miércoles, 18 de enero de 2023

Triples 26

El 10º Panchen Lama, Mao Tse-Tung y el 14º Dalai Lama en Pekín, 11.09.1954, fuente: Wikipedia Commons
    También los hombres consagraban mucho tiempo a sus vestiduras. Los más bellos brocados azafrán y oro llenaban sus guardarropas, pues el rango gobernaba el más pequeño detalle de su apariencia y el derecho a usar ciertas prendas, objetos y adminículos, como cuchillos y bolsas con dinero. Tampoco la forma del traje era la misma para todos, y este protocolo afectaba incluso al equipo del caballo. Un señor no vacilaba en gastarse dos mil dólares en una silla con aplicaciones de oro, o en unos arneses adornados de marfil y turquesas, si su posición en la completa jerarquía gubernamental requería tales extravagancias.
     En la capital del Tíbet residían dos mil cuatrocientos de los más diestros artesanos de Newar forjando gargantillas, tabaqueras y sables de adorno, así como las bonitas lamparillas de manteca en forma de cáliz, que se utilizan como ofrenda a las divinidades.
     Pero el mayor poder y riqueza del Tíbet se hallaba en manos de los monjes, que eran los habitantes más influyentes de Lhasa.

Michel Peissel, Los khambas, guerrilleros del Tíbet, Editorial Juventud, Segunda edición, abril 1973, p. 117.

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