martes, 29 de abril de 2025

Sin palabras 9

Folleto en la iglesia Prioral de El Puerto de Santa María, foto: Antonio Erena, 09.04.25
Evitar desplazamientos innecesarios, pidieron las autoridades. Así que muchos decidimos dejar el coche en el trabajo y regresar a casa caminando. Esta es la crónica del camino de vuelta a casa en la tarde del apagón masivo. A las 18 horas, la calle de Alcalá a la altura de la Quinta de los Molinos lucía con sol y un ambiente extraño, como de cierta irrealidad. Es la calle más larga de Madrid, con 10,5 kilómetros de extensión. Este paseo, algo más corto, de 7,5 kilómetros, estaba lleno de gente que comentaba el tema del día con más o menos gracia.

-Ha sido un ataque cibernético- dice una señora mayor.

-Sí, sí, hablan de Alemania, Holanda, Bélgica… ¡todo el mundo!- le contesta un chico

-¡Que no, que ha sido solo en España y Portugal!- tercia otro

En una óptica, tres personas tratan de cerrar la puerta automática.

Lo logran. Alegría.

-Pero ahora a ver cómo hacemos para que salgas tú- dice una chica.

Y el que se ha quedado dentro deja de reírse.

-¿Mañana hay colegio?- pregunta una niña de uniforme.

Dos policías a caballo y un coche custodian una ambulancia parada al lado de un camión. Puede que se trate de una incidencia normal, pero la gente la mira con el apagón en mente.

Todos los bancos del camino están ocupados. Y cada banco es una tertulia. El tema es libre.

-¿Tú crees que he echado barriga?-, le dice un hombre a una mujer mientras se sube la camiseta.

-Un poco sí-, dice ella.

La policía regula el tráfico en los grandes cruces. En las calles más pequeñas, rige una especie de acuerdo tácito entre conductores y peatones.

La báscula no funciona en la frutería:

-¿Cuánto me das por esto?-, pregunta el tendero.

(Esto son dos kiwis, cuatro tomates y dos naranjas)

-Yo qué sé-, contesta la chica.

-Bueno, yo sé lo que es, pero es por saber cuánto pagarías-.

-Lo tengo fácil, porque solo tengo cinco euros-.

-Pues venga, dame cinco euros-.

Llegando a Ventas, pasa un camión de la UME.

La M-30 está colapsada en un sentido.

Dos chicas se abrazan. Una le ha dado una rosa a la otra.

-¿Cómo está el centro?-, le pregunta un chico a un taxista.

-Pues hay calles que parecen domingo y otras, Navidad-.

El abrazo de las dos chicas de la rosa todavía dura.

-Al parecer está volviendo la luz por el norte y por el sur, porque nos la están dando Francia y Marruecos-, informa un chico a sus compañeros de marquesina de autobús.

Una pareja hace recuento en tono tranquilizador:

-Tenemos dos latas, huevos, patatas, cebollas…

Una chica pregunta a otra:

-¿Tú sabes lo que funciona y lo que no en un apagón?

Algunos bares han cerrado. Otros ofrecen servicio a través de una ventana. Hay gente en las terrazas.

-Papá, esta linterna funciona girándola, dice una chica a las puertas de una tienda.

-Vale, contesta él.

-¿Habrá misa hoy?-, pregunta una señora a un joven cerca de la parroquia de Nuestra Señora de Covadonga.

-Seguro que sí, pero falta todavía media hora-, le contesta.

En la plaza de Manuel Becerra, centenares de personas hacen cola para coger el autobús. Las filas serpentean para no cruzarse con otras ni consigo mismas.

-¿Por qué tenemos que ir a ver a la abuela si hay apagón?-, pregunta una niña.

-Porque la abuela no es eléctrica-, le contesta su madre, provocando la risa de las personas que la rodean.

Una señora recapitula lo sucedido durante la mañana:

-El fogonazo fue a las doce y media-, les dice a dos señores.

En ese instante, un hombre con maleta pregunta a la señora:

-¿Para llegar a la estación de Méndez Álvaro?

-Ay, madre…-, le sale a ella del alma, y se pone a explicarle en un tono de compasión.

Un hombre en un banco lee Nexus, de Harari.

-Joder, y tú y yo ahora hasta Legazpi- le dice un amigo a otro.

La entrada principal de El Corte Inglés de Goya está repleta de gente.

-Esto debe ser un lugar de quedada o algo- dice un señor.

-Yo creo que es porque hay sombra-, le responde su amigo.

Cada sirena de policía o de ambulancia detiene el tiempo. La gente las sigue mientras permanecen en su campo visual.

-¡Y encima mañana hay examen!-, exclama una niña en lo que parece ser el peor día de su vida.

Una pareja mira el escaparate de un concesionario de motos.

-Igual nos venía bien una para días como hoy-, le dice ella a él.

En el entorno del Retiro, empiezan a aparecer otros idiomas. También corredores que van al parque.

-Oiga, vaya usted por la acera, por favor, que no hay luz, pero sí normas, le dice un policía local a un ciudadano despistado.

Pasada la plaza de Cibeles, un adolescente saca el móvil y consigue llamar a su padre.

-¡Papá, hemos salido a dar un paseo por Madrid y justo ha vuelto la luz!-, le dice con gran alegría.

-Creemos que ha vuelto-, le matiza la madre.

-Lo que han vuelto seguro son los datos-, añade el adolescente, que no quiere rebajar su emoción.

Más de 50 personas hacen cola ante un cajero automático.

Suenan algunos mensajes. Una chica grita de alegría cuando ve que tiene señal en el teléfono.

-Oye, que Inés va a dormir en casa. Que no hay trenes a Valladolid-, le explica a su interlocutor.

Llegando al kilómetro cero, dos chicos de unos 40 años filosofan:

-Si lo piensas, España es un país de la hostia. Con todo el lío que hay, y la gente tomando cañas-, reflexiona uno.

-Y encima el jueves es fiesta-, añade el otro.

Pedro Zuazua, «Oído durante un paseo de 7,5 kilómetros, de la oscuridad a la luz, la tarde del apagón: “España es un país de la hostia”. Una caminata de vuelta a casa por la calle de Alcalá, la más larga de Madrid, con comentarios de todo tipo», El País, 29.04.25.

domingo, 27 de abril de 2025

Cetro

Cetro del hermano mayor de la cofradía de la Virgen de la Cabeza de Torredonjimeno (Pineda, Torredonjimeno, 1917), foto: Antonio Erena, 27.09.24

jueves, 24 de abril de 2025

Fuentes 13

Fuente de la Villa, Martos, foto: Antonio Erena, 22.04.25
Reynando en estos Reynos el em-
Perador y Rey don carlos nuestro señor, siendo go-
Vernador desta provincia el magnifico cauallero fre-
y hernan chacon comendador de Montachelos, mando ha-
ser esta fuente año mdxxxvi años.
(inscripción reproducida en la fuente, la original en la Casa de Cultura Francisco Delicado)

sábado, 19 de abril de 2025

Sábado Santo 2025

Tilman Riemenschneider, Dolorosa (Der Trauernden Maria, c. 1505), Mainfränkischen Museum, Wurzburgo, foto: Holger Uwe Schmitt, Wikimedia Commons

viernes, 18 de abril de 2025

jueves, 17 de abril de 2025

miércoles, 16 de abril de 2025

Miércoles Santo 2025

Pedro Roldán, Jesús Nazareno (1685-86), Hermandad de la O, Sevilla, fuente: Pinterest
   Sacar un paso de Virgen bien puesto significa un indudable riesgo y un inconsciente derroche. El paso del Cristo es siempre más sencillo y más barato. Sin que yo sepa explicar por qué, lo cierto es que todo lo que se relaciona con el Cristo es menos costoso y complicado que lo de la Virgen. Un paso de Cristo está arreglado con treinta o cuarenta luces y unos manojos de claveles. Ni costosos mantos ni fabulosas alhajas. Hay un Jesús Nazareno con la cruz al hombro, de una cofradía de barrio, que algunos años ha salido en procesión llevando por todo lujo en los puños blancos que cuidadosamente asoman por las bocamangas del hábito unos sencillos gemelos de brillantes. Lo menos que, a juicio de sus pintureros cofrades, se puede llevar para salir decentemente a la calle.
    Hay una sola excepción: El Gran Poder.

Manuel Chaves Nogales, Semana Santa en Sevilla, Almuzara, 2013, págs. 96-97 (publicado originalmente en Ahora, diario gráfico, N.º 1.334, 05.04.1935, págs. 18-19).

martes, 15 de abril de 2025

Via Crucis

Joseph de las Casas, Via Crucis (Estaciones 1 a 14, Sevilla, 1749), planta baja del patio principal del Hospital de Mujeres, Cádiz, fotos de Antonio Erena (10.04.25), excepto la 6 y la 11 de Alfredo García Portillo en Retablo Cerámico, códigos 01773 y 01778

lunes, 14 de abril de 2025

Obituarios 68

Mario Vargas Llosa (Arequipa, 28.03.1936 - Lima, 13.04.2025) con su madre, fuente: Centro Cultural Inca Garcilaso (página web)
Desde la puerta de La Crónica Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú? Los canillitas merodean entre los vehículos detenidos por el semáforo de Wilson voceando los diarios de la tarde y él echa a andar, despacio, hacia la Colmena. Las manos en los bolsillos, cabizbajo, va escoltado por transeúntes que avanzan, también, hacia la plaza San Martín. Él era como el Perú, Zavalita, se había jodido en algún momento. Piensa: ¿en cuál? Frente al Hotel Crillón un perro viene a lamerle los pies: no vayas a estar rabioso, fuera de aquí. El Perú jodido, piensa, Carlitos jodido, todos jodidos. Piensa: no hay solución. Ve una larga cola en el paradero de los colectivos a Miraflores, cruza la plaza y ahí está Norwin, hola hermano, en una mesa del Bar Zela, siéntate Zavalita, manoseando un chilcano y haciéndose lustrar los zapatos, le invitaba un trago. No parece borracho todavía y Santiago se sienta, indica al lustrabotas que también le lustre los zapatos a él. Listo jefe, ahoritita jefe, se los dejaría como espejos, jefe.
—Siglos que no se te ve, señor editorialista —dice Norwin—. ¿Estás más contento en la página editorial que en locales?
—Se trabaja menos —alza los hombros, a lo mejor había sido ese día que el director lo llamó, pide una Cristal helada, ¿quería reemplazar a Orgambide, Zavalita?, él había estado en la universidad y podría escribir editoriales ¿no, Zavalita? Piensa: ahí me jodí—. Vengo temprano, me dan mi tema, me tapo la nariz y en dos o tres horas, listo, jalo la cadena y ya está.
—Yo no haría editoriales ni por todo el oro del mundo —dice Norwin—. Estás lejos de la noticia y el periodismo es noticia, Zavalita, convéncete. Me moriré en policiales, nomás. A propósito ¿se murió Carlitos?
—Sigue en la clínica, pero le darán de alta pronto —dice Santiago—. Jura que va a dejar el trago esta vez.
—¿Cierto que una noche al acostarse vio cucarachas y arañas? —dice Norwin.
—Levantó la sábana y se le vinieron encima miles de tarántulas, de ratones —dice Santiago—. Salió calato a la calle dando gritos.
Norwin se ríe y Santiago cierra los ojos: las casas de Chorrillos son cubos con rejas, cuevas agrietadas por temblores, en el interior hormiguean cachivaches y polvorientas viejecillas pútridas, en zapatillas, con várices. Una figurilla corre entre los cubos, sus alaridos estremecen la aceitosa madrugada y enfurecen a las hormigas, alacranes y escorpiones que la persiguen. La consolación por el alcohol, piensa, contra la muerte lenta los diablos azules. Estaba bien, Carlitos, uno se defendía del Perú como podía.
—El día menos pensado yo también me voy a encontrar a los bichitos —Norwin contempla su chilcano con curiosidad, sonríe a medias—. Pero no hay periodista abstemio, Zavalita. El trago inspira, convéncete.
El lustrabotas ha terminado con Norwin y ahora embetuna los zapatos de Santiago, silbando. ¿Cómo iban las cosas por Última Hora, qué se contaban esos bandoleros? Se quejaban de tu ingratitud, Zavalita, que viniera alguna vez a visitarlos, como antes. O sea que ahora tenías un montón de tiempo libre, Zavalita, ¿trabajabas en otro sitio?
—Leo, duermo siestas —dice Santiago—. Quizá me matricule otra vez en Derecho.
—Te alejas de la noticia y ya quieres un título —Norwin lo mira apenado—. La página editorial es el fin, Zavalita. Te recibirás de abogado, dejarás el periodismo. Ya te estoy viendo hecho un burgués.
—Acabo de cumplir treinta años —dice Santiago—. Tarde para volverme un burgués.
—¿Treinta, nada más? —Norwin queda pensativo—. Yo treinta y seis y parezco tu padre. La página policial lo muele a uno, convéncete.
Caras masculinas, ojos opacos y derrotados sobre las mesas del Bar Zela, manos que se alargan hacia ceniceros y vasos de cerveza. Qué fea era la gente aquí, Carlitos tenía razón. Piensa: ¿qué me pasa hoy? El lustrabotas espanta a manazos a dos perros que jadean entre las mesas.
—¿Hasta cuándo va a seguir la campaña de La Crónica contra la rabia? —dice Norwin—. Ya se ponen pesados, esta mañana le dedicaron otra página.
—Yo he hecho todos los editoriales contra la rabia —dice Santiago—. Bah, eso me fastidia menos que escribir sobre Cuba o Vietnam. Bueno, ya no hay cola, voy a tomar el colectivo.
—Vente a almorzar conmigo, te invito —dice Norwin—. Olvídate de tu mujer, Zavalita. Vamos a resucitar los buenos tiempos.
Cuyes ardientes y cerveza helada, el Rinconcito Cajamarquino de Bajo el Puente y el espectáculo de las vagas aguas del Rímac escurriéndose entre rocas color moco, el café terroso del Haití, la timba en casa de Milton, los chilcanos y la ducha en casa de Norwin, la apoteosis de medianoche en el bulín con Becerrita que conseguía rebajas, el sueño ácido y los mareos y las deudas del amanecer. Los buenos tiempos, puede que ahí.
—Ana ha hecho chupe de camarones y eso no me lo pierdo —dice Santiago—. Otro día, hermano.
—Le tienes miedo a tu mujer —dice Norwin—. Uy, qué jodido estás, Zavalita.
No por lo que tú creías, hermano. Norwin se empeña en pagar la cerveza, la lustrada, y se dan la mano. Santiago regresa al paradero, el colectivo que toma es un Chevrolet y tiene la radio encendida, Inca Kola refrescaba mejor, después un vals, ríos, quebradas, la veterana voz de Jesús Vásquez, era mi Perú. […]

Mario Vargas Llosa, Conversación en La Catedral, Uno, I (comienzo).

miércoles, 9 de abril de 2025

viernes, 4 de abril de 2025

Quinto Viernes de Cuaresma - Parecidos razonables 37

Fernando Ortiz, Cristo del Amor y Dolorosa (1756-71), Cofradía del Cristo del Amor y Ntra. Sra. de la Caridad, Santuario de la Victoria, Málaga, foto: Antonio Erena, 24.04.24
Francisco Palma Burgos, boceto para el Cristo del Amor (c. 1952) de Torredonjimeno (c. p., el proyecto incluía la Dolorosa que no se llegó a realizar), archivo Antonio Erena

miércoles, 2 de abril de 2025

Francisco de Paula

Francisco Antonio Ruiz Gijón, San Francisco de Paula (atrib., comienzos s. XVIII), santuario de Nuestra Señora de Consolación, Utrera, fuente: Utrera Digital

martes, 1 de abril de 2025

Brumas 11

Cernícalo ¿vulgar, primilla? (Falco tinnunculus y Falco naumanni) en la cornisa de la torre de la iglesia de San Pedro, Torredonjimeno, foto: Antonio Erena, 31.03.25