Giacomo Puccini (Lucca, 22.12.1858 - Bruselas, 29.11.1924), foto: Attilio Badoli, Milán, 1924, Archivo Histórico Ricordi |
Puccini Museum (página web dedicada al compositor y sus lugares en Lucca)
Archivio Storico Ricordi (página web)
Giacomo Puccini (Lucca, 22.12.1858 - Bruselas, 29.11.1924), foto: Attilio Badoli, Milán, 1924, Archivo Histórico Ricordi |
De arriba a abajo, David Zucker, Jerry Zucker y Jim Abrahams (Shorewood, 10.05.1944 - Santa Mónica, 26.11.2024) en Inglaterra el 22.06.86, fuente: Milwaukee Journal Sentinel (diario web) |
Felicidad Blanc (Madrid, 03.02.1913 - San Sebastián, 30.10.1990) en la finca familiar de Castrillo de las Piedras, León, fuente: El Mundo, 19.09.24 |
Felicidad Blanc en el parque del Retiro, Madrid, foto: José Sánchez Martínez, 31.12.1976, Archivo ABC |
Antonio Pappano (30.12.1959), fuente: Platea (revista online) 02.04.21 |
Las campanas de Santa María, (Bells of St. Mary´s), Leo McCarey, 1945 |
Vicente Blasco Ibáñez, Cañas y barro, ed. Prometeo, Valencia, 1902, fuente: Iberlibro |
Habían entrado en el lago, en la parte de la Albufera obstruida de carrizales e islas, donde había que navegar con cierto cuidado. El horizonte se ensanchaba. A un lado, la línea oscura y ondulada de los pinos de la Dehesa, que separa la Albufera del mar; la selva casi virgen, que se extiende leguas y leguas, donde pastan los toros feroces y viven en la sombra los grandes reptiles, que muy pocos ven, pero de los que se habla con terror durante las veladas. Al lado opuesto, la inmensa llanura de los arrozales perdiéndose en el horizonte por la parte de Sollana y Sueca, confundiéndose con las lejanas montañas. Al frente, los carrizales e isletas que ocultaban el lago libre, y por entre los cuales deslizábase la barca, hundiendo con la proa las plantas acuáticas, rozando su vela con las cañas que avanzaban de las orillas. Marañas de hierbas oscuras gelatinosas como viscosos tentáculos subían hasta la superficie, enredándose en la percha del barquero, y la vista sondeaba inútilmente la vegetación sombría e infecta, en cuyo seno pululaban las bestias del barro. Todos los ojos expresaban el mismo pensamiento: el que cayera allí, difícilmente saldría.
Vicente Blasco Ibáñez, Cañas y barro, ed. cit., p. 14.
Croqueta de Higuera (Embutidos Bujalance, S. L.), foto: Antonio Erena, 20.11.24 |
El lunes siguiente, día 10, este
empleado reconoce ante la coordinadora de la tienda, de forma voluntaria, que
había ingerido una croqueta sin pagarla. Esta le recuerda que la empresa
prohíbe consumir productos del establecimiento sin previo pago, aunque se vayan
a tirar a la basura. Ese mismo día, Mercadona le comunica el despido por causas
disciplinarias al considerar el hecho una falta “muy grave”, según su convenio
colectivo. El empleado llevaba 16 años en la empresa y tenía categoría de
gerente A tramo 5, con un sueldo de 2.058 euros mensuales. El finiquito fue de
944,38 euros.
El 15 de octubre pasado, la sala de
lo social Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Castilla-La Mancha sentenció
que se trató de un despido improcedente. Esta rechazó el recurso de Mercadona a
la decisión del juzgado de primera instancia, que se pronunció en ese mismo
sentido. El TSJ establece que la conducta imputada el trabajador no puede ser
constitutiva de una falta muy grave, y sí merecedora de una multa. Pero, “en
modo alguno”, la ingestión de una croqueta que se iba a tirar a la basura puede
provocar “la sanción más grave del mundo laboral como es el despido del
trabajador”. Confirma que la empresa debe readmitir al empleado o, en su
defecto, indemnizarle con cerca de 40.000 euros, aunque ante su decisión cabe
recurso de casación ante el Tribunal Supremo. A pregunta de este periódico, la
empresa confirma que no lo ha interpuesto y que pagará la indemnización.
Para llegar a esa conclusión, la
sala desgrana los distintos pasos que empleado y empresa dieron para el despido
del primero. Mercadona justifica que este era conocedor de que tenía prohibido
consumir productos del establecimiento sin pagarlos previamente. Ahí estriba el
motivo del despido. La empresa acusa a su trabajador de haber comido un blíster
entero de croquetas, cuyo precio era de 4,20 euros, lo que supone un “fraude,
deslealtad o abuso de confianza”, y un “robo, hurto o malversación” a la
empresa, lo que implica una falta muy grave según el convenio vigente a fecha
de los hechos. También invoca el artículo 54.2 d) del Estatuto de los
Trabajadores, que habla de “la transgresión de la buena fe contractual, así
como el abuso de confianza en el desempeño del trabajo”, para justificar el
despido disciplinario.
Buen comportamiento
Por su parte, el trabajador defiende
que no se ha vulnerado esa buena fe, en tanto que su conducta a lo largo de 16
años siempre fue correcta y que tenía “una alta valoración por la empresa”.
Reconoce que conocía todas las normas de la misma, pero que su vulneración
esporádica no podía constituir su despido por su buen comportamiento. Además,
apunta a que la empresa no le respetó su derecho de defensa, y que en ningún
momento ocultó el hecho.
La sentencia recoge que dos testigos
confirman que el empleado comió una croqueta, y no un blíster completo, como
decía la empresa. Esto, según la sala, “es un importante matiz”, al igual que
se tratase de un alimento situado “en el carro de productos destinados a rotura
o basura”. En paralelo, otros empleados reconocen que también habían consumido
de forma esporádica estos productos, sin que hubiese habido consecuencias
disciplinarias más allá de alguna advertencia.
El juzgado sentencia que la conducta
del empleado no puede considerarse fraudulenta, desleal o suponer un abuso de
confianza. Tampoco que la ingestión de la croqueta sea equiparable a un robo,
hurto o malversación, ya que la misma “no tiene ningún valor de mercado, ni
siquiera ínfimo, pues la misma destinada a basura no podía ser puesta en venta
al público”. Además, el hecho de que fuese una, y no un blíster entero, no es
baladí. La sentencia recoge que el convenio habla de “apropiación indebida de
productos”, en plural, y al ser solo una croqueta, “no concurre una apropiación
indebida”.
“El hecho es más simple: el demandante el 8 de julio a las 22 horas consume una croqueta del blíster destinado a basura, sin ocultación alguna, reconociendo tal hecho cuando es preguntado, siendo un hecho excepcional, puntual y esporádico, y conociendo la orden e instrucción de la empresa de su prohibición lo que a criterio de esta juzgadora constituye una falta grave del art. 33 B) 4″ del convenio de Mercadona. Es decir, una desobediencia que facultaría a Mercadona a sancionar a su empleado, pero no a despedirle, según el tribunal.
Javier García Ropero, «Despedido de Mercadona por comerse una croqueta: la justicia sentencia que es improcedente», El País, 18.11.24
Tréboles (Oxalis corniculata L.), foto: Antonio Erena, 15.11.24 |
Antonio Muñoz Molina, «Tareas de trastienda» (fragmento), El País, 16.11.24
Juan Rodríguez Jaldón, El entierro (1941), Ayuntamiento de Carmona, foto: Jl FilpoC, Wikimedia Commons |
Era derecho, adquirido en vida por el cofrade difunto, que las insignias asistieran a su entierro. Estas insignias iban precediendo la procesión funeral hasta la iglesia parroquial.
Se había introducido, con el tiempo, una corruptela, y es que se alquilaban tales insignias aun cuando el difunto no había sido cofrade. La módica cantidad que se cobraba por este alquiler iba a ingresar los fondos de la cofradía para atender sus gastos específicos.
Las insignias cofradieras eran portadas en el entierro generalmente por ancianos necesitados o tarados físicamente, a los que se les gratificaba con cierta cantidad de dinero, mayor o menor, según fuera el entierro a la iglesia parroquial, al límite de la población —llamado «las cuatro esquinas»— o al cementerio. Esto en muy pocos casos.
Este desfile de
hombres ancianos o tarados, mal trajeados, portando estandartes o gallardetes,
era una cosa deplorable que ha sido saludablemente suprimida en estos últimos
años.
Juan Pérez Floristán (Sevilla, 27.02.1993), foto: Noah Shaye |
Jimmy Somerville (Glasgow, 22.06.1961), fuente: Reddit |
Calle Rabadán, Torredonjimeno, foto: Antonio Erena, 13.11.24 |
Membrillos, foto: Antonio Erena, 08.11.24 |
Tiene el perfume de la amada y su misma dureza de corazón; pero tiene el color del amante apasionado y macilento.
Su palidez es un préstamo de mi palidez; su olor es el aliento de mi amiga.
Cuando se irguió fragante en la rama y las hojas le habían tejido manos de brocado,
extendí mi mano suavemente para cogerlo y colocarlo como pebetero en el centro de mi sala.
Tenía un vestido de pelusa cenicienta que revoloteaba sobre su liso cuerpo de oro.
Y cuando quedó desnudo en mi mano, sin más que su camisa de color narciso,
me hizo recordar a quien no puedo decir, y el ardor de mi aliento lo marchitó entre mis dedos.
Yaáfar al-Mushafi (siglo X), «El membrillo», en La cocina de al-Andalus, Inés Eléxpuru, Alianza Editorial. Madrid 1994.
Evgeny Kissin (Moscú, 10.10.1971), foto: Milan Bures |
Cuando el río crece (The River), Mark Rydell, 1984 |
Juliette Gréco (Montpellier, 07.02.1927 - Ramatuelle, 23.09.2020), fuente: Flickr |
Lápida romana de Cassia Montanilla, monasterio de Ntra. Sra. de la Piedad, Torredonjimeno, foto: Antonio Erena, 06.11.24 |
CASSIAE. A. F. MONTANILLAE
COLONIA AVG. GEM.
DECRETO DECVRION.
[Sac.]
Esta Señor Cura, es la piedra que yá he dicho, que tenía reservada, para en
llegando este caso; porque con ella se cierra, y corona el edificio á toda
perfección, sirviendo en su frontispicio, ó fachada principal, como un Escudo
de Armas, que indica sus excelencias y sus más antiguos timbres: Pues se halla
en Torreximeno diciendo publicamente, que tuvo esta ilustre Villa, no menos que
la de Martos, los honores de Colonia,
con su renombre Augusta, y dictado de
Gemela: que es la prueba mas fuerte y
eficaz, que se puede apetecer, de que las dos hacian una en tiempo de los Romanos,
de lo que se originó el plural Tucci Tuccorum,
con que los mismos Romanos la nombraban en su lengua, y que quando le añadieron
la excelencia de Colonia, le dieron el dictado de Gemela, para expresar la hermandad con que hallaron las dos Villas,
en cuya atención hicieron la Colonia de las dos, aunque están algo distantes
materialmente entre sí, que es puntualmente todo el concepto de mi idéa: por lo
que yá me parece que la tengo concluida, y sin que le falte cosa de quantas el
arte pide, desde el cimiento al remate.
Cur. No hay duda que lo estaria con esa ultima piedra, que pretende ponerle por remate, si le hubiera hecho las informaciones de no ser advenediza, sino original y propria del mismo Torreximeno; o que se halló en sitio fixo, que quite toda sospecha de que pudo ser llevada del mismo pueblo de Martos, quando se fundó el convento. Lo que es muy verisimil sucediese; yá porque no era difícil, atenta la inmediación que tienen los dos pueblos entre sí; y yá por la certeza que tenemos de que la Villa de Martos obtuvo los honores de Colonia con los renombres de Augusta Gemela, que son los que se ven en dicha Lapida; por lo que es muy verosimil que la lleváran de ella. Si esto sucedió así, como es de sospechar que sucedió, queda descoronillada enteramente su Obra; pues se le cae esa piedra sin poderse tener en su lugar.
Fray Alejandro del Barco, Las colonias gemelas, Imprenta de Blas Román, Madrid, 1788, ed. facsímil, Gráficas la Paz, Torredonjimeno, 1982, págs. 223 y 224.
Janine Jansen (Soest, Países Bajos, 07.01.1978), foto: Lukas Beck |
Taller de los Raxis, Angelito con máscara de calavera (Memento mori), retablo Mayor, iglesia de la Asunción, Priego de Córdoba, fuente: El Día de Córdoba (diario online), 31.10.22 |
Fotografía del sarcófago paleocristiano de Martos, Casa de Cultura Francisco Delicado, Martos, foto: Antonio Erena, 22.10.24 |
Leandro da Ponte Bassano, Sacrificio de Noé tras el diluvio (1575-1600), Academia de San Fernando, Madrid |
71El Señor dijo a Noé: «Entra en el arca con toda tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en tu generación. 2De cada animal puro toma siete parejas, macho y hembra; de los no puros, una pareja, macho y hembra; 3y lo mismo de los pájaros, siete parejas, macho y hembra, para que conserven la especie en la tierra. 4Dentro de siete días haré llover sobre la tierra durante cuarenta días con sus noches, y borraré de la superficie del suelo a todos los vivientes que he hecho». 5Noé hizo todo lo que le mandó el Señor. 6Tenía Noé seiscientos años cuando vino el diluvio a la tierra. 7Noé entró en el arca con sus hijos, su mujer y sus nueras, para librarse de las aguas del diluvio. 8 De los animales puros e impuros, de las aves y de todos los reptiles de la tierra, 9entraron con Noé en el arca de dos en dos, macho y hembra, como Dios había mandado a Noé. 10Pasados siete días, las aguas del diluvio cubrieron la tierra. 11En el año seiscientos de la vida de Noé, el día diecisiete del segundo mes, reventaron las fuentes del gran abismo y se abrieron las compuertas del cielo, 12y estuvo lloviendo sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches. 13Aquel mismo día entró Noé en el arca con sus hijos, Sem, Cam y Jafet, su mujer y sus tres nueras; 14y con ellos toda clase de fieras, de ganados, de reptiles, que se arrastran por la tierra, y de aves (pájaros y seres alados), según sus especies. 15Entraron con Noé en el arca parejas de todas las criaturas con aliento vital; 16de todas las criaturas entraron macho y hembra, como se lo había mandado Dios. Y tras él cerró el Señor la puerta. 17El diluvio duró cuarenta días sobre la tierra; el agua creció y levantó el arca, que se alzó por encima de la tierra. 18El agua se hinchaba y crecía mucho sobre la tierra y el arca flotaba sobre la superficie del agua. 19El agua se hinchaba más y más sobre la tierra, hasta cubrir las montañas más altas bajo el cielo; 20unos siete metros por encima subió el agua, cubriendo las montañas. 21Perecieron todas las criaturas que se movían en la tierra: aves, ganados, fieras y cuanto bullía sobre la tierra; y todos los hombres. 22Todo lo que exhalaba aliento de vida, todo cuanto existía en la tierra firme, murió. 23Así fueron exterminados todos los seres de la superficie del suelo, desde los hombres hasta los ganados, los reptiles y las aves del cielo; todos fueron exterminados de la tierra. Solo quedó Noé y los que estaban con él en el arca. 24Las aguas llenaron la tierra durante ciento cincuenta días.
81Entonces Dios se acordó de Noé, de todas las fieras y de todo el ganado que estaban con él en el arca; Dios hizo soplar el viento sobre la tierra y el agua comenzó a bajar. 2Se cerraron los manantiales del abismo y las compuertas del cielo, y cesó la lluvia del cielo. 3El agua se fue retirando poco a poco de la tierra y decreció, de modo que a los ciento cincuenta días, 4el día diecisiete del mes séptimo, el arca encalló sobre las montañas de Ararat. 5El agua continuó disminuyendo hasta el mes décimo, y el día primero de ese mes asomaron los picos de las montañas. 6Pasados cuarenta días, Noé abrió la claraboya que había hecho en el arca 7y soltó el cuervo, que estuvo saliendo y retornando hasta que se secó el agua en la tierra. 8Después soltó la paloma, para ver si había menguado el agua sobre la superficie del suelo. 9Pero la paloma no encontró donde posarse y volvió al arca, porque todavía había agua sobre la superficie de toda la tierra. Él alargó su mano, la agarró y la metió consigo en el arca. 10Esperó otros siete días y de nuevo soltó la paloma desde el arca. 11Al atardecer, la paloma volvió con una hoja verde de olivo en el pico. Noé comprendió que el agua había menguado sobre la tierra. 12Esperó todavía otros siete días y soltó la paloma, que ya no volvió. 13El año seiscientos uno, el día primero del mes primero se secó el agua en la tierra. Noé abrió la claraboya del arca, miró y vio que la superficie del suelo estaba seca. 14El día veintisiete del mes segundo la tierra estaba seca. 15Entonces dijo Dios a Noé: 16«Sal del arca con tu mujer, tus hijos y tus nueras. 17Haz salir también todos los animales que están contigo, todas las criaturas: aves, ganados y reptiles; que se muevan por la tierra, sean fecundos y se multipliquen en ella». 18Salió, pues, Noé con sus hijos, su mujer y sus nueras. 19También salieron del arca, por familias, todos los animales, todos los ganados, todas las aves y todos los reptiles que se mueven sobre la tierra. 20Noé construyó un altar al Señor, tomó animales y aves de toda especie pura y los ofreció en holocausto sobre el altar. 21El Señor olió el aroma que aplaca y se dijo: «No volveré a maldecir el suelo a causa del hombre, porque la tendencia del corazón humano es mala desde la juventud. No volveré a destruir a los vivientes como acabo de hacerlo. 22Mientras dure la tierra no han de faltar siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, día y noche».
91Dios bendijo a Noé y a sus hijos diciéndoles: «Sed fecundos, multiplicaos y llenad la tierra. 2Todos los animales de la tierra y todas las aves del cielo os temerán y os respetarán; todos los reptiles del suelo y todos los peces del mar están a vuestra disposición. 3Todo lo que vive y se mueve os servirá de alimento: os lo entrego todo, lo mismo que los vegetales. 4Pero no comáis carne con sangre, que es su vida. 5Pediré cuentas de vuestra sangre, que es vuestra vida; se las pediré a cualquier animal. Y al hombre le pediré cuentas de la vida de su hermano. 6Quien derrame la sangre de un hombre, por otro hombre será su sangre derramada; porque a imagen de Dios hizo él al hombre. 7Vosotros sed fecundos y multiplicaos, moveos por la tierra y dominadla». 8Dios dijo a Noé y a sus hijos: 9«Yo establezco mi alianza con vosotros y con vuestros descendientes, 10con todos los animales que os acompañan, aves, ganados y fieras, con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. 11Establezco, pues, mi alianza con vosotros: el diluvio no volverá a destruir criatura alguna ni habrá otro diluvio que devaste la tierra». 12Y Dios añadió: «Esta es la señal de la alianza que establezco con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las generaciones: 13pondré mi arco en el cielo, como señal de mi alianza con la tierra. 14Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco 15y recordaré mi alianza con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir a los vivientes. 16Aparecerá el arco en las nubes, y al verlo recordaré la alianza perpetua entre Dios y todos los seres vivientes, todas las criaturas que existen sobre la tierra». 17Aún dijo Dios a Noé: «Esta es la señal de la alianza que establezco con toda criatura que existe en la tierra». 18Los hijos de Noé que salieron del arca fueron Sem, Cam y Jafet.
Sagrada Biblia, Génesis, 6:5 – 9:18, versión oficial de la Conferencia Episcopal Española, Editorial BAC
Íñigo Errejón (Madrid, 14 de diciembre de 1983), fuente: Diario de Mallorca, 25.09.19 |
Se me atragantó siempre la cursilería, pero al principio me convenció la informalidad. Cuando vi a tanto rancio cabreado por los pelos, las pintas y los modales de los nuevos diputados, estos me cayeron simpatiquísimos, y sentí que aireaban las moquetas de una democracia que hedía a moho por muchos rincones.
Una década después, la caída del último de aquellos ídolos —instalado en la casta, inmerso en los usos y costumbres noctívagas de la élite cortesana, abrazando los vicios morales que vino a liquidar— subraya el final catastrófico de la aventura. Al margen del recorrido penal que pueda tener el caso, el derrumbamiento es moral, porque moral fue siempre su bandera. Íñigo Errejón es el símbolo de un fracaso mayúsculo: quisieron reformar la sociedad, pero no fueron capaces ni de reformarse a sí mismos.
El hundimiento va mucho más allá de una contradicción mal cabalgada. De los últimos 10 años, la izquierda adanista ha cogobernado la mitad, sin contar su amplio poder autonómico y municipal (ya desaparecido). En ese tiempo, la mayoría de los males que venían a sanar, a sajar o a paliar siguen igual o peor. Vivimos en un país más desigual, con una juventud más empobrecida y sin vivienda y con un Estado social más débil en lo más sensible, como la sanidad o la educación. La reforma laboral fue un chiste que mantuvo lo esencial de la del PP. Los avances en derechos civiles han estado acompañados de ruido y chapuzas que los han malogrado en parte y muchos movimientos sociales se han evaporado (¿alguien se acuerda de Stop Desahucios o de las mareas?). Como consecuencia, el espacio a la izquierda del PSOE, que representa a una parte importante de la población española, se ha quedado yermo y devastado sin apenas intervención de sus enemigos: complacidos y asombrados, estos han visto cómo los propios dirigentes de las sucesivas organizaciones lo arrasaban. El caso Errejón es tan solo la moraleja de una fábula tristísima.
Sergio del Molino, «Errejón como moraleja», El País, 30.10.24