Abel Caballero, alcalde de Vigo Foto: Rosa González (El Mundo, 3.08.22) |
As bolas de sabão que esta criança
Se entretém a largar de uma palhinha
São translucidamente uma filosofia toda.
Claras, inúteis e passageiras como a Natureza,
Amigas dos olhos como as coisas,
São aquilo que são
Com uma precisão redondinha e aérea,
E ninguém, nem mesmo a criança que as deixa,
Pretende que elas são mais do que parecem ser.
Algumas mal se vêem no ar lúcido.
São como a brisa que passa e mal toca nas flores
E que só sabemos que passa
Porque qualquer coisa se aligeira em nós
E aceita tudo mais nitidamente.
Las pompas de jabón que este niño
se entretiene en soltar de una pajita
son traslúcidamente una filosofía toda.
Claras, inútiles y pasajeras como la naturaleza,
amigas de los ojos como las cosas,
son aquello que son
con una precisión redondita y aérea,
y nadie, ni el mismo niño que las deja,
pretende que sean más de lo que parecen ser.
Algunas mal se ven en el aire lúcido.
Son como la brisa que pasa y apenas toca las flores
y que solo sabemos que pasa
porque alguna cosa se ilumina en nosotros
y acepta todo más nítidamente.
Fernando Pessoa, «Las pompas de jabón que este niño», Alberto Caeiro, El guardador de rebaños, XXV, trad.: Antonio Erena
Se entretém a largar de uma palhinha
São translucidamente uma filosofia toda.
Claras, inúteis e passageiras como a Natureza,
Amigas dos olhos como as coisas,
São aquilo que são
Com uma precisão redondinha e aérea,
E ninguém, nem mesmo a criança que as deixa,
Pretende que elas são mais do que parecem ser.
Algumas mal se vêem no ar lúcido.
São como a brisa que passa e mal toca nas flores
E que só sabemos que passa
Porque qualquer coisa se aligeira em nós
E aceita tudo mais nitidamente.
Las pompas de jabón que este niño
se entretiene en soltar de una pajita
son traslúcidamente una filosofía toda.
Claras, inútiles y pasajeras como la naturaleza,
amigas de los ojos como las cosas,
son aquello que son
con una precisión redondita y aérea,
y nadie, ni el mismo niño que las deja,
pretende que sean más de lo que parecen ser.
Algunas mal se ven en el aire lúcido.
Son como la brisa que pasa y apenas toca las flores
y que solo sabemos que pasa
porque alguna cosa se ilumina en nosotros
y acepta todo más nítidamente.
Fernando Pessoa, «Las pompas de jabón que este niño», Alberto Caeiro, El guardador de rebaños, XXV, trad.: Antonio Erena
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