martes, 23 de octubre de 2018

jueves, 18 de octubre de 2018

Raudales

Jaén, tapa de arqueta de agua, calle Los Peñas, foto: Antonio Erena, 15.10.18
Ciudad de los raudales que has escrito tu nombre sobre las aguas de una ciénaga. Unos te llamaron “Todavía no”, otros “Ya no”, pero ninguna de tus calles supo jamás si sus recuerdos eran algo más que estos despojos. Hoy tampoco quisiera, aun mirándote, ver tu belleza arrasada. Portillo, Arco del Consuelo, Callejón de la Mona, Maestra, Juego de Pelota, Llana, Compañía, Los Muertos, Espiga, Colegio, Campanas, Cuesta del Obispo, Callejón de la Tortuga: tu gente habla el idioma de quienes nunca dejaron de huir porque los detuvo su aislamiento o el ángel de las fondas. Radios partidos, cubos de mugre, calles cuyos portales olieron a lejía porque llevan al altozano de la iglesia, a una plaza que tiene nombre de madre. Ten piedad contigo misma, plaza que desoíste arengas, murmuraciones, escrituras que nunca avalaron las notarías ni el linotipista de los bandos. Ven hasta quienes heredamos la amortización de la sangre, emancipa ya el tiempo de tu historia, fija tu naturaleza en el espacio, sentencia que la intemporalidad del infinito se haga presente en tu retablo de roca pulida por la niebla de este invierno, aposento de tu transparencia geológica. Amor te lo manda, tan temeroso de Dios como de la estupidez de la plebe, desde el altavoz de la noche en manos de la graja.
Juan Manuel Molina Damiani, "Hospedería", diario Jaén, 16.03.18

miércoles, 17 de octubre de 2018

Lecturas 5

Miguel Ramón Zapater, Císter Militante en la Campaña de la Iglesia contra la Sarracena furia.
Historia General de las Ilustrísimas, Ínclitas y Nobilísimas Cavallerías
del Templo de Salomón, Calatrava, Alcántara, Avís, Montesa y Christo

Agustín Vergés, Zaragoza, 1662

martes, 16 de octubre de 2018

Senderos



Córdoba, jardines del palacio de Orive o de los Villalones, fotos: Antonio Erena (5.10.18)

En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras; en la del casi inextricable Ts'ui Pên, opta—simultáneamente—por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también, proliferan y se bifurcan. De ahí las contradicciones de la novela. Fang, digamos, tiene un secreto; un desconocido llama a su puerta; Fang resuelve matarlo. Naturalmente, hay varios desenlaces posibles: Fang puede matar al intruso, el intruso puede matar a Fang, ambos pueden salvarse, ambos pueden morir, etcétera. En la obra de Ts'ui Pên, todos los desenlaces ocurren; cada uno es el punto de partida de otras bifurcaciones. Alguna vez, los senderos de ese laberinto convergen; por ejemplo, usted llega a esta casa, pero en uno de los pasados posibles usted es mi enemigo, en otro mi amigo. Si se resigna usted a mi pronunciación incurable, leeremos unas páginas. 
Jorge Luis Borges,
El jardín de senderos que se bifurcan,
de Ficciones (fragmento)