martes, 14 de mayo de 2024

Geometría 4

Placa en la plaza del teatro Infanta Leonor de Jaén con texto de Sinesio Delgado, foto: Antonio Erena, 09.05.24
—¿Conque vasté á la tierra del ronquío?
(me había dicho un andaluz muy jaque
que en el camino de Granada tuve
la dicha de encontrarme).
—Sí, señor, á Jaén: ¿quiere usted algo?
—Pues oigasté, compare;
en Jaén hay que ver, ni más ni menos,
que tres cosas notables:
la catedral, la cara é Jesucristo...
—¿Y qué más?
                        —Y el camino pa marcharse.
 
    De modo que era horrible
la impresión que tenía al apearme,
y sólo por quitármela de encima
cuando me vi en Jaén, me eché á la calle.
Será porque yo tengo
propensión muy marcada á equivocarme
ó porque llevo siempre la contraria
ó aprecio de otro modo los detalles,
el caso es que ¡lo juro
por la Virgen del Carmen!
me ha gustado Jaén, y no comprendo
que se vaya contento el que se marche.
La población no es cosa
del otro jueves ni del otro martes;
pero hay muchas peores
que no le ocurre despreciar á nadie.
¡Y es tan alegre aquello!
Hacia Mengíbar, el extenso valle
que ha trasformado el río
en fuente de riqueza incalculable,
y hacia Granada (¡la gentil Granada!)
sirviendo á la ciudad como baluarte
las montañas plomizas
que dora el sol al declinar la tarde,
¡el sol de Andalucía,
que es un sol con corona de brillantes!
Además, entre aquellos
viñedos y olivares
se conserva el genuino, el legendario,
el pintoresco traje
de la nación andaluza, que ha servido
para prestar a la nación carácter.
Los anchos pantalones de campana
que al llegar a la bota se entreabren,
el sombrero redondo
y la manta ceñida con donaire.

    La hermosa catedral, la más moderna
de nuestras catedrales,
obra de fines del pasado siglo,
merece visitarse.
El célebre lagarto, que conservan,
y que es un cocodrilo respetable,
según la tradición, era un demonio
que salió, no se sabe
de dónde ni por qué, tras una santa
y se dio á acometerla con coraje.
Buscó la perseguida
su amparo en una cruz para salvarse,
y ante el lábaro santo
reventó el animal en un instante.
Así me ha referido la leyenda
un andaluz que dice que la sabe,
y así la apunto bajo su palabra
sin meterme en dibujos ni detalles.
    Junto á la catedral, á pocos pasos,
ocupando un perímetro muy grande,
he visto los cimientos de un palacio
que honrará la ciudad cuando se acabe.
    Edificio soberbio, por las trazas,
que la Diputación va á regalarse,
aunque según me han dicho, no está ahora
el país para bromas de esa clase;
pero no es de extrañar,
porque lo mismo sucede en todas partes.

    También ¡es claro! visité el Casino,
que es bueno y elegante
y que demuestra que en Jaén la vida
no es tan pesada como dijo el jaque.

    Es la Cara de Dios, que goza fama
entre nuestras leyendas populares
y de la cual procura
daros Cilla una idea con el lápiz,
un lienzo de pequeñas dimensiones
que representa la sagrada imagen,
encerrado en un marco
de rubíes, zafiros y brillantes;
en fin, un marco digno
de guardar esa joya inestimable.
Me han dicho que valdrá cinco millones
y, al verlo, se comprende que los vale.
    En Jaén, por lo menos,
de su autenticidad no duda nadie,
pues es la misma que quedó en el paño
estampada con lágrimas y sangre.
    La fe es la poesía;
creámoslo también, y Dios nos guarde.
 
                                               23 Junio l888.
 
Sinesio Delgado, «España Cómica (Apuntes de Viaje), XLV. Jaén
», en Obras completas, Tomo Primero, Versos y Prosa, Imprenta de los Hijos de M. G. Hernández, Madrid, 1919, págs. 139 y 140.

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