jueves, 15 de marzo de 2018

Ayer y hoy 20

Jaén, calle Reventón, al fondo, arriba, la cruz del cerro de Santa Catalina
Foto: Antonio Erena, 23.09.17
Gólgota, anterior entrada del blog

Brillantísima turba de poetas,
los que buscáis de la creación las galas
para escribir cuartetas
más buenas o más malas;
los que llamáis culebra al arroyuelo;
a la nube cañón, al cañón nube;
al cielo mar; a la mujer querube;
al querube mujer; a la mar cielo;
y nos decís que el sol ama a la luna,
y que la luna al sol sigue la pista,
cuando no se conocen ni aun de vista.
Los que al sentir cantar los ruiseñores
pensáis cándidamente
que cantan sus amores,
sin acoger la tremebunda idea
de que pueden hallarse de pelea;
los que decís con armoniosas galas
que todas las mujeres tienen alas
y que son por lo puras
ángeles forasteros
que viven cuartos cuartos o terceros
en lugar de vivir en las alturas;
los que con tono serio
nos contáis que la aurora llora o ríe,
conforme está de humor; que el aura leve
tiene amor con las flores; que la rosa
se aflige cuando llueve,
y que la azul laguna,
que estaba en relaciones
con el arroyo manso y cristalino,
da quejas a los cielos
cuando el infiel galán, por darle celos,
se detiene en la presa del molino.
Los que cantáis... venid... Hay aquí un mundo
de ardiente inspiración; la ciudad mía
es por hados fatales
un cuaderno especial de geografía,
con notas del autor y editoriales;
en sus calles hay golfos y colinas,
peñascos y torrentes,
cascadas y ruinas,
con otros accidentes
que forman por su hechura
un globo de admirable contextura.
Aquí, por privilegio
de que ejemplo no existe, en pleno día,
lucientes y a millones,
las estrellas se ven a tropezones;
aquí, porque Dios quiso,
las flores brotan en los riscos suaves
que pueblan a la par gozando el piso
cabras de buenos pies, y águilas graves;
aquí las calles lóbregas y frías,
para bien de las gentes,
son en lugar de calles, droguerías...
Aquí... mas no prosigo, de mis huellas
marchad en pos, y contemplad serenos
el vasto panorama
que en pos de mis históricas querellas
os voy a demostrar sin más ni menos.
Una calle... miradla... allá a lo lejos
profundos precipicios; son las grutas
del gigantesco Cáucaso; a su planta,
un lago... es el Mar Muerto; muy vecina
a las rocas aquellas
una roca se empina
haciendo tropezar a las estrellas...
Es el pico del Teide; en la pendiente
se dibujan detrás confusamente
hondos desfiladeros;
las Termópilas son; ¡ay del que pisa
sus peñones ingratos,
que aunque vuelva a su casa con camisa,
de seguro no vuelve con zapatos...!
Allá lejos, al pie de oscura loma
se ve un charco asqueroso, triste y feo;
allí estuvo Sodoma;
aquel picacho que al oriente asoma
debe ser el Montblanc o el Pirineo;
y aquellas aguas que por dos pendientes
bajan en las crecientes
hasta la cueva oscura
que con rejón de hierro se asegura,
son los brazos del Nilo,
que de la lluvia en la estación impía
al mar se echa intranquilo
besando la ciudad de Alejandría.
¿Conocéis el lugar así en conjunto?
La calle de Cerón; pues a otro asunto.

………………

Otra calle... ¿Qué veis? Sombras y luto;
apenas en su seno se levanta
de la vida el rumor como tributo;
inmundo el suelo; las paredes brotan
líquidos horrorosos; aquí estuvo
Pentápolis feroz; Dios en su ira
con hirviente betún abrasó el seno
de las cinco ciudades; hoy se mira
el piso ingrato al ingrediente ajeno;
mas en cambio se ven, y muy recientes,
tan viles ingredientes,
que piden con sus lúgubres escorias
bandos, multas, columnas mingitorias,
órdenes de prisión y dependientes.
Allá a los lejos vese una figura
en sucia y académica postura:
sin duda es un judío*
que sin fogar ni grey
abusa de su estúpido albedrío
profanando la sombra de la ley.
¿Conocéis el lugar? Aunque os asombre
su nombre callaré porque es impuro,
y a más de callejón, Sucio de nombre.
Otra calle, en su centro las arenas
raudas se arremolinan; negras nubes
en alas de Simoun
se levantan insanas,
pretendiendo comerse las manzanas.
Reverbera la luz; las aves chillan;
sólo las aguas por su ausencia brillan.
Es el Sahara... huid... los vendavales
levantarán la arena,
y hasta las catedrales
al polvo impuro servirán de cena.
En vano pide el árabe afligido
desde el culto Yemen
agua a los cielos... nada...
las aguas no se ven... años pasados
por la arena abrasada
pasaban los nublados
por un jumento fúnebre arrastrados;
mas, ¡oh negro tormento...!
ya no más pasarán; el tiempo errante
mató a fuerza de siglos al jumento,
y la nube tonel quedó cesante.
¿Conocéis el lugar? Lo arrecifado,
¡la Carrera, la Plaza y el Mercado...!
Allá lejos, por medio de azoteas,
de torres y de cúpulas bravías,
negras nubes de humo
se elevan por las bóvedas vacías.
Allí vive Nerón; es panadero;
él su furor desploma
sobre todos los que hay en su camino,
y anhelando abrasar la nueva Roma,
empieza por la casa del vecino.
No hay compasión... mirad... el humo crece;
la nube se agiganta;
ya una casa perece,
y el nuevo Nerón canta,
y junto al pan ¡la humanidad se cuece...!
Mas lejos... torreones...
casas apuntaladas...
lúgubres murallones...
ruinas abandonadas,
precipicios, escombros y peñones...
Allí están los fragmentos de Herculano
que el Vesubio aplastó, de Babilonia
del vicio criminal fruto liviano;
los escombros de Quito
ciudad que sin conquista
derribó un terremoto socialista;
los arruinados muros
de la gran Jericó, que por inquieta,
domando mundos y parando soles,
arrasó Josué con la trompeta,
a fuerza de becuadros y bemoles
las torres son del Cairo; los pilares
de Eacsos y Baltech; los edificios,
que apenas se sostienen,
y cuando sopla el aire van y vienen,
son residuos de casas galileas
que viven tristemente,
apoyando sus negras chimeneas
en la pared de enfrente;
y los otros solares arruinados,
que al Oriente se hacinan
dominando murallas y tejados,
son los restos de Rodas,
patria de aquel coloso
de instintos tan feroces
y de tan duros brazos,
que derribó su pueblo a puñetazos
una siesta fatal, soñando a voces...

………………….

¡Oh recuerdo de historia y geografía
filosóficamente detallados
en el conjunto de la patria mía...!
¡Oh patria, que en tu histórico recinto
tienes un laberinto
de cosas tan sin par y diferentes
que espantan a las gentes...!
Descansa en paz; y si mañana acaso
algún arrebatado Municipio,
(por exceso de atraso)
osa arreglar tus plazas y tus calles
o levantar del suelo un solo ripio,
dile con voz de bajo muy profundo
estas palabras que alzará la historia...
«No profanéis mi gloria...
yo soy la estatua del antiguo mundo.»

Bernardo López García,
De cómo se puede estudiar geografía histórica
por el piso y otros accidentes de Jaén, Oda

*El callejón Sucio es hoy el ‘callejón de la Mona’,
a cuya popular figura alude López como judío.

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