martes, 28 de junio de 2022

Plazas 1 - Fuentes 2

Plaza de España con la fuente de los Tritones, Atienza (Concurso de Pintura Rápida 2022)
Foto: Antonio Erena (25.06.22)
Atienza de los juglares,
alto navío de ruinas
que nunca has visto los mares:
te traigo —mis azahares—
ramos de espumas marinas.

Castillo, línea quebrada,
dibujada
sobre el azul, que es ya verde,
que palidece, que pierde,
que se arría,
que —sin bandera— se estrella.

Línea aún más voltaica y fría
cuando ya el alba destella,
y su anís de luz vacía
—limón, naranja, grosella—
arde en júbilos de grana.
Para volver al celeste
—norte, sur, este y oeste—
cenit de luz castellana.

Abre, Atienza, tus balcones
—verdes balcones de Atienza—,
ábrelos al aire y trenza
tu piedra heráldica en nudos
y en cordones,
y encréspala en tus escudos.

Diez siglos caen en vellones
sobre tus niños desnudos.
Vuela el águila, y tu plaza
—triángulo— ve en declive.
Lenta, sus círculos traza
y el triángulo en medio inscribe.

Atienza, tus campanarios,
torres casi vegetales,
crecer querrían leales,
pero no alcanzan los nidos
caudales
que esconden itinerarios
en sus ovillos, dormidos.

Más altas van tus almenas.
Huid, sombras agarenas.

Cuatro enemigos paisajes
frente a frente
dominas, cuatro tatuajes,
que el ojo cerrado miente
—Atienza, adiós— todavía.
Adiós, flor de los cristianos.

Del Cid fuiste y ya eres mía.
Yo he de volver otro día
a tocarte con mis manos.

Gerardo Diego, «Atienza», Primera antología de sus versos (1918 – 1941), Colección Austral, Espasa-Calpe, 1980

lunes, 27 de junio de 2022

Chacachá

Juan Comba (dibujo) y Eugenio Vela (xilografía), «La litera y el wagon»,
La Ilustración Española y Americana (15.10.1881)
Pie de ilustración: «Viaje a Cáceres del Rey D. Felipe II, al regreso de la campaña de Portugal (mayo de 1583).—El rey D. Alfonso XII inaugura la línea férrea directa de Madrid a la frontera portuguesa, el 8 de octubre de 1881.—(Composición y dibujo de Comba.)»

«El ansiado “tren rápido” de Extremadura comienza a circular por la región más de dos décadas después de su anuncio», Manuel Viejo, El País (23.06.22)

22 años después de la promesa, Extremadura cuenta desde este jueves con un tren más rápido para disminuir los tiempos entre los principales municipios de la región y la capital de España. Comenzará a funcionar el próximo 19 de julio, tal y como ha anunciado este jueves la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, durante un viaje inaugural. No, no será un AVE, como se anunció a bombo y platillo en el año 2000 por José María Aznar. A partir de ahora, eso sí, la mejora afectará solo al trayecto entre Plasencia y Badajoz. Es decir, que la línea que va desde la capital de España hasta Plasencia seguirá siendo convencional, con sus inconvenientes habituales: sin electrificar y sin doble vía. En líneas generales, la reducción de los tiempos será para aquellos pasajeros que vengan de Madrid y hagan su trayecto hasta Cáceres, Mérida y Badajoz. No así hasta Plasencia, que seguirá en los mismos tiempos de siempre: tres horas. El nuevo tren, por tanto, únicamente circulará por Extremadura. No hay fecha aún para la mejora de Plasencia y Madrid, un tramo clave entre ambas comunidades y que permitiría reducir drásticamente los tiempos.

¿Qué beneficios tendrá el usuario entonces? Aquellos que inicien su trayecto en la estación de Atocha se bajarán ahora en la nueva estación de trenes de Plasencia, se subirán en el nuevo Alvia y emprenderán allí de nuevo su viaje hacia Cáceres, Mérida y Badajoz, a más velocidad que antes gracias a la mejora de gran parte de las vías. El denominado “tren rápido extremeño” será un servicio ferroviario de alta velocidad que disminuirá el trayecto con la capital de España en 50 minutos. 40 minutos entre la estación de Monfragüe y Badajoz; 25 minutos entre Badajoz y Cáceres o 20 entre Cáceres y Mérida. Sin duda, una mejora que también se suma al rediseño y lavado de cara de las estaciones de Badajoz, Cáceres, Mérida y Plasencia. Renfe pondrá este viernes a la venta los billetes con una promoción de 30.000 de entre 18 y 22 euros para los próximos meses, tal y como ha adelantado el diario Hoy Extremadura.

Vías no aptas para el AVE

Sin embargo, las principales carencias de este nuevo servicio que ha hecho este jueves su primer viaje son las vías por la que circula. El tren seguirá atravesando vías de ancho ibérico. Estas líneas solo funcionan en España y Portugal y, por tanto, no permite la circulación de los trenes AVE. Los trenes que circularán tampoco serán nuevos, llevan en circulación por todo el país desde hace 15 años, según fuentes del Ministerio de Fomento.

Extremadura cuenta con una red ferroviaria de 725 kilómetros. Por aquí circulaban hasta hace unos meses dos modelos de tren—de siete y 12 años de antigüedad— que, solo en algunos puntos, llegaban a una velocidad punta de 160 kilómetros por hora. La media, según datos del Gobierno extremeño, se situaba entre 80 y 100. Hasta el 8 de octubre de 2019, el 15% de sus traviesas eran del siglo XIX. De madera. Las más antiguas de España. “No tiene explicación que esta región carezca de una infraestructura adecuada al siglo XXI”, decía en 2017 el entonces presidente de Administración de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), Juan Bravo. “La puntualidad está acondicionada a las características de las infraestructuras y son insuficientes”, añadía Ramón Azuara, por entonces director general de Renfe Viajeros.

El viaje entre Madrid y Badajoz es de los peores de España porque se efectúa mayoritariamente en un tren de media distancia. El último Talgo partió de Badajoz a Madrid en diciembre de 2010 con la promesa de que su sustituto regional mejoraría el servicio. Nunca fue así. De hecho, el Talgo regresó en 2018, pero solo a algunos puntos y una vez al día. Es decir, hasta hace tres años, Extremadura era la única región de España que no disponía de ferrocarriles de larga distancia. Tampoco había Alvias: trenes que pueden circular hasta 250 kilómetros por hora, con asientos más cómodos, con cafetería, con radio, con auriculares, con televisores. Pequeños placeres a los que optan todos los usuarios que realizan trayectos de más de cinco horas, excepto estos. Estos son los trenes que comenzarán a circular a partir del próximo 19 de julio, pero solo entre Plasencia y Badajoz. “En esta línea de Extremadura”, subrayan fuentes de Fomento, “circularán, de momento, a 180 kilómetros por hora y no a la máxima velocidad”.

Pese al nuevo tren, todavía no existe la doble vía en todo el trayecto. En esta comunidad del suroeste de España de más de un millón de habitantes solo existe un carril y, por tanto, en algún momento del trayecto se cruza el tren que sube con el que baja, y uno de los dos tiene que pararse en alguna estación para que no se produzca ningún accidente. Un hecho que sigue provocando numerosos retrasos, viajes en autobús y cancelaciones. Además, junto con Murcia, es la única que no cuenta todavía con líneas electrificadas—más calidad al servicio—. La demanda de las mejoras del tren llegó a tal punto, que cerca de 40.000 extremeños protestaron en la Plaza de España de Madrid el 18 de noviembre de 2017 al grito de “tren digno ya”.

Una desconexión sin precedentes

El primer aislamiento que sufrió esta región sucedió en la Nochevieja de 1984. Ese día Renfe cerró la línea Plasencia-Salamanca-Astorga. Desconectó para siempre a la comunidad con el norte de España. Desde entonces, si un extremeño quiere ir a Salamanca en tren, por ejemplo, tiene que hacerlo por Madrid. Desde junio de 2015 estos carriles se están desmantelando para formar una vía verde: solo para senderistas y ciclistas. Adiós definitivo a la utópica resurrección de este tramo, pese a que diferentes estudios académicos lo han recomendado de nuevo.

El segundo abandono ocurrió en 2012. Después de 75 años, el tren Madrid-Lisboa, conocido como Lusitania, dejó de funcionar. A día de hoy, la única conexión internacional entre España y Portugal une las ciudades de Vigo y Oporto. Viajar entre las dos capitales tiene una demora de 11 horas y cuatro trenes. Y el tercero abandono regional en Extremadura se viene desarrollando desde el año 2000 con la promesa de la alta velocidad. Hace 22 años España y Portugal acordaron que el AVE pasaría por el campo extremeño. “Habrá un AVE”, dijo Aznar en 2002. “Prioridad máxima”, dijo la entonces ministra de Fomento, Magdalena Álvarez (PSOE) en 2007. Llegó 2012 y el expresidente Monago (PP) acuñó el término de tren rápido en sustitución del AVE. Y vino 2013 y la exministra del ramo, Ana Pastor, aseguró que estaría listo para 2015. Después para 2016. Luego que para 2017, 2018, 2019, 2020 y 2021. Finalmente, ha sido parcial y en julio de 2022.

jueves, 23 de junio de 2022

miércoles, 22 de junio de 2022

Desolación 18

Gregorio Carnicero, La Gramática (1753 - 1761), Museo del Prado
«Duras críticas al mejor alumno de Madrid por elegir una carrera sin salida profesional», Canarias te Quiero (diario online, 18.06.22)

Mi hermano es ingeniero y presume de tal. Es un hombre de provecho, con la cabeza sentada y un trabajo importante en una gran empresa. Por eso, imitando el gesto del magnate del puro del Monopoly, se burla de mí diciéndome que un trabajo como el mío, que se puede hacer en pijama, no es un trabajo. Faltarse al respeto es privilegio de hermanos. A los forasteros no les consiento esas bromas, y los amigos no me las consienten ni a mí mismo. Me reprochan que me califique de juntaletras o diletante. Regalas munición a los enemigos, me dicen.

Que uno rechace definirse con solemnidad no significa que no se tome en serio o que no asuma el desprecio que las letras y las artes despiertan en una sociedad esquizofrénica, que lo mismo se postra ante los dioses de Netflix que se burla de quienes quieren ser actores. El letraherido asimila de entrada la hostilidad del mundo, y a veces se defiende de ella ironizando sobre sí mismo, pero hay momentos en que ni eso basta.

Gabriel Plaza es el mejor alumno de la EvAU de Madrid. Cuando confesó en la SER que iba a estudiar Filología Clásica, se vio impelido a explicarse, improvisando tres frases sobre el éxito y la felicidad que nadie le habría reclamado si estudiara Medicina o Ingeniería. Lo peor vino después, cuando miles de hienas furiosas saltaron de la charca de las redes sociales y lo forraron a insultos. Cómo se le ocurría estudiar algo tan inútil y condenarse a ser un maestrillo. La burricie general ha inhibido a Gabriel, que ha declinado dar más entrevistas.

Para la mayoría de los españoles, la ambición sigue teniendo forma de chalé y coche nuevo. Destacar en la lingüística no requiere, al parecer, ni esfuerzo ni talento, y el reconocimiento intelectual es propio de pringados. Quienes piensan así no creen en la democracia. Tienen una mentalidad sumisa y clasista, según la cual, las bellas letras, el arte y el pensamiento son manías de aristócratas y rentistas, ocupaciones impropias de muchachotes de barrio. Eso sí, cuando Gabriel gane el Cervantes o el Princesa de Asturias serán los primeros en aplaudir y en presumir de ser sus compatriotas, socializando sus triunfos, como se apropian de los del Real Madrid aunque no jueguen en el equipo. Los demócratas, en cambio, ya estamos orgullosos de Gabriel hoy, pues su elección libre es una victoria nacional y la constatación de que no vivimos en una tiranía elitista.

Sergio del Molino, «La ambición de Gabriel», El País (22.06.22)

martes, 21 de junio de 2022

jueves, 16 de junio de 2022

Tufos

Velázquez, Retrato de Juan de Córdoba (c. 1650), Museos Capitolinos, Roma
Foto: Antonio Erena, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid (16.06.22)
Ángel Rodríguez, «Juan de Córdoba, más que un agente al servicio de Velázquez», Ars Magazine (31.05.22)

Entre tantas guedejas y copetes,
tantos rizos, jaulillas y bigotes;
entre tantos ilustres Lanzarotes,
reservando gualdrapas y bonetes;
 
entre tantos sombreros capacetes,
ámbares negros, rubios achïotes,
lampazos, ligas, cuerpos chamelotes,
peones de armas, de Moclín jinetes;
 
entre tantos que van el pico al viento,
que a que los rueguen por lindeza esperan,
¿no halláis a quien querer? ¡Extraño cuento!
 
¿A tantos vuestros ojos vituperan?
Señora, o no tenéis entendimiento,
o vendréis a querer cuando no os quieran.
 
Lope de Vega, «Decía una dama que no hallaba a quien querer»,
Rimas humanas y divinas, del licenciado Tomé de Burguillos,
ed. Juan Manuel Rozas y Jesús Cañas Murillo

martes, 14 de junio de 2022

Camama

Centro comercial Plaza Norte 2, San Sebastián de los Reyes, Madrid
Foto: Antonio Erena (9.06.22)
Todo el mundo sabe
que eres versallesco
pero de camama;
y en tocante a fresco
más que el Guadarrama.

Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw,
«Las Chicas de Madrí» (fragmento), La Chulapona

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ENTREVISTA AL PALEOANTROPÓLOGO JUAN LUIS ARSUAGA

“La vida no puede ser trabajar toda la semana e ir el sábado al supermercado”

Adeline Marcos, El País, 31.05.2019

Las excavaciones en el yacimiento de Atapuerca en Burgos comenzaron a finales de los años setenta. En 1982 se incorporó el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga (Madrid, 1954), que codirige la Fundación Atapuerca junto a Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro, además de ser director científico del Museo de la Evolución Humana en Burgos. Poco después, comenzarían a descubrirse restos fósiles humanos que arrojarían luz sobre la historia de la humanidad.

En la actualidad cientos de miles de personas visitan cada año el yacimiento y el museo, que según Arsuaga proporciona modernidad e identidad “de la buena”. “El centro es un buen ejemplo de cómo hacer las cosas”, declara.

Además del descubrimiento de fósiles, el científico se siente especialmente orgulloso de su participación en la creación del parque nacional de la Sierra de Guadarrama en Madrid en 2013. “Es lo más importante que he hecho en toda mi vida, incluso más que descubrir fósiles”, revela.

Junto a la publicación de su último libro Vida, la gran historia, el investigador ha sido nombrado recientemente presidente de la Fundación Gadea Ciencia con un objetivo: “Que la fundación se convierta en algo útil para la sociedad”. Pero para el paleoantropólogo, su cargo más importante es el de docente en la Universidad Complutense de Madrid.

Pregunta. ¿Se imaginó en algún momento qué hallazgos podrían producirse en Atapuerca?

Respuesta. No se podía imaginar y, de hecho, cada año sorprende. Lo mejor que puede ocurrir en un proyecto científico es que te sorprenda. Si no lo hace es que ya ha agotado sus potenciales.

P. ¿Y qué es lo que más le ha sorprendido a lo largo de estos años?

R. El hallazgo de tantos fósiles humanos es obviamente lo más importante en mi trabajo, pero en estos años han ocurrido cosas en Atapuerca y en la ciencia, como los análisis genéticos, con los que nadie contaba y ni siquiera imaginaba. Ahora tenemos estudios de ADN de hace 400.000 años. Ha sido una sorpresa para todo el mundo. En Atapuerca lo más importante ha sido el gran número de hallazgos de restos humanos, que aparecen más que en ningún otro sitio, aún más que en el resto de sitios juntos.

P. ¿Por qué se eligió el yacimiento de Atapuerca?

R. Es una historia que se parece a cualquier otra en el mundo de la ciencia. Uno tantea diferentes posibilidades, explora líneas, vías, algunas parecen más interesantes y ahí se pone más esfuerzo, se progresa y se obtienen resultados. Entonces se invierte más. La historia de Atapuerca no es el resultado de una intuición genial. En realidad Atapuerca no empezó a dar resultados hasta el año 1992, cuando se hizo el primer gran hallazgo. Pero los comienzos fueron muy duros, como lo son para un astrónomo, un biólogo molecular o un botánico. Al principio es una rueda que gira muy despacio. La ciencia tiene un método común. No hay tanta diferencia entre estudiar terremotos y buscar fósiles. Consiste en explorar lo desconocido y nadie sabe cómo hacerlo.

P. A pesar de trabajar con lo desconocido, ¿piensan en lo que sí podrían descubrir?

R. No, pero excavamos donde ya sabemos lo que hay. Estos yacimientos son para obtener más de lo mismo. Y luego está lo desconocido. Hay mundos nuevos que son los fascinantes y los ya conocidos que todavía se pueden conocer mejor. En Atapuerca tenemos eso, los mundos ya conocidos y otros que no conocemos bien.

P. Pero luego hay hallazgos, como el de una mandíbula en Israel que reescriben lo que ya sabíamos…

R. Bueno, no hay que hacerles tanto caso a los autores… Hay que matizar. A veces me preocupa cuando se dice que un hallazgo obliga a reescribir la evolución humana. Sería un desastre. Es como si antes no hubiéramos sabido nada. Si descubriéramos una nueva ciudad romana, ¿cambiaría todo lo que sabíamos sobre los romanos? ¡Hombre, no, estaría bueno! Se iluminan ciertas épocas o momentos de la evolución humana, pero sin pasarse.

P. Aunque habrá veces que sí sea el caso…

R. Sí, es verdad que a veces se producen descubrimientos que no cambian lo que ya se sabía, pero que amplían el conocimiento. Por ejemplo, en el año 1994 se pensaba que Europa había sido poblada hace medio millón de años, pero ese mismo año encontramos fósiles humanos en gran abundancia de hace 900.000 años. Es decir, 400.000 años más antiguos. Eso es como llegar a un continente desconocido, pero el descubrimiento de América no cambió Asia o Europa, simplemente añadió algo. La ciencia crece.

P. En cuanto a la pieza de maxilar hallada en Israel, su descubrimiento fue suficiente para determinar que el Homo sapiens salió antes de África. ¿Cómo es posible?

R. Es como encontrarse un reloj en un templo azteca. ¿Qué dirías? Esto es muy fuerte. Solo un reloj lo cambia todo. ¿Cómo pueden saber que hacían tecnología avanzada? Hombre, si hacían relojes… Hay casos que son obvios. Hay noticias que obligan a revisar muchas cosas. En realidad no aparecen relojes, sino perfeccionamientos o ampliaciones de lo que sabemos. En contra de lo que se piensa, la ciencia es sumamente cautelosa y conservadora. Las publicaciones científicas son muy sobrias.

P. ¿Por qué nos atrae tanto la antropología?

R. Porque nos interesan nuestros orígenes. Solo hay dos explicaciones: la religión y la ciencia. La gente quiere saber de dónde viene y por qué estamos aquí. Se suele decir que las tres preguntas de la filosofía vasca reflejan al ser humano: ¿quiénes somos? ¿De dónde venimos? y ¿Adónde vamos a ir a comer? Pero además tenemos preocupaciones intelectuales: ¿qué hacemos aquí? ¿Qué nos ha creado? Hay quien busca una explicación religiosa, mística o extraterrestre, pero todo el mundo necesita saber por qué está aquí. Esa pregunta, inherente al humano, es la más importante que uno se puede hacer. Una vez que solucionas el tema de la comida, lo siguiente es eso [risas]. Los niños que nazcan en los próximos milenios van a hacerse la misma pregunta.

P. Y en realidad nunca se contestará del todo… ¿o sí?

R. La religión da una explicación falsa y los científicos lo explicamos. La felicidad personal de cada uno se la busca cada cual. Pero si quieres saber de dónde venimos, yo te lo explico. Si quieres saber por qué estamos aquí, yo te lo explico…

P. No sé si preguntárselo [risas]... ¿Por qué estamos aquí?

R. Mi nuevo libro va justamente sobre eso. La evolución, desde el origen del cosmos hasta el origen de la vida, pasa por diferentes umbrales: la aparición de la Tierra, la vida en ella, las células complejas, la conciencia, la mente simbólica, el pensamiento abstracto, etcétera. Cada uno de esos pasos pudo o no haberse realizado. A lo mejor no era necesario que ocurrieran o quizá eran inevitables. La pregunta es si la historia de la vida y la historia humana tienen una dirección, una flecha. El propio lector, con la información que le doy, decide si cada paso es algo que tenía que suceder o pudo no haber ocurrido nunca.

P. ¿Así que el lector se responde a sí mismo?

R. Sí, le dejo que decida por sí mismo. El lector es tan inteligente que puede llegar a sus propias conclusiones. Así yo no me hago responsable de la filosofía de los demás. Yo aporto todas las informaciones sobre lo que han pensado los diferentes genios. Yo cuento lo que hay, doy mi opinión, y lo que han dicho los más listos sobre los diferentes pasos que nos han hecho llegar hasta aquí.

P. ¿Ahora mismo podría decirme a mí por qué estamos aquí?

R. Tú estás aquí porque tu padre y tu madre se acostaron una noche. Pero hay que buscar la explicación. Y eso está en el libro.

P. Pero cuanta más información tenemos, más complejo nos parece el mundo…

R. Es que es muy complejo y contradictorio… Los que intentan simplificar lo complejo son muy peligrosos. Si cogemos, por ejemplo, el código genético que tenemos, el ADN, ¿es el único posible? ¿Podrían existir otros códigos genéticos? ¿Por qué tenemos este y no otro que podría ser mejor? ¿Por qué no?

P. Hablando de ADN, me viene a la cabeza el hallazgo de Denny, la hija de una neandertal y un denisovano. Con estos descubrimientos siempre sale a debate una pregunta recurrente: ¿Podrían ser Homo sapiens, neandertales y denisovanos la misma especie?

R. No, no lo somos. Ahora mismo, ¿tú estás hablando en español o en árabe?

P. Español, que yo sepa.

R. ¿Sabes que la palabra alcalde viene de ‘al-qadi’, de origen árabe? Pero no por eso es árabe lo que hablamos. Que tengamos palabras de origen árabe no convierte el español en árabe. Que tengas un 2% de genes neandertales no te convierte en una neandertal. En biología, como en las lenguas, todas las poblaciones tienen algunos genes de otras especies. Como no nos creó un dios, es esperable que las especies absorban genes unas de otras. Solo un creacionista podría pensar que las especies son puras, separadas y que no tienen contacto con otras.

P. Esas tres especies vivieron a la vez, pero solo compartimos un pequeño porcentaje de genes. ¿Es eso lo que nos distingue?

R. Tenemos genes de todas partes. Mira los españoles. Tenemos un montón de genes africanos y de las estepas. Mira los osos de Cantabria. Tienen un 2% de genes de osos de las cavernas. Es como si dijeras que el español fue creado por Dios como una lengua distinta del francés. En ese caso sí sería sorprendente que tuviéramos una palabra en común. Dios no se repite. Pero los idiomas son un producto de la evolución lingüística y, teniendo en cuenta que somos vecinos, no me sorprende que digamos cruasán aunque no seamos franceses, sino españoles. Ese mismo razonamiento aplícalo a la biología.

P. ¿Qué hay de los análisis genéticos que se venden ahora para conocer nuestro origen? Yo por ejemplo, que soy francesa, no tengo nada francés. Esto le habrá pasado a mucha gente. ¿Cómo se lo explicaría a esas personas?

R. Es que lo francés no existe, es un concepto político. Realmente no existen el gen francés ni el vasco. Son en realidad diferentes proporciones o mezclas.

P. Si la gente lo supiera, ¿cree que afectaría a los nacionalismos?

R. En principio, no tendría por qué. Que tengamos genes distintos no debería cambiar nada. El nacionalismo actual es más cultural. ¿Sabías que el apellido más común de Cataluña es Fernández, por ejemplo? El nacionalismo renunció hace tiempo al componente biológico y ahora se basa en la cultura. Utilizan otros elementos para definir la identidad. Ya puestos, yo no soy nacionalista y mi familia es vasca y vascoparlante.

P. Centrándonos en España, ¿con qué obstáculos se enfrentan la antropología, la arqueología y la paleontología?

R. Como decía Groucho Marx, ¿comparado con qué? Si lo comparamos con Argelia, pues vamos bastante bien. Si lo comparamos con Francia o Italia, ya vamos bajando. Pero se ha progresado. Tenemos un patrimonio inmenso y lo tenemos que saber contar. Hay que invertir. Las instituciones deben saber que esto es una industria o un recurso económico, en todo caso. Esa es la lucha que tenemos. Hay trabajo que hacer.

P. En parte, conocer nuestro pasado nos hace entender y valorar más nuestro presente, ¿no cree?

R. Sí, y nos hace más felices, espero. Aprendemos, disfrutamos, vivimos otras vidas. Yo siempre digo que la vida no puede ser trabajar toda la semana e ir el sábado al supermercado. Eso no puede ser. Esa vida no es humana. Tiene que haber algo más pero aquí, en esta vida. Y esa otra cosa se llama cultura. Es la música, la poesía, la naturaleza, la belleza… Es lo que hay que apreciar y disfrutar porque, si no, esto es una mierda.

P. Nuestros antepasados seguramente sabían apreciar mejor la vida...

R. Hombre, claro. No trabajaban toda la semana ni iban el sábado al supermercado.

P. ¿Qué hemos hecho mal entonces?

R. Alguna cosa hemos hecho mal, pero aún estamos a tiempo. Tenemos a Mozart. No está mal. Apreciar la belleza es una cuestión de educación y sensibilidad. Busque lo que es bello en la vida. Hay mucha belleza.

lunes, 13 de junio de 2022

Casamentero

Juan Bautista Maíno, La aparición del Niño Jesús a san Antonio
(atrib., c. 1608-10), c. p., Italia. Fuente: Ars Magazine
A san Antonio,
como es un santo
casamentero,
pidiendo matrimonio
le agobian tanto,
que yo no quiero
pedirle al santo
más que un amor sincero.
 
Yo, señorita,
que soy soltero
y enamorado,
la veo tan bonita,
y soy sincero,
que estoy pasmado
de que un soltero
no lleve usted a su lado.
 
¡Ay, que zaragatero es usted!
¡Yo soy un caballero español!
¡Yo no soy extranjera!
¡Abra usted el quitasol
para que no se muera
de celos el sol!
 
A la sombra
de una sombrilla,
de encaje y seda,
con voz muy queda
canta el amor.
A la sombra
de una sombrilla
son ideales
los madrigales
a media voz... (bis).
 
Me maravilla,
cuando llegaba
lo más sabroso,
que cierre la sombrilla.
Lo bueno acaba,
si es peligroso.
Pero faltaba
saber si soy dichoso.
 
La dicha es cosa
que no se alcanza
tan de repente,
la dicha es caprichosa.
Mas gira y danza
junto al que siente
que una esperanza
le alumbra suavemente.
 
¡Ay, qué zaragatero es usted!
¡Yo soy un caballero español!
¡Yo no soy extranjera!
¡Abra usted el quitasol
para que no se muera
de celos el sol!
 
A la sombra
de una sombrilla,
de encaje y seda,
con voz muy queda
canta el amor.
A la sombra
de una sombrilla
son ideales
los madrigales
a media voz… (bis).

¡Qué amable intimidad!
¡Qué bueno el quitasol!
¡Qué gozo da sentir
las flechas del amor!
¡Amor!
 
Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw, «Mazurca de las Sombrillas», Luisa Fernanda

martes, 7 de junio de 2022

Espacios 1

Madrid, plaza de Colón / calle Génova / paseo de Recoletos
Fotos: Antonio Erena (06.06.22 y 05.10.24)
«Pandemia 1», anterior entrada del blog
«Pormishuevismo» en Oficina Periferia (página web)

No todos los acontecimientos culturales han sufrido los efectos destructivos de la pandemia. Acabo de enterarme de que se está levantando en la ya atroz plaza de Colón una menina gigante que medirá 10 metros de altura y pesará 1.300 kilos, una estructura de aluminio “decorada con lentejuelas y bolas de plata acompañadas de diamantes de plástico translúcido, creación del reconocido diseñador de moda Andrés Sardá”, según asegura no sin entusiasmo un comunicado del Ayuntamiento. Madrid es una ciudad en la que abundan los museos excepcionales y en la que viven y trabajan artistas de mucho talento, pero sus instituciones municipales y regionales llevan muchos años concentrándose en la propagación del horror. Aún me acuerdo de la chispeante estatua de La Violetera que estuvo plantada en la esquina de Alcalá con la Gran Vía, infamando con su vacua cursilería la memoria de una bella canción, y a diario tengo la desdicha de cruzar la duradera pesadilla de la plaza de Felipe II, en la que se logró la hazaña de cubrir un aparcamiento subterráneo con un espacio tan baldío como otro aparcamiento. La plaza de Felipe II hay que atravesarla sin levantar la vista del suelo, a fin de no encontrarse con esa especie de dolmen inexplicable y esa escultura que demuestran que las parodias y las falsificaciones más baratas de Dalí las perpetró el propio Dalí. Aunque quizás el dolmen daliniano tenga la ventaja de distraer los ojos de la fachada del antes llamado Palacio de los Deportes, ahora bautizado en un idioma extraño como WiZink Center.

Pero aquí no acaban los peligros visuales, porque si uno huye de Felipe II puede encontrarse, en la esquina de Goya y Alcalá, un pavoroso cabezón de don Francisco de Goya, que, a diferencia de Dalí, no tuvo culpa de nada. Es un cabezón que conjuga la estética de la rotonda de tráfico y una propensión escultórica a lo mostrenco que al menos desde el Valle de los Caídos ha sido muy cultivada por esa derecha mesetaria que gobierna Madrid. Los teatros y los cines languidecen en este desastre sanitario que no acaba, y que las autoridades regionales hacen todo lo posible por agravar con su mezcla tóxica de chulería y de incompetencia, las salas de música no levantan cabeza, las librerías resisten como pueden, las pocas galerías de arte que aún quedan sobreviven de milagro: en medio de esta desolación, lo único que resplandece y prolifera, invulnerable a la crisis, son esas meninas que multiplican su espanto por las aceras y las plazas como zombis o replicantes, como clones degenerados de un modelo que inventó hace ya muchos años Manolo Valdés. Es como en esas películas en que una sustancia o una criatura híbrida creada en un laboratorio escapa de él y se multiplica sin control, y amenaza con invadir una ciudad entera, un planeta. Las meninas como hongos enormes de alegres colores nos acechan en cualquier esquina de Madrid, y un público antes sobre todo turístico y ahora local se abraza a ellas o las elige como fondo para sus selfis, añadiendo así su propia creatividad a la de los diversos artistas y celebridades que han contribuido a personalizarlas, como es apropiado decir ahora. Las autoridades municipales participaron con entusiasmo visible en la presentación de la campaña, y, no contentas con repetir y ampliar el despliegue de los últimos años, han completado lo que ellos llamarán sin duda su “apuesta cultural” con esa nueva menina gigantesca, la de los 10 metros, las 37.000 bombillas, las lentejuelas y bolas de plata acompañadas de diamantes de plástico translúcido.

Belicismo ideológico

La plaza de Colón es sin duda el sitio adecuado, y no solo por la inmensa bandera que ya ondea allí desde los tiempos patrióticos de José María Aznar, ni por la querencia que la derecha y la extrema derecha llevan mostrando hacia ella como escenario de su belicismo ideológico. La plaza de Castilla logra un grado semejante de espanto urbano, con su boca de túnel, su monumento franquista a Calvo Sotelo, la aguja monumental del arquitecto Calatrava, las dos torres inclinadas que despiertan tantos recuerdos entrañables de la economía del pelotazo financiero. La plaza de Castilla es un espacio urbano tan depravado como la de Colón, igual de hostil a la escala y a la presencia humana. Pero esta última está en el corazón mismo de la ciudad, y en su gran vacío tiranizado por el tráfico se levantaron hasta finales de los sesenta hermosos edificios condenados a la piqueta por la codicia y la ignorancia, por una barbarie municipal que desdichadamente no terminó con la dictadura: en esa plaza, a un lado de la calle de Génova, estuvo el palacio de Medinaceli; al otro, la casa donde vivió muchos años Pérez Galdós, justo donde están ahora esas torres coronadas por una especie de montera como de Miami Beach.

Madrid está llena de gente disconforme, inventiva, moderna, cultivada, activista: pero su destino cívico es el de un derechismo rancio volcado en la promoción del ladrillo y del coche privado, en un oscurantismo que tiene su traducción estética en la vulgaridad, y su consigna política, en la beligerancia contra las nuevas expectativas de vitalidad urbana y empeño ambiental que están cobrando forma en otras capitales de Europa y de América, y en la misma España. En todas ellas la pandemia ha acelerado la adopción de formas de movilidad saludables y sostenibles, de espacios propicios para los caminantes, de carriles bien conectados y seguros para los ciclistas. En Londres, en París, en Bogotá, los gobiernos municipales son núcleos activos de debate y puesta en práctica de ideas sobre un modelo de ciudad habitable, gestionada con la participación vecinal, rescatada del sometimiento a los intereses de los especuladores y de los fabricantes de coches privados, empeñada en políticas ambientales que mitiguen en lo posible el cambio climático o, al menos, a estas alturas, ayuden a sobreponerse a sus peores efectos. Me he movido en bicicleta por unas cuantas ciudades, incluida Nueva York, y ninguna es tan peligrosa y tan hostil para los ciclistas como Madrid. Circular en bicicleta, como ir a pie, es cada vez más una afirmación política: un activismo concreto en la humanización de la ciudad. Quizás por eso el Ayuntamiento hace lo posible por sabotearlo. No hacía ninguna falta el suplicio añadido de las meninas como zombis, de la menina gigante y luminosa alzándose en la noche como en una de esas pesadillas que se han vuelto tan frecuentes con la pandemia.

Antonio Muñoz Molina, «Madrid zombie», Babelia (6.11.20)

lunes, 6 de junio de 2022

Geometría 1

Bóveda de la torre de la Cárcel, fortaleza de la Mota, Alcalá la Real
Foto: José Joaquín Quesada (5.06.22)
Soy el único hombre en la tierra y acaso no haya tierra ni hombre.
Acaso un dios me engaña.
Acaso un dios me ha condenado al tiempo, esa larga ilusión.
Sueño la luna y sueño mis ojos que perciben la luna.
He soñado la tarde y la mañana del primer día.
He soñado a Cartago y a las legiones que desolaron Cartago.
He soñado a Lucano.
He soñado la colina del Gólgota y las cruces de Roma.
He soñado la geometría.
He soñado el punto, la línea, el plano y el volumen.
He soñado el amarillo, el azul y el rojo.
He soñado mi enfermiza niñez.
He soñado los mapas y los reinos y aquel duelo en el alba.
He soñado el inconcebible dolor.
He soñado mi espada.
He soñado a Elizabeth de Bohemia.
He soñado la duda y la certidumbre.
He soñado el día de ayer.
Quizá no tuve ayer, quizá no he nacido.
Acaso sueño haber soñado.
Siento un poco de frío, un poco de miedo.
Sobre el Danubio está la noche.
Seguiré soñando a Descartes y la fe de sus padres.

Jorge Luis Borges, «Descartes», de La cifra (1981)