Venta de la Inés o del Alcalde y su actual propietario Felipe Ferreiro, Almodóvar del Campo, Ciudad Real Fuente: lacomarcadepuertollano.com |
En la venta del Molinillo, que
está puesta en los fines de los famosos campos de Alcudia, como vamos de
Castilla a la Andalucía ,
un día de los calurosos del verano, se hallaron en ella acaso dos muchachos de
hasta edad de catorce a quince años: el uno ni el otro no pasaban de diez y
siete; ambos de buena gracia, pero muy descosidos, rotos y maltratados; capa,
no la tenían; los calzones eran de lienzo y las medias de carne. Bien es verdad
que lo enmendaban los zapatos, porque los del uno eran alpargates, tan traídos
como llevados, y los del otro picados y sin suelas, de manera que más le
servían de cormas que de zapatos. Traía el uno montera verde de cazador, el
otro un sombrero sin toquilla, bajo de copa y ancho de falda. A la espalda y
ceñida por los pechos, traía el uno una camisa de color de camuza, encerrada y
recogida toda en una manga; el otro venía escueto y sin alforjas, puesto que en
el seno se le parecía un gran bulto, que, a lo que después pareció, era un
cuello de los que llaman valones, almidonado con grasa, y tan deshilado de
roto, que todo parecía hilachas. Venían en él envueltos y guardados unos naipes
de figura ovada, porque de ejercitarlos se les habían gastado las puntas, y
porque durasen más se las cercenaron y los dejaron de aquel talle. Estaban los
dos quemados del sol, las uñas caireladas y las manos no muy limpias; el uno
tenía una media espada, y el otro un cuchillo de cachas amarillas, que los
suelen llamar vaqueros.
Saliéronse los
dos a sestear en un portal, o cobertizo, que delante de la venta se hace; y,
sentándose frontero el uno del otro, el que parecía de más edad dijo al más
pequeño:
-¿De qué
tierra es vuesa merced, señor gentilhombre, y para adónde bueno camina?
-Mi tierra,
señor caballero -respondió el preguntado-, no la sé, ni para dónde camino,
tampoco.
-Pues en
verdad -dijo el mayor- que no parece vuesa merced del cielo, y que éste no es
lugar para hacer su asiento en él; que por fuerza se ha de pasar adelante.
-Así es
-respondió el mediano-, pero yo he dicho verdad en lo que he dicho, porque mi
tierra no es mía, pues no tengo en ella más de un padre que no me tiene por
hijo y una madrastra que me trata como alnado; el camino que llevo es a la
ventura, y allí le daría fin donde hallase quien me diese lo necesario para pasar
esta miserable vida.
Cervantes, Rinconete y Cortadillo (comienzo)
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