosa de los amantes que se crispan,
y de los muertos limpios que hace fluir el mar,
echemos al gusano de ojos brillantes en la linterna de Davy,
y del vientre preñado quitemos el muñeco de paja.

Nosotros, muchachos del verano en esta red de cuatro vientos,
verdes por el hierro de las algas,
levantemos al bullicioso mar y arrojemos sus pájaros,
alcemos la bola del mundo llena de olas y espuma
para ahogar los desiertos con sus mareas
y trenzar los jardines del condado.

En primavera ornamentamos nuestra frente.
Vivan las bayas y la sangre,
y crucificamos a los alegres señores en los árboles;
aquí el húmedo músculo del amor se aja y muere,
aquí estalla un beso en una cantera sin amor.
Oh, ved en los muchachos los polos de la promesa.

III

Yo os veo, muchachos del verano, en vuestra ruina.
El hombre en el desierto de su larva.
Y los muchachos son plenos y ajenos en la bolsa.
Soy el hombre que vuestro padre fue.
Somos hijos del pedernal y de la brea.
Oh, ved cómo se besan los polos que se cruzan.

Dylan Thomas, «I see the boys of summer», 18 Poems
Trad. Elizabeth Azcona Cranwell