miércoles, 31 de julio de 2019

Playa

Antonio, Marta y Carlos en Fuengirola, agosto 1963
Foto: Andrés Erena López
   A Federico García Lorca

Las barcas de dos en dos,
como sandalias del viento
puestas a secar al sol.

Yo y mi sombra, ángulo recto.
Yo y mi sombra, libro abierto.

Sobre la arena tendido
como despojo del mar
se encuentra un niño dormido.

Yo y mi sombra, ángulo recto.
Yo y mi sombra, libro abierto.

Y más allá, pescadores
tirando de las maromas
amarillas y salobres.

Yo y mi sombra, ángulo recto.
Yo y mi sombra, libro abierto.

Manuel Altolaguirre, «Playa», Las islas invitadas y otros poemas (1926)

Vine a la mar dudando si estaría
donde yo la dejé: junto a la raya
donde la espuma eventual acalla
su antigua discusión con la bahía.

Llegué a la mar. Estaba todavía.
Ella lo mismo y yo distinto. Vaya
una cosa por otra y, por la playa,
vayan las dos en busca de aquel día.

Vine a la mar y me encontré en la arena
—niño llevando cubos a la pena
y palas a la orilla del verano—.

Me hice a la mar, estando hecho al recuerdo,
por perderme otra vez como me pierdo
junto al que fui, cogidos de la mano.

Manuel Alcántara, Vuelta a la mar de Málaga (Rincón de la Victoria) (1928)

Bajo mi cama estáis, conchas, algas, arenas:
comienza vuestro frío donde acaban mis sábanas.
Rozaría una jábega con descolgar los brazos
y su red tendería al palo de mesana
de este lecho flotante entre ataúd y tina.
Cuando cierro los ojos, se me cubren de escamas.
Cuando cierro los ojos, el viento del Estrecho
pone olor de Guinea en la ropa mojada,
pone sal en un cesto de flores y racimos
de uvas verdes y negras encima de mi almohada,
pone henchido el insomnio y en un larguero entonces
me siento con mi sueño a ver pasar el agua.

María Victoria Atencia, Mar (1931)

martes, 30 de julio de 2019

Nihilismo

Jean-Léon Gérôme, Diógenes, The Walters Art Museum
"All our French poets can turn an inspired line;
who has written six passable in sequence?"
said Valery. That was a happy day for Satan...
I want words meat-hooked from the living steer,
but a cold flame of tinfoil licks the metal log,
beautiful unchanging fire of childhood
betraying a monotony of vision...
Life by definition breeds on change,
each season we scrap new cars and wars and women.
But sometimes when I am ill or delicate,
the pinched flame of my match turns unchanging green,
a cornstalk in green tails and seeded tassel...
A nihilist wants to live in the world as is,
and yet gaze the everlasting hills to rubble.
 
«Todos nuestros poetas franceses pueden entregar una línea inspirada;
¿quién ha escrito seis pasables seguidas?»
—dijo Valéry. Ése fue un día feliz para Satán.
Yo quiero palabras enganchadas del buey vivo,
pero una llama fría de papel de estaño lame el tronco de metal,
bello fuego inmutable de la infancia
traicionando una visión monótona...
La vida, por definición, se alimenta del cambio,
cada temporada desechamos autos nuevos y guerras y mujeres.
Pero, a veces, cuando estoy enfermo o delicado,
la apretada llama de mi fósforo se vuelve verde constante,
un tallo de maíz con colas verdes y sembrados flecos...
Un nihilista quiere vivir en el mundo como es,
y, sin embargo, contemplar las eternas colinas en escombros.
 
Robert Lowell, “The Nihilist as Hero” («El nihilista como héroe»),
de Notebook, trad.: Antonio Erena

viernes, 26 de julio de 2019

Música popular 95

Jorge Drexler (21.09.1964)
Todo se transforma (vídeo)

Camino por Madrid en tu compañía
Mi mano en tu cintura
Copiando a tu mano en la cintura mía
A paso lento, como bostezando
Como quien besa el barrio al irlo pisando
Como quien sabe que cuenta con la tarde entera
Sin nada más que hacer que acariciar aceras

Y sin planearlo tú acaso
Como quien sin quererlo va y lo hace
Te vi cambiar tu paso hasta ponerlo en fase
En la misma fase que mi propio paso, oh, oh
Ir y venir, seguir y guiar, dar y tener, entrar y salir de fase
Amar la trama más que el desenlace
Amar la trama más que el desenlace

Fue un salto ínfimo, disimulado
Un mínimo cambio de ritmo apenas
Un paso cambiado y dos cuerdas que resuenan
Como un mismo número en distintos lados
O el paso exacto de los soldados
Como dos focos intermitentes
Súbitamente así sincronizados

Dos paseantes distraídos
Han conseguido que el reloj de arena
De la pena pare, que se despedace
Y así seguir el rumbo que el viento trace
Ir y venir, seguir y guiar, dar y tener, entrar y salir de fase
Amar la trama más que el desenlace
Amar la trama más que el desenlace

Por ahí como en un film de Éric Rohmer
Sin esperar que algo pase
Amar la trama más que el desenlace
Amar la trama más que el desenlace
Amar la trama más que el desenlace
Amar la trama más que el desenlace
Camino por Madrid en tu compañía...

Jorge Drexler, La trama y el desenlace

martes, 23 de julio de 2019

Establecimientos 16

Cervecería Versalles, rua dos Ferradores, Betanzos
Foto: Xavier de Paz, 15.07.19
Under the greenwood tree
Who loves to lie with me,
And turn his merry note
Unto the sweet bird's throat,
Come hither, come hither, come hither:
Here shall he see
No enemy
But winter and rough weather.

Who doth ambition shun,
And loves to live i' the sun,
Seeking the food he eats,
And pleas'd with what he gets,
Come hither, come hither, come hither:
Here shall he see
No enemy
But winter and rough weather.


Bajo el árbol del bosque
quien quiera descansar conmigo,
y ascienda su alegre nota
hasta la garganta del dulce pájaro:
«Ven aquí, ven aquí, ven aquí»;
aquí no encontrará
ningún enemigo,
salvo el invierno y el áspero clima.

Quien evita la ambición
y ama vivir bajo el sol,
buscando el alimento que come
y agradecido con lo que obtiene:
«Ven aquí, ven aquí, ven aquí»;
aquí no encontrará
ningún enemigo,
salvo el invierno y el áspero clima.

William Shakespeare,
«Under the Greenwood Tree» (canción),
As You Like It (Como gustéis)
(trad.: Antonio Erena)

lunes, 22 de julio de 2019

Estío

Francisco, Paco y Antonio en la burra María Luisa, actual carretera A-321, km 15, Torredonjimeno
Foto: Andrés Erena, verano 1962
I

I see the boys of summer in their ruin
Lay the gold tithings barren,
Setting no store by harvest, freeze the soils;
Theire in their heat the winter floods
Of frozen loves they fetch their girls,
And drown the cargoed apples in their tides.

These boys of light are curdlers in their folly,
Sour the boiling honey;
The jacks of frost they finger in the hives;
There in the sun the frigid threads
Of doubt and dark they feed their nerves;
The signal moon is zero in their voids.

I see the summer children in their mothers
Split up the brawned womb's weathers,
Divide the night and day with fairy thumbs;
There in the deep with quartered shades
Of sun and moon they paint their dams
As sunlight paints the shelling of their heads.
I see that from these boys shall men of nothing
Stature by seedy shifting,
Or lame the air with leaping from its hearts;
There from their hearts the dogdayed pulse
Of love and light bursts in their throats.
O see the pulse of summer in the ice.

II

But seasons must be challenged or they totter
Into a chiming quarter
Where, punctual as death, we ring the stars;
There, in his night, the black-tongued bells
The sleepy man of winter pulls,
Nor blows back moon-and-midnight as she blows.
We are the dark deniers, let us summon
Death from a summer woman,
A muscling life from lovers in their cramp,
From the fair dead who flush the sea
The bright-eyed worm on Davy's lamp,
And from the planted womb the man of straw.

We summer boys in this four-winded spinning,
Green of the seaweed's iron,
Hold up the noisy sea and drop her birds,
Pick the world's ball of wave and froth
To choke the deserts with her tides,
And comb the county gardens for a wreath.

In spring we cross our foreheads with the holly,
Heigh ho the blood and berry,
And nail the merry squires to the trees;
Here love's damp muscle dries and dies,
Here break a kiss in no love's quarry.
O see the poles of promise in the boys.

III

I see the boys of summer in their ruin.
Man in his maggot's barren.
And boys are full and foreign in the pouch.
I am the man your father was.
We are the sons of flint and pitch.
O see the poles are kissing as they cross.


I

Veo a los muchachos del verano en su ruina
convertir en eriales los dorados rastrojos,
desdeñar las cosechas y congelar los suelos;
y allí, en su ardor, el invernal diluvio
de amores escarchados, persiguen a las niñas,
y echan en sus mareas los sacos de manzanas.

Los muchachos de luz en su locura, coagulan lo que tocan,
agrian la miel hirviente;
hurguetean los muñecos de escarcha en las colmenas;
allí en el sol, frígidas hebras
de oscuridad y duda, ellos nutren sus nervios
y el signo de la luna, nada es en sus vacíos.

Veo a los muchachos del verano en el vientre materno
rasgar hacia la luz la atmósfera del útero,
dividir noche y día con pulgares de duende;
allí, desde lo hondo, con sombras seccionadas
de sol y luna ellos pintan sus dársenas
mientras les pinta el sol los cascos de la frente.

Sé que de estos muchachos han de surgir hombres de nada
hechos por la transformación de las semillas,
o han de lisiar el aire saltando de sus llamas,
desde sus corazones, cuando el pulso candente
del amor y la luz estalle en sus gargantas.
Oh, ved el pulso del verano en el hielo.

II

Pero las estaciones deben ser desafiadas o se tambalearán
en algún cuarto de hora repicante
donde, como una puntual muerte hacemos tintinear las estrellas;
esa noche en que el invierno soñoliento
les tira de la negra lengua a las campanas
y no se atreven a chistar siquiera
los vientos de la luna y de la medianoche.

Somos los oscuros negadores, exorcicemos a la muerte
en la mujer colmada de verano,
arrojemos la vida musculosa de los amantes que se crispan,
y de los muertos limpios que hace fluir el mar,
echemos al gusano de ojos brillantes en la linterna de Davy,
y del vientre preñado quitemos el muñeco de paja.

Nosotros, muchachos del verano en esta red de cuatro vientos,
verdes por el hierro de las algas,
levantemos al bullicioso mar y arrojemos sus pájaros,
alcemos la bola del mundo llena de olas y espuma
para ahogar los desiertos con sus mareas
y trenzar los jardines del condado.

En primavera ornamentamos nuestra frente.
Vivan las bayas y la sangre,
y crucificamos a los alegres señores en los árboles;
aquí el húmedo músculo del amor se aja y muere,
aquí estalla un beso en una cantera sin amor.
Oh, ved en los muchachos los polos de la promesa.

III

Yo os veo, muchachos del verano, en vuestra ruina.
El hombre en el desierto de su larva.
Y los muchachos son plenos y ajenos en la bolsa.
Soy el hombre que vuestro padre fue.
Somos hijos del pedernal y de la brea.
Oh, ved cómo se besan los polos que se cruzan.

Dylan Thomas, «I see the boys of summer», 18 Poems
Trad. Elizabeth Azcona Cranwell

lunes, 15 de julio de 2019

lunes, 8 de julio de 2019

domingo, 7 de julio de 2019

Manada

El encierro del 7.07.68, fuente: Diario de Navarra
Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle con un fruto.

Como el toro lo encuentra diminuto
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como el toro a tu amor se lo disputo.

Como el toro me crezco en el castigo,
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.

Como el toro te sigo y te persigo,
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.

Miguel Hernández, El rayo que no cesa

miércoles, 3 de julio de 2019

Perritos 28

Jean-Étienne Liotard, Retrato de María Federica van Reede-Athlone a los siete años de edad
Museo J. Paul Getty, Los Ángeles