Grabado con el retrato de Lope de Vega en La hermosura de Angélica, 1602 |
A
Por tu vida, Lopillo,
que me borres
las diez y nueve torres del escudo,
porque, aunque todas son de viento, dudo
que tengas viento para tantas torres.
las diez y nueve torres del escudo,
porque, aunque todas son de viento, dudo
que tengas viento para tantas torres.
¡Válgame los de
Arcadia! ¿No te corres
armar de un pavés noble a un pastor rudo?
¡Oh tronco de Micol, Nabal barbudo!
¡Oh brazos Leganeses y Vinorres!
armar de un pavés noble a un pastor rudo?
¡Oh tronco de Micol, Nabal barbudo!
¡Oh brazos Leganeses y Vinorres!
No le dejéis en el
blasón almena.
Vuelva a su oficio, y al rocín alado
en el teatro sáquenle los reznos.
Vuelva a su oficio, y al rocín alado
en el teatro sáquenle los reznos.
No fabrique más
torres sobre arena,
si no es que ya, segunda vez casado,
nos quiere hacer torres los torreznos.
(Atribuído a Góngora)
si no es que ya, segunda vez casado,
nos quiere hacer torres los torreznos.
(Atribuído a Góngora)
La juventud de Cervantes: Una vida en construcción
A todo esto no respondió Sancho,
porque dormía, ni despertara tan presto si don Quijote con el cuento de la
lanza no le hiciere volver en sí. Despertó, en fin, soñoliento y perezoso,
y volviendo el rostro a todas partes dijo:
—De la parte desta enramada, si
no me engaño, sale un tufo y olor harto más de torreznos asados que de juncos y
tomillos: bodas que por tales olores comienzan, para mi santiguada que
deben de ser abundantes y generosas.
—Acaba, glotón —dijo don
Quijote—: ven, iremos a ver estos desposorios, por ver lo que hace el desdeñado
Basilio.
Don Quijote, Segunda parte, Cap. XX (Bodas de Camacho)
Don Quijote, Segunda parte, Cap. XX (Bodas de Camacho)
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