Atardecer en los molinos de Consuegra Foto: José Joaquín Quesada, 4.09.22 |
En una tarde clara
y amplia como el hastío,
cuando su lanza
tórrida blande el viejo verano,
copiaban el
fantasma de un triste sueño mío
mil sombras en
teoría y enhiestas sobre el llano.
La gloria del ocaso
era un purpúreo espejo,
era un cristal de
llamas, que al infinito viejo
iba arrojando el
triste soñar en la llanura...
Y yo sentí la
espuela sonora de mi paso
repercutir lejana
en el sangriento ocaso,
y aun más allá, la
alegre canción de un alba pura.
Antonio Machado, «Horizonte», de Soledades
(1903)
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