miércoles, 23 de enero de 2019

Silueta

Ferrer Lerín visita la exposición antológica "Ferrer Lerín. Un experimento" (Rectorado de la Universidad de Málaga, 4.10.18 al 4.01.19) dentro del reportaje dedicado a la misma emitido en el programa Tesis (Andalucía TV, 19.01.19), foto: Antonio Erena
"Ferrer Lerín. Un experimento", página web de la UMA

Este es el embustero que a veces imita el ladrido del perro.
Este es el rey de la leña podrida y de los huesos de médula atinada.
Esta es la madre de figura capciosa que mece imprecisa la impudente alimaña.
Esta es la mujer de facciones morenas que cruza ligera las colinas cansadas.

Son cadáveres dispuestos al alba en atroces posturas,
reptantes longitudes que todo lo envenenan, valles asustados.
Padres convertidos en ogros de antro, septenarios ciegos,
parejas contrarias, visionarios pulcros en arte maduro,
reos aquejados de un rural siseo, cundió la costumbre de negar el uso
de suaves nodrizas, ¡serpientes, no hijos! proclamó el soldado,
taciturno hirsuto, mendigo de hierba que engrasa el ganado.

Núbiles obreras, de hábil maleficio, quemaron el lienzo,
vieron al enano que modela el barro, a Cruel, a Guisado,
a Sesenta Inviernos, a las Pestilencia –cuñadas enormes-
y a las Moribundo –primas elocuentes- forzar la sintaxis
que inclusivas hordas –amazonas bulbos-
vierten en el Húmedo. Pasmada montura,
nadar nunca pudo.

Francisco Ferrer Lerín, Furor censal, de su libro Hiela sangre

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