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Pedro Roldán, Jesús Nazareno (1685-86), Hermandad de la O, Sevilla, fuente: Pinterest |
Sacar
un paso de Virgen bien puesto significa un indudable riesgo y un inconsciente
derroche. El paso del Cristo es siempre más sencillo y más barato. Sin que yo sepa
explicar por qué, lo cierto es que todo lo que se relaciona con el Cristo es
menos costoso y complicado que lo de la Virgen. Un paso de Cristo está
arreglado con treinta o cuarenta luces y unos manojos de claveles. Ni costosos
mantos ni fabulosas alhajas. Hay un Jesús Nazareno con la cruz al hombro, de
una cofradía de barrio, que algunos años ha salido en procesión llevando por
todo lujo en los puños blancos que cuidadosamente asoman por las bocamangas del
hábito unos sencillos gemelos de brillantes. Lo menos que, a juicio de sus
pintureros cofrades, se puede llevar para salir decentemente a la calle.
Hay
una sola excepción: El Gran Poder.
Manuel Chaves Nogales, Semana Santa en Sevilla, Almuzara, 2013, págs. 96-97 (publicado originalmente en Ahora, diario gráfico, N.º 1.334, 05.04.1935, págs. 18-19).
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