lunes, 13 de noviembre de 2017

Locus amoenus 7

El puente de las Herrerías sobre el río Guadalquivir, cerca de su nacimiento
Fuente: loqueseocultabajoelsol.blogspot.com, 7.08
Ayer y hoy (y mañana) 6, anterior entrada del blog

Rey de los otros, río caudaloso,
que en fama claro, en ondas cristalino,
tosca guirnalda de robusto pino
ciñe tu frente, tu cabello undoso:

pues dejando tu nido cavernoso
de Segura en el monte más vecino
por el suelo andaluz tu real camino
tuerces soberbio, raudo y espumoso,

a mí, que de tus fértiles orillas
piso, aunque ilustremente enamorado,
tu noble arena con humilde planta,

dime si entre las rubias pastorcillas
has visto, que en tus aguas se han mirado,
beldad cual la de Clori, o gracia tanta.

              Luis de Góngora, Sonetos, XXII (1582)

¡Detente aquí, viajero! En estas peñas
nace el que es y será rey de los ríos,
entre pinos gigantes y bravíos,
que arrullan su nacer y ásperas breñas.

Él reflejó otro tiempo las enseñas,
las armas, los corceles y atavíos
de razas imperiosas, cuyos bríos
postráronse en sus márgenes risueñas.

Él se ensancha entre olivos y trigales,
cruza pueblos de hechizos y poesía
y al mar corre a rendirle sus cristales.

Mas, como lleva sal de Andalucía,
sus aguas vuelve a las del mar iguales,
para llegar más lejos todavía.

Y así van sus caudales,
triunfantes en el seno de las olas,
a las playas de América españolas.

             Joaquín y Serafín Álvarez Quintero,
Guadalquivir, En su nacimiento, en Cazorla

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