Desmán ibérico o de los Pirineos (Galemys pyrenaicus), ilust. de Juan M. Varela, fuente: Enciclopedia virtual de los vertebrados españoles (página web) |
Es pequeño, rechoncho, con
apariencia de rata, excepcional buceador, hocico en forma de trompa, de hábitos
nocturnos y uno de los grandes olvidados de
la naturaleza en España. El desmán ibérico (Galemys pyrenaicus) comparte con otros mamíferos, como el lince o el oso, ser
exclusivo de la península Ibérica y estar en peligro, pero no atrae tantos
recursos para su conservación, a pesar de que ha perdido el 70% de su área de
distribución desde 1990 y su declive continúa imparable. Si se perdiera,
desaparecería una joya de la evolución ―en el mundo solo existe otro: el desmán
ruso―, que necesita agua limpia y oxigenada; hábitats sin fragmentar en ríos de
corriente rápida que mantengan el caudal en verano, sin grandes presas y con riberas intactas donde refugiarse. Unos requisitos complicados de reunir en
la actualidad, que se agravan con las sequías cada vez más frecuentes debido al
cambio climático. El último diagnóstico realizado por el Ministerio para la
Transición Ecológica este año es tan pesimista, que los modelos predictivos
señalan que la especie se podría extinguir en el corto plazo (entre 10 y 30
años) si no se actúa de forma inmediata.
Ángel Fernández González, biólogo,
consultor ambiental y uno de los mayores expertos en España de la especie,
recuerda cuando desmán vivía tiempos más felices y su abuelo le decía: “No
entiendo cómo te puedes ganar la vida con esa rata”. Le gustaba la pesca y
conocía a los desmanes que vivían en el parque natural de Somiedo (Asturias),
cuando capturaba truchas a vara fija, una técnica antigua que obliga a los
pescadores a permanecer quietos durante mucho tiempo, lo que facilitaba el
encuentro con la esquiva especie. Entonces el micromamífero era abundante allí,
pero ahora ha quedado relegado a un par de cabeceras de ríos. “Su tendencia es
negativa en todos los lugares de España donde sobrevive”, concreta el biólogo,
que está elaborando una actualización del estado de conservación de la especie
encargada por el ministerio.
Ante el desastroso resultado, el
departamento de Teresa Ribera convocó este 11 de marzo al grupo de trabajo de
la especie, formado por las comunidades autónomas y el Estado, al que también se
invita a expertos. “Hubo unanimidad en que la situación requiere una reacción
inmediata”, explica Ricardo Gómez, jefe de servicio de Vida Silvestre de la
subdirección general de Biodiversidad Terrestre y Marina del ministerio. Entre
las medidas que se consideran imprescindibles destaca la lucha contra el visón
americano ―especie exótica invasora y uno de sus principales depredadores―,
catalogar a toda la población en peligro crítico de extinción, porque en la
actualidad solo está considerada así la del Sistema Central, a punto de
expirar, mientras que el resto cuenta con un grado menor de protección. También
se estudian otras actuaciones como fomentar la cría en cautividad, algo que
todavía no se ha logrado.
Las
migajas en núcleos diminutos
“Es nuestro ornitorrinco, parece que
está hecho de trozos de otros animales y se nos está yendo a una velocidad
pasmosa”, corrobora Jorge González Esteban, biólogo y consultor ambiental, que
también trabaja en el proyecto y que participó en el primer inventario de la especie
a principios de los noventa del siglo pasado. En ese momento ya existía
declive, pero “era impensable que llegáramos a un punto como el actual”, porque
la distribución era amplia todavía.
Tampoco se le pasaba por la mente a
Félix Rodríguez de la Fuente cuando grabó al “increíble desmán de los
Pirineos”, que no había sido “filmado jamás en la naturaleza” para un capítulo de la emblemática
serie El Hombre y la Tierra. Lo describía
como “un extraño topo de agua, que captura larvas de insectos acuáticos” y
necesita “aguas cristalinas”. El cambio actual es tan drástico, que “antes el
área de distribución se podía representar como una barra de pan entera, con una
población continua, y ahora solo tenemos migajas repartidas en núcleos
pequeñísimos”, describe González Esteban.
Esas migajas se distribuyen en cinco
emplazamientos en España, Portugal, Francia y Andorra. El occidental se
extiende por el norte de Portugal, Galicia y la parte occidental de Asturias,
León y Zamora; el cantábrico por la zona oriental de Asturias, León, Cantabria
y Palencia; el pirenaico por ambas vertientes de los Pirineos; el del Sistema
Ibérico por La Rioja, Burgos y Soria, y el del Sistema Central, uno de los más
amenazados, por Ávila y Cáceres. Las poblaciones noroccidentales son las que se
encuentran en mejor estado, porque los ríos continúan relativamente conectados.
El investigador del Instituto de
Biología Evolutiva del CSIC, Jose Castresana, señala que existe “muy poco
conocimiento sobre la especie, que es muy singular desde el punto de vista
evolutivo”. En el mundo solo viven dos tipos de desmanes, el ibérico y el ruso.
“Es una joya evolutiva y supone una gran responsabilidad para los países donde
lo tenemos”, sostiene.
Mediante análisis genéticos,
Castresana ha constatado que “el panorama es bastante peor que el esperado”. El
desmán, explica, parte de una de las diversidades genéticas más bajas de todos
los mamíferos, “más que el lince o que el visón europeo [ambas
especies en peligro de extinción]”, lo que los hace menos resistentes para
enfrentarse a cambios ambientales o enfermedades. “Esta característica tiene
que ver con la evolución de la especie y no se ha generado ahora, probablemente
viene de las épocas glaciales, cuando debieron quedar pocos ejemplares”,
aclara.
A ello se une la endogamia, “un
factor que sí es producto de la alteración que ha sufrido su hábitat, que
impide a las poblaciones conectar entre ellas debido a las barreras, de forma
que los desmanes de los tramos altos de los ríos no tienen ningún pariente en
las partes bajas”, describe. Con el análisis del ADN de pelos del animal han
constatado que existen altos niveles de endogamia porque se han estado cruzando
durante décadas entre parientes muy próximos, entre hermanos, primos
hermanos... “Es una situación muy triste, y un problema que se sospechaba, pero
sin llegar a una magnitud como la que hemos visto”, concreta Castresana.
Desconoce si este alto índice de endogamia juega un papel fundamental en la
desaparición de la especie, “pero no es un dato halagüeño, porque puede afectar
a la fertilidad y llevar a la extinción”, asegura el científico.
¿Se está a tiempo de salvar a la
especie? “Como en cuatro años no hayamos puesto en marcha las acciones
principales, nos quedamos sin desmán”, plantea Ramón Pérez de Ayala, miembro de
la ONG conservacionista WWF, que está apoyando el proyecto de recuperación. “El
panorama es peor que cuando empecé a trabajar con el lince, ni siquiera se sabe
cuántos ejemplares hay”, advierte. A pesar de la difícil situación, los
expertos coinciden en que se está en la buena línea y existe un consenso entre
las administraciones para aplicar medidas urgentes. La Unión Internacional para
la Conservación de la Naturaleza (UICN) también se ha puesto en marcha y está
organizando una estrategia transnacional entre los cuatro países en los que
habita el desmán ibérico para abordar su conservación. Pero, “habría mejores
perspectivas si hubiéramos empezado en 1990, ahora es el momento de las medidas
desesperadas”, plantea el biólogo Jorge González Esteban.
«El raro mamífero con trompa y patas palmeadas: el desmán ibérico se enfrenta a su extinción», Esther Sánchez, El País, 22.04.24
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