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Centro
comercial Plaza Norte 2, San Sebastián de los Reyes, Madrid Foto: Antonio Erena (9.06.22) |
Todo el mundo sabe
que eres versallesco
pero de camama;
y en tocante a fresco
más que el Guadarrama.
Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw,
«Las Chicas de Madrí» (fragmento), La Chulapona
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ENTREVISTA AL PALEOANTROPÓLOGO JUAN
LUIS ARSUAGA
“La vida no puede ser trabajar toda
la semana e ir el sábado al supermercado”
Adeline Marcos, El
País, 31.05.2019
Las
excavaciones en el yacimiento de Atapuerca en Burgos comenzaron a finales de
los años setenta. En 1982 se incorporó el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga
(Madrid, 1954), que codirige la Fundación Atapuerca junto a Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro, además de
ser director científico del Museo de la Evolución Humana en Burgos. Poco después,
comenzarían a descubrirse restos fósiles humanos que arrojarían luz sobre la
historia de la humanidad.
En la
actualidad cientos de miles de personas visitan cada año el yacimiento y el
museo, que según Arsuaga proporciona modernidad e identidad “de la buena”. “El
centro es un buen ejemplo de cómo hacer las cosas”, declara.
Además del
descubrimiento de fósiles, el científico se siente especialmente orgulloso de
su participación en la creación del parque nacional de la Sierra de Guadarrama
en Madrid en 2013. “Es lo más importante que he hecho en toda mi vida, incluso
más que descubrir fósiles”, revela.
Junto a la
publicación de su último libro Vida, la gran historia, el investigador ha sido nombrado
recientemente presidente de la Fundación Gadea Ciencia con un objetivo: “Que la
fundación se convierta en algo útil para la sociedad”. Pero para el
paleoantropólogo, su cargo más importante es el de docente en la Universidad
Complutense de Madrid.
Pregunta. ¿Se imaginó en algún momento
qué hallazgos podrían producirse en Atapuerca?
Respuesta. No se podía imaginar y, de
hecho, cada año sorprende. Lo mejor que puede ocurrir en un proyecto científico
es que te sorprenda. Si no lo hace es que ya ha agotado sus potenciales.
P. ¿Y qué es lo que más le ha
sorprendido a lo largo de estos años?
R. El hallazgo de tantos fósiles
humanos es obviamente lo más importante en mi trabajo, pero en estos años han
ocurrido cosas en Atapuerca y en la ciencia, como los análisis genéticos, con
los que nadie contaba y ni siquiera imaginaba. Ahora tenemos estudios de ADN de
hace 400.000 años. Ha sido una sorpresa para todo el mundo. En Atapuerca lo más
importante ha sido el gran número de hallazgos de restos humanos, que aparecen
más que en ningún otro sitio, aún más que en el resto de sitios juntos.
P. ¿Por qué se eligió el yacimiento de
Atapuerca?
R. Es una historia que se parece
a cualquier otra en el mundo de la ciencia. Uno tantea diferentes
posibilidades, explora líneas, vías, algunas parecen más interesantes y ahí se
pone más esfuerzo, se progresa y se obtienen resultados. Entonces se invierte
más. La historia de Atapuerca no es el resultado de una intuición genial. En
realidad Atapuerca no empezó a dar resultados hasta el año 1992, cuando se hizo
el primer gran hallazgo. Pero los comienzos fueron muy duros, como lo son para
un astrónomo, un biólogo molecular o un botánico. Al principio es una rueda que
gira muy despacio. La ciencia tiene un método común. No hay tanta diferencia
entre estudiar terremotos y buscar fósiles. Consiste en explorar lo desconocido
y nadie sabe cómo hacerlo.
P. A pesar de trabajar con lo
desconocido, ¿piensan en lo que sí podrían descubrir?
R. No, pero excavamos donde ya
sabemos lo que hay. Estos yacimientos son para obtener más de lo mismo. Y luego
está lo desconocido. Hay mundos nuevos que son los fascinantes y los ya
conocidos que todavía se pueden conocer mejor. En Atapuerca tenemos eso, los
mundos ya conocidos y otros que no conocemos bien.
P. Pero luego hay hallazgos, como el de
una mandíbula en Israel que reescriben lo que ya
sabíamos…
R. Bueno, no hay que hacerles
tanto caso a los autores… Hay que matizar. A veces me preocupa cuando se dice
que un hallazgo obliga a reescribir la evolución humana. Sería un desastre. Es
como si antes no hubiéramos sabido nada. Si descubriéramos una nueva ciudad
romana, ¿cambiaría todo lo que sabíamos sobre los romanos? ¡Hombre, no, estaría
bueno! Se iluminan ciertas épocas o momentos de la evolución humana, pero sin
pasarse.
P. Aunque habrá veces que sí sea el
caso…
R. Sí, es verdad que a veces se
producen descubrimientos que no cambian lo que ya se sabía, pero que amplían el
conocimiento. Por ejemplo, en el año 1994 se pensaba que Europa había sido
poblada hace medio millón de años, pero ese mismo año encontramos fósiles
humanos en gran abundancia de hace 900.000 años. Es decir, 400.000 años más
antiguos. Eso es como llegar a un continente desconocido, pero el
descubrimiento de América no cambió Asia o Europa, simplemente añadió algo. La
ciencia crece.
P. En cuanto a la pieza de
maxilar hallada en Israel, su descubrimiento fue suficiente para determinar que
el Homo sapiens salió antes de África. ¿Cómo es posible?
R. Es como encontrarse un reloj
en un templo azteca. ¿Qué dirías? Esto es muy fuerte. Solo un reloj lo cambia
todo. ¿Cómo pueden saber que hacían tecnología avanzada? Hombre, si hacían
relojes… Hay casos que son obvios. Hay noticias que obligan a revisar muchas
cosas. En realidad no aparecen relojes, sino perfeccionamientos o ampliaciones
de lo que sabemos. En contra de lo que se piensa, la ciencia es sumamente
cautelosa y conservadora. Las publicaciones científicas son muy sobrias.
P. ¿Por qué nos atrae tanto la
antropología?
R. Porque nos interesan nuestros
orígenes. Solo hay dos explicaciones: la religión y la ciencia. La gente quiere
saber de dónde viene y por qué estamos aquí. Se suele decir que las tres
preguntas de la filosofía vasca reflejan al ser humano: ¿quiénes somos? ¿De
dónde venimos? y ¿Adónde vamos a ir a comer? Pero además tenemos preocupaciones
intelectuales: ¿qué hacemos aquí? ¿Qué nos ha creado? Hay quien busca una
explicación religiosa, mística o extraterrestre, pero todo el mundo necesita
saber por qué está aquí. Esa pregunta, inherente al humano, es la más
importante que uno se puede hacer. Una vez que solucionas el tema de la comida,
lo siguiente es eso [risas]. Los niños que nazcan en los próximos milenios van
a hacerse la misma pregunta.
P. Y en realidad nunca se contestará
del todo… ¿o sí?
R. La religión da una explicación
falsa y los científicos lo explicamos. La felicidad personal de cada uno se la
busca cada cual. Pero si quieres saber de dónde venimos, yo te lo explico. Si
quieres saber por qué estamos aquí, yo te lo explico…
P. No sé si preguntárselo [risas]...
¿Por qué estamos aquí?
R. Mi nuevo libro va justamente sobre eso. La
evolución, desde el origen del cosmos hasta el origen de la vida, pasa por
diferentes umbrales: la aparición de la Tierra, la vida en ella, las células
complejas, la conciencia, la mente simbólica, el pensamiento abstracto,
etcétera. Cada uno de esos pasos pudo o no haberse realizado. A lo mejor no era
necesario que ocurrieran o quizá eran inevitables. La pregunta es si la
historia de la vida y la historia humana tienen una dirección, una flecha. El
propio lector, con la información que le doy, decide si cada paso es algo que
tenía que suceder o pudo no haber ocurrido nunca.
P. ¿Así que el lector se responde
a sí mismo?
R. Sí, le dejo que decida por sí
mismo. El lector es tan inteligente que puede llegar a sus propias
conclusiones. Así yo no me hago responsable de la filosofía de los demás. Yo
aporto todas las informaciones sobre lo que han pensado los diferentes genios.
Yo cuento lo que hay, doy mi opinión, y lo que han dicho los más listos sobre
los diferentes pasos que nos han hecho llegar hasta aquí.
P. ¿Ahora mismo podría decirme a
mí por qué estamos aquí?
R. Tú estás aquí porque tu padre
y tu madre se acostaron una noche. Pero hay que buscar la explicación. Y eso
está en el libro.
P. Pero cuanta más información tenemos,
más complejo nos parece el mundo…
R. Es que es muy complejo y
contradictorio… Los que intentan simplificar lo complejo son muy peligrosos. Si
cogemos, por ejemplo, el código genético que tenemos, el ADN, ¿es el único
posible? ¿Podrían existir otros códigos genéticos? ¿Por qué tenemos este y no
otro que podría ser mejor? ¿Por qué no?
P. Hablando de ADN, me viene a la
cabeza el hallazgo de Denny, la hija de una neandertal y un
denisovano. Con estos descubrimientos siempre sale a debate una pregunta
recurrente: ¿Podrían ser Homo sapiens, neandertales y denisovanos
la misma especie?
R. No, no lo somos. Ahora mismo,
¿tú estás hablando en español o en árabe?
P. Español, que yo sepa.
R. ¿Sabes que la palabra alcalde
viene de ‘al-qadi’, de origen árabe? Pero no por eso es árabe lo que hablamos.
Que tengamos palabras de origen árabe no convierte el español en árabe. Que
tengas un 2% de genes neandertales no te convierte en una neandertal. En
biología, como en las lenguas, todas las poblaciones tienen algunos genes de otras
especies. Como no nos creó un dios, es esperable que las especies absorban
genes unas de otras. Solo un creacionista podría pensar que las especies son
puras, separadas y que no tienen contacto con otras.
P. Esas tres especies vivieron a
la vez, pero solo compartimos un pequeño porcentaje de genes. ¿Es eso lo que
nos distingue?
R. Tenemos genes de todas partes.
Mira los españoles. Tenemos un montón de genes africanos y de las estepas. Mira
los osos de Cantabria. Tienen un 2% de genes de osos de las cavernas. Es como
si dijeras que el español fue creado por Dios como una lengua distinta del
francés. En ese caso sí sería sorprendente que tuviéramos una palabra en común.
Dios no se repite. Pero los idiomas son un producto de la evolución lingüística
y, teniendo en cuenta que somos vecinos, no me sorprende que digamos cruasán
aunque no seamos franceses, sino españoles. Ese mismo razonamiento aplícalo a
la biología.
P. ¿Qué hay de los análisis
genéticos que se venden ahora para conocer nuestro origen? Yo por ejemplo, que
soy francesa, no tengo nada francés. Esto le habrá pasado a mucha gente. ¿Cómo
se lo explicaría a esas personas?
R. Es que lo francés no existe,
es un concepto político. Realmente no existen el gen francés ni el vasco. Son
en realidad diferentes proporciones o mezclas.
P. Si la gente lo supiera, ¿cree que
afectaría a los nacionalismos?
R. En principio, no tendría por
qué. Que tengamos genes distintos no debería cambiar nada. El nacionalismo
actual es más cultural. ¿Sabías que el apellido más común de Cataluña es
Fernández, por ejemplo? El nacionalismo renunció hace tiempo al componente
biológico y ahora se basa en la cultura. Utilizan otros elementos para definir
la identidad. Ya puestos, yo no soy nacionalista y mi familia es vasca y vascoparlante.
P. Centrándonos en España, ¿con qué
obstáculos se enfrentan la antropología, la arqueología y la paleontología?
R. Como decía Groucho Marx,
¿comparado con qué? Si lo comparamos con Argelia, pues vamos bastante bien. Si
lo comparamos con Francia o Italia, ya vamos bajando. Pero se ha progresado.
Tenemos un patrimonio inmenso y lo tenemos que saber contar. Hay que invertir.
Las instituciones deben saber que esto es una industria o un recurso económico,
en todo caso. Esa es la lucha que tenemos. Hay trabajo que hacer.
P. En parte, conocer nuestro pasado nos
hace entender y valorar más nuestro presente, ¿no cree?
R. Sí, y nos hace más felices,
espero. Aprendemos, disfrutamos, vivimos otras vidas. Yo siempre digo que la
vida no puede ser trabajar toda la semana e ir el sábado al supermercado. Eso
no puede ser. Esa vida no es humana. Tiene que haber algo más pero aquí, en
esta vida. Y esa otra cosa se llama cultura. Es la música, la poesía, la
naturaleza, la belleza… Es lo que hay que apreciar y disfrutar porque, si no,
esto es una mierda.
P. Nuestros antepasados seguramente
sabían apreciar mejor la vida...
R. Hombre, claro. No trabajaban
toda la semana ni iban el sábado al supermercado.
P. ¿Qué hemos hecho mal entonces?
R. Alguna cosa hemos hecho mal,
pero aún estamos a tiempo. Tenemos a Mozart. No está mal. Apreciar la belleza
es una cuestión de educación y sensibilidad. Busque lo que es bello en la vida.
Hay mucha belleza.