Del Griego aquí lo que encerrarse pudo
yace, piedad lo esconde, fe lo sella,
blando le oprime, blando mientras huella
kafir, la parte que se hurtó del nudo.
Su fama el Orbe no reserva mudo,
humano clima, bien que a oscurecella,
se arma una envidia, y otra tanta estrella,
nieblas no atiende, de Horizonte rudo.
Obró a siglo mayor, mayor Apeles,
no el aplauso venal, y su extrañeza
admirarán no imitarán edades.
Creta le dio la vida, y los pinceles
Toledo, mejor patria donde empieza
a lograr con la muerte, eternidades.
Fray Hortensio Félix Paravicino, Ante la tumba del Greco