lunes, 12 de marzo de 2018

Locus amoenus 10

Paseo de entrada en Las Ermitas, sierra de Córdoba, al fondo la iglesia de Ntra. Sra. de Belén
Foto: Antonio Erena (2.16)
Hay en mi alegre sierra
sobre las lomas,
unas casitas blancas
como palomas.

Le dan dulces esencias
los limoneros,
los verdes naranjales
y los romeros.

Allí, junto a las nubes,
la alondra trina;
allí tiende sus brazos
la cruz divina.

La vista arrebatada
vuela en su anhelo
del llano a las ermitas,
de ellas al cielo.

Allí olvidan las almas
sus desengaños;
allí cantan y rezan
los ermitaños.

El agua que allí se oculta
se precipita,
dicen los cordobeses
que está bendita.

Prestan a aquellos nidos
los querubes,
guirnaldas las estrellas,
mantos las nubes.

¡Muy alta está la cumbre,
la cruz muy alta!
¡Para llegar al cielo
cuán poco falta!

       Antonio Fernández Grilo,
Las Ermitas de la Sierra de Córdoba

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